martes, 19 de noviembre de 2024

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO B 2024

EXAMEN DE CONCIENCIA - Solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. B 24 de noviembre de 2024

  

EL REINO Y EL MUNDO

  “Mi reino no es de este mundo”  

(Jn 18,36) 

1.      Si el reino de Jesús no es de este mundo ¿por qué suscita tantas suspicacias entre los poderosos?

2.      ¿Por qué en tatas ocasiones los poderes de este mundo han pretendido identificarse con el reino de Jesucristo?

3.      Los que decimos creer en Jesús ¿no caemos a veces en la tentación de pretender puestos de honor en su reino?

4.      ¿Qué significa para nosotros decir con la oración de Jesús: “Venga a nosotros tu reino”?

5.      Si el reino de Jesús no es de este mundo, ¿no parecerá que sus seguidores vivimos desinteresados de los problemas y dolores de esta tierra?

6.      ¿Qué implica vivir los valores del reino de Cristo y, sin embargo, no aceptar los pretendidos valores del mundo? 

7.      ¿Qué puedo y debo hacer yo personalmente para aceptar el señorío de Jesucristo en mi vida?

                                                                             José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. B 24 de noviembre de 2024

 

EL REINO DE LA VERDAD

“Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él” (Dn 7,13). Ese hijo de hombre recibe el dominio sobre todos los pueblos de la tierra. Un señorío que no tendrá fin. Frente al poder de las bestias, mencionadas por el profeta, recibirán la corona del triunfo los santos que den testimonio de su fe hasta el martirio. 

En esa profecía de Daniel se anunciaba a un mesías, cuyo poder no nacería de su fuerza, sino de la elección del mismo Dios. Gracias a él dominaría a los poderes del mundo.

A esa promesa, podemos responder nosotros con  el salmo responsorial: “El Señor reina, vestido de majestad; el Señor, vestido y ceñido de poder” (Sal 92,1).

Haciéndose eco de la profecía de Daniel, también el Apocalipsis ve llegar a  Jesucristo en las nubes del cielo. El Primogénito de entre los muertos y Príncipe de los reyes de la tierra,  ha sido traspasado para librar a los hombres de sus pecados (Ap 1,5-8).

UN REINO QUE NO ES DE ESTE MUNDO

En esta fiesta de Jesucristo Rey del universo, el evangelio recuerda el diálogo que Pilato mantiene con Jesús para averiguar qué tipo de realeza se atribuye aquel judío que han traído hasta su tribunal (Jn 18,33-37).

Jesús dirige a Pilato una frase que sin duda sería desconcertante: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.

• “Mi reino no es de este mundo”. En un cierto sentido, la fe aleja a los creyentes de las realidades de esta tierra. El Reino de Jesucristo se encuentra en esta tierra, pero no es de esta tierra. Los discípulos del Señor amamos este mundo con sinceridad y responsabilidad, con libertad y con alegría, pero no podemos aceptar los criterios de la  mundanidad.

• “Mi reino no es de aquí”. Es evidente que el mensaje de Jesús no se impone por la fuerza. Jesús reprendió a Simón Pedro por pretender defenderlo con la espada (Jn 18,10). No pertenecen al reino de Jesús los que tratan de imponer la verdad por medio de la violencia o de la coacción. O por otros medios que parecen inocentes, como el interés personal.

LA VERDAD Y LA VOLUNTAD DE DIOS

En realidad, al procurador de Roma solo le interesa mantener la calma en aquella tierra. Pero Jesús se limita a declarar que él ha venido al mundo para ser testigo de la verdad.

• Como todos los poderosos, Poncio Pilato no sabe qué es la verdad ni le interesa saberlo. Seguramente tampoco sabe lo que significa ser testigo, que en griego se llamaba “mártir”. 

• En el contexto de la última cena, ante una pregunta del apóstol Tomás, Jesús se había definido como el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).

• Y ahora añade que “todo el que es de la verdad escucha su voz” (Jn 18,37). Así que su reino no se impone por las armas y por la violencia. A su reino pertenecían y pertenecen los que identifican la verdad con la voluntad de Dios.  

- Señor Jesús, tú nos enseñante a pedir al Padre celestial que se haga su voluntad para que venga a nosotros su reino. Nosotros sabemos y proclamamos que el tuyo es el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y de la paz. Que el testimonio de tu vida y la luz de tu palabra nos ayuden a vivir y proclamar la gracia y la grandeza de ese reino, que está ya entre nosotros. Amén.

                                                                                    José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 23 de noviembre de 2024


EL CAMINO Y EL CANSANCIO

En el cuarto domingo de noviembre se celebra la Jornada Mundial de la Juventud. El papa Francisco ha encabezado este año 2024 su mensaje con esta frase: “Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse” (cf. Is 40,31).  Y ha querido subrayar el caminar y el cansancio. He aquí algunas ideas suyas:

1. Nuestra vida es una peregrinación, un viaje que nos impulsa más allá de nosotros mismos, un camino en búsqueda de la felicidad. La vida cristiana es una peregrinación hacia Dios, nuestra salvación y plenitud de todo bien.

2. Las metas, las conquistas y los éxitos a lo largo del camino, si se quedan solo en el ámbito material, después de un primer momento de satisfacción nos dejan aún sedientos, deseosos de un sentido más profundo.  

3. Es normal que sintamos el cansancio, al que a veces se une el hastío o apatía e insatisfacción de quien no se involucra en nada, no se decide, no elige, nunca arriesga y prefiere permanecer en su zona de confort.  

4. La solución al cansancio no es detenerse, sino ponerse en camino y volverse peregrinos de esperanza. La esperanza vence todo cansancio, toda crisis y toda ansiedad, dándonos una fuerte motivación para seguir adelante, porque esta esperanza es un regalo que recibimos de Dios.  

5. Los que han recibido el don de la fe, tienen momentos felices en los que Dios está presente y cercano, y otros momentos en los que se experimenta la soledad.  Estos tiempos de crisis no son perdidos o inútiles, sino que pueden transformarse en ocasiones importantes para crecer.  

6. En los inevitables momentos de fatiga que acompañan nuestra peregrinación por este mundo, aprendamos a descansar como Jesús y en Jesús. Todo cansancio interior puede encontrar alivio en el Señor.   

7. Queridos jóvenes, les invito a ponerse en camino, a descubrir la vida, tras las huellas del amor, en busca del rostro de Dios. Pero les recomiendo esto: no se pongan en camino como simples turistas, sino como peregrinos.  

8. Preparémonos todos para el Año Jubilar. Que la peregrinación jubilar se convierta para cada uno de nosotros en un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, “puerta” de salvación. Los exhorto a vivir la peregrinación con tres actitudes fundamentales: el agradecimiento, la búsqueda y el arrepentimiento,  

9. La columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro evoca los brazos abiertos de la Iglesia, nuestra madre, que acoge a todos sus hijos. En este Año Santo de la Esperanza, podemos experimentar el abrazo del Dios misericordioso.

10. Y todos nosotros podemos mantener los brazos abiertos para acoger a los demás con una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito, para ser incansables misioneros de la alegría.

                                                               José-Román Flecha Andrés

martes, 12 de noviembre de 2024

DOMINGO 33º TIEMPO ORDINARIO B 2024

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 33º del Tiempo Ordinario. B 17 de noviembre de 2024

 

LOS ASTROS Y LA PALABRA

“El cielo y la tierra pasarán,

pero mis palabras no pasarán”

 (Mc 13,31) 

1.      En el evangelio Jesús anuncia la caída de los astros, a los que muchas gentes han adorado a lo largo de los siglos. ¿Cuáles son hoy esos astros?

2.      Si todos los imperios han caído, ¿por qué los poderosos de este mundo pretenden permanecer para siempre en el poder?

3.      ¿Por qué nos produce tanta angustia la simple mención de lo efímero de todos nuestros proyectos y realizaciones?

4.      Si todas las cosas y todas las estructuras tienen una fecha de caducidad, ¿en qué deberíamos apoyar nuestra esperanza?

5.      ¿Cómo entendemos en este tiempo esa afirmación de Jesús que nos recuerda que sus palabras no pasarán?

6.      Si las palabras del Señor no pasan, ¿qué hemos de hacer para escucharlas y ponerlas en práctica?

7.      ¿Por qué “me turbo y me espanto” si ya sé que “la paciencia todo lo alcanza”, como decía Santa Teresa de Jesús?

                                                                                                                  José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Domingo 33 del Tiempo Ordinario. B 17 de noviembre de 2024

 

LA HIGUERA Y LA ESPERANZA

“Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro” (Dan 12,1). En esta profecía de Daniel, se encuentra la buena noticia de la salvación para los que estén inscritos en el libro de la vida.

Pero este anuncio es una exhortación. Solo brillarán como estrellas en el firmamento los que hayan ganado la sabiduría de los justos, para enseñar a los demás el camino de la justicia.  

 Ese horizonte aparece también en la oración del que escucha la voz de Dios: “Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha“ (Sal 15,11).

La fe nos lleva a una esperanza compartida. Si el justo espera encontrarse con el Señor, también Cristo aguarda a “los que van siendo santificados” (Heb 10,14).

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

En el evangelio de este domingo, Jesús anuncia a sus discípulos tiempos de desolación, en los que los astros temblarán y caerán de los cielos. Será un momento de crisis para todos los que han adorado a los astros.

 Sin embargo, el discurso se centra en la figura del Hijo del hombre. Es importante saber y creer que el Señor manifestará su poder y su gloria (Mc 13,24-32). Eso es lo que afirmamos en el Credo, al confesar que Jesucristo “vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”. 

Además, en el texto evangélico se incluye una breve parábola. Cuando en las ramas de la higuera aparecen las yemas, deducimos que se acerca el verano. Jesús nos advierte que es preciso observar los signos de los tiempos para percibir su presencia en el mundo y su juicio sobre la historia humana.                                                   

 NUESTROS PROYECTOS

 Todos nos hemos preguntado cuándo se manifestará el Señor. Pero Jesús no ha precisado el “cuando”. Solo nos ha dicho: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Si no sabemos la hora de su manifestación, lo mejor es vivir preparados. 

• “El cielo y la tierra pasarán”. Bien sabemos que todo en este mundo tiene fecha de caducidad. No podemos poner nuestra confianza solo en la técnica, en las promesas políticas o en una información manipulada. La espera del Señor juzga todas nuestras estructuras.

• “Mis palabras no pasarán”. Todo es efímero, pero la palabra del Señor nos guía mientras vamos haciendo camino. Gracias a ella podemos distinguir el bien y el mal.  La palabra del Señor nos alienta en el presente y nos juzgará en el futuro. 

- Señor Jesús, confiamos demasiado en esos ídolos que nos hemos creado. Pero una guerra, una tempestad o una riada pueden desbaratar todos nuestros proyectos. Tu palabra nos revela la verdad del mundo y de la historia. Que la fe nos ayude a escuchar tu voz, a vivir en la esperanza y a producir los frutos del amor. Amén.

                                                                                José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 16 de noviembre de 2024

LA ORACIÓN DEL POBRE 

El domingo, 17 de noviembre se celebrará la Jornada Mundial de los Pobres. Con ese motivo, el papa Francisco ha publicado un mensaje inspirado por la frase “La oración del pobre sube hasta Dios”, tomada del libro del Eclesiástico (21,5). He aquí algunas de sus ideas más importantes:

1.La esperanza cristiana abraza la certeza de que nuestra oración llega hasta la presencia de Dios; pero no cualquier oración: ¡la oración del pobre! Que la oración sea camino para entrar en comunión con ellos y compartir su sufrimiento.

2.Los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios.  Como Padre, él cuida de los que más lo necesitan: los pobres, los marginados, los que sufren, los olvidados. Pero nadie está excluido de su corazón, ya que, ante él, todos somos pobres y necesitados.  

3.¡Cuántos nuevos pobres produce esta mala política hecha con las armas, cuántas víctimas inocentes!    

4.En este año dedicado a la oración, necesitamos hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria

5.Todo esto requiere un corazón humilde, que tenga la valentía de convertirse en mendigo. Un corazón dispuesto a reconocerse pobre y necesitado. El verdadero pobre es el humilde.  El pobre, no teniendo nada en que apoyarse, recibe fuerza de Dios y en él pone toda su confianza.  

6.A los pobres que habitan en nuestras ciudades y forman parte de nuestras comunidades les digo: ¡no pierdan esta certeza! Dios está atento a cada uno de ustedes y está a su lado. No los olvida ni podría hacerlo nunca.  

7. La Jornada Mundial de los Pobres incita a todos los creyentes a escuchar la oración de los pobres, tomando conciencia de su presencia y su necesidad.    

8.Los pobres tienen mucho que enseñar porque, en una cultura que ha puesto la riqueza en primer lugar y que sacrifica la dignidad de las personas sobre el altar de los bienes materiales, ellos reman contracorriente, poniendo de manifiesto que lo esencial en la vida es otra cosa.

9.La oración, por tanto, halla la confirmación de su propia autenticidad en la caridad que se hace encuentro y cercanía. Sin embargo, la caridad sin oración corre el riesgo de convertirse en filantropía que pronto se agota.  

10. En camino hacia el Año Santo, exhorto a cada uno a hacerse peregrino de la esperanza. No nos olvidemos de cuidar los pequeños detalles del amor: saber detenerse, acercarse, dar un poco de atención, una sonrisa, una caricia, una palabra de consuelo.

Así pues, estamos llamados en toda circunstancia a ser amigos de los pobres, siguiendo las huellas de Jesús, que fue el primero en hacerse solidario con los últimos.  

                                                                                     José-Román Flecha Andrés

DOMINGO 32º TIEMPO ORDINARIO B 2024

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 32º del Tiempo Ordinario. B 10 de noviembre de 2024

 

EL ARCA DE LAS OFRENDAS

“En verdad os digo que esta viuda pobre

ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie”.

 (Mc 12,43)

 

1.      En las páginas de la Biblia aparecen con frecuencia las viudas ¿A qué se debe esa atención que se les presta?

2.      ¿Por qué en la sociedad contemporánea los pobres pasan frecuentemente inadvertidos?

3.      ¿Se da también en nuestros tiempos ese fenómeno de una generosidad ostentosa que parece buscar publicidad?

4.      ¿Se puede decir que Jesús considera mala la riqueza en sí misma o está denunciando los vicios de la avaricia y la ostentación?

5.       Si Jesús presta atención a la ofrenda de una viuda pobre, ¿qué implica para la Iglesia ese gesto del Maestro?

6.      Jesús compara lo “mucho” que dan los ricos con el “todo” que entrega la viuda pobre. ¿Qué nos sugiere esa contraposición?

7.      ¿Y yo, he aprendido a prestar atención y valorar la generosidad de los más pobres y marginados de nuestra sociedad?

 

                                                                                                   José-Román Flecha

 

lunes, 11 de noviembre de 2024

REFLEXIÓN - Domingo 32º del Tiempo Ordinario. B 10 de noviembre de 2024

 

DOS VIUDAS

“Te juro por el Señor tu Dios que no tengo ni pan; me queda solo un puñado de harina en la olla y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos” (1 Re 17,12). El relato nos lleva hasta Sarepta, allá en Fenicia, y nos presenta a dos personajes. 

• En primer lugar aparece un profeta. Enviado por Dios a tierra de paganos, Elías  inicia el diálogo pidiendo ayuda a una pobre viuda. La misión profética no puede confundirse con la publicidad ni con el proselitismo. El verdadero profeta llega como un necesitado. 

• Y en segundo lugar aparece una viuda pobre. Vive en una región pagana, pero reconoce a Elías como un enviado del único Dios. Por su hospitalidad es un modelo de humanidad. Su atención al profeta le asegura la vida y la protección del Señor. 

 LOS RICOS Y LA POBRE

Según el evangelio, Jesús se encuentra en los atrios del templo de Jerusalén. Allí advierte que los que estudian y los que dicen seguir la Ley del Señor, no sirven a Dios, sino que se sirven de Dios. El Maestro denuncia con vigor su soberbia y su codicia (Mc 12,38-44).

Pero Jesús no solo transmite su enseñanza, sino que observa lo que ocurre junto a él. Sentado frente a las arcas donde se entregan las ofrendas al templo, oye las declaraciones de los ricos, que llegan y depositan grandes cantidades de dinero.

Pero presta también atención a una pobre viuda que entrega para el templo dos monedas insignificantes. En razón de su pobreza, podría haberse quedado con una de ellas. Pero parece convencida de que a Dios tiene que entregarle todo lo que posee.

LA CONFIANZA Y LA ENTREGA

La viuda de Sarepta y la pobre viuda de Jerusalén son dos ejemplos de confianza en Dios. La primera atiende a un profeta. Y la segunda es descubierta por el Maestro, que se hace eco de su generosidad: “Esta que pasa necesidad ha echado todo lo que tenía para vivir”.

• “Esta que pasa necesidad”. Hoy se comentan con mucha frecuencia los fabulosos bienes que se atribuyen a la Iglesia. Pero se olvida que la pobreza forma parte de su vocación y de su misión. De lo que la Iglesia es y de lo que está llamada a hacer. En las grandes catástrofes y en las necesidades más silenciosas, no falta la ayuda de la Iglesia.  

• “Ha echado todo lo que tenía para vivir”. A veces se piensa que para la evangelización se necesita mucho dinero y extraordinarios medios de difusión. Pero la Iglesia sabe que el humilde óbolo de la viuda es observado por el Señor. Los cristianos sabemos que el gesto más humilde de un verdadero creyente es semilla de evangelio.

- Señor Jesús, con frecuencia nos dedicamos a considerar las posibilidades que nos darían los bienes de la tierra. Pero tú observas y alabas la generosidad de los más pobres de este mundo. Más que la cantidad de lo que ofrecen vale su confianza en la providencia divina.  Te rogamos que nos ayudes a descubrir el valor de la entrega de nosotros mismos.

                                                                                      José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 9 de noviembre de 2024

 

UN CORAZÓN QUE NOS AMA

«Nos amó». Con esas palabras de san Pablo a los romanos (Rom 8,37) ha titulado el papa Francisco su carta encíclica publicada el día 24 de octubre de este año 2024. Con ella evoca el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo para recordarnos que de ese amor nada podrá separarnos (Rom 8,39).

1. El Papa dice que en la cultura líquida actual falta corazón. “Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón”. Es preciso acudir al Corazón de Cristo, “ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano”.  

2. Además, menciona algunos gestos de Jesús que reflejan su corazón, como son su mirada y sus palabras, en las que manifestaba la hondura de su compasión y de su amor.

3. El Corazón de Cristo es objeto de adoración, al ser parte de su Cuerpo resucitado, inseparable del Hijo de Dios que lo ha asumido para siempre. La Eucaristía es presencia real que se adora, pero la imagen nos orienta a elevar nuestro corazón al de Cristo vivo  

4. Los antiguos Padres de la Iglesia afirmaron la realidad del afecto humano del Señor. “El corazón es símbolo de la ardentísima caridad que, infundida en su alma, constituye la preciosa dote de su voluntad humana. Finalmente es símbolo de su amor sensible”. 

  5.  San Juan Pablo II enseñaba que “el Corazón del Salvador invita a remontarse al amor del Padre, que es el manantial de todo amor auténtico”. Eso mismo es lo que el Espíritu Santo, que llega a nosotros desde el Corazón de Cristo, busca alimentar en nuestros corazones. 

6. El papa Francisco recuerda la importancia que el agua tiene en la Biblia. Pues bien, del costado abierto de Jesús crucificado brotó el agua del Espíritu que representa la Palabra, su gracia y los sacramentos que la comunican.  

5. Jesús manifestó a Santa Margarita María de Alacoque su gran amor a los hombres, que no recibe a cambio sino frialdad y repulsas, ingratitudes y desprecios. “La mejor respuesta al amor de su Corazón es el amor a los hermanos”.

  6. Nuestro amor a Cristo ha de tener una dimensión social y misionera. “El mayor riesgo en esa misión es que se digan y se hagan muchas cosas, pero no se logre provocar el feliz encuentro con ese amor de Cristo que abraza y que salva”.

Finalmente, el Papa pide al Señor que de su Corazón broten para nosotros esos ríos de agua viva que sanen las heridas que nos causamos, fortalezcan la capacidad de amar y de servir, y nos impulsen a caminar juntos hacia un mundo justo, solidario y fraterno.

                                                                                 José-Román Flecha Andrés


 

jueves, 31 de octubre de 2024

DOMINGO 31º TIEMPO ORDINARIO B 2024

REFLEXIÓN - DE VISITA AL CEMENTERIO


DE VISITA AL CEMENTERIO

Durante el mes de noviembre es habitual acudir al cementerio y visitar la tumba en la que descansan nuestros seres queridos. No olvidemos que en el griego original, la palabra cementerio significa “dormitorio”. En ellos depositamos a los que se “durmieron en el Señor”.

No podemos ignorar la importancia de esa obra de misericordia que nos lleva a dar una digna sepultura al cadáver. En nuestro tiempo, el funeral supone una seria interpelación con motivo de la amplia difusión de la violencia, del terrorismo y de la eutanasia. Hablar de la muerte parece un tabú. Pero en realidad estamos viviendo en una cultura de la muerte como decía san Juan Pablo II.

Si bien se piensa, esta obra de misericordia nos lleva a redescubrir y proclamar el sentido humano y religioso del sepelio. Por él se reconoce la dignidad de la persona, en cuanto tal. Y nos lleva también a recordar su vocación a participar en la vida eterna junto a Dios. Así que enterrar a los muertos es a la vez un acto de gratitud y una profesión de fe.

Además, para los creyentes enterrar dignamente a los muertos puede y debe ser un gesto profético. Sabemos que el profeta anuncia, denuncia y renuncia. Pues bien, por medio de este gesto anunciamos el triunfo de la vida sobre la muerte. Denunciamos la manipulación de la vida y de la muerte. Y renunciamos a utilizar el lujo y el fasto de los funerales con una finalidad que en nada refleja la grandeza de la vida humana.

Por otra parte, esta obra de misericordia ha de ayudarnos a adquirir una conciencia más lúcida de la unicidad y dignidad de cada persona, con independencia de sus condiciones y atributos. Y puede impulsarnos a evitar las tentaciones de politizar la muerte y los funerales. O la tendencia habitual a convertirlos en un espectáculo más en una sociedad marcada por el signo del consumo y de la frivolidad.

Finalmente, es preciso tener en cuenta que los funerales cristianos han de ser un momento importante para dar testimonio de la fe en la resurrección y una ocasión privilegiada para anunciar, celebrar y servir el “evangelio de la vida”. Es decir, los funerales han de ser vistos y programados como un signo de la esperanza cristiana. Una esperanza que va más allá de las metas inmediatas del interés o de la apariencia. 

En esa celebración, los familiares y amigos de la persona que ha muerto tienen una ocasión única para vivir y anunciar el Evangelio.  De hecho, pueden dar testimonio de su fe en la resurrección, de su esperanza en el Señor resucitado y de su amor a la persona a la que despiden.

Por supuesto, ese testimonio no puede quedar reducido al día de los funerales. La sepultura de nuestros difuntos ha de ser un recuerdo de ese testimonio de fe. Y la visita al cementerio donde ellos reposan puede ser una ocasión para renovar el compromiso de nuestra esperanza.

 José-Román Flecha Andrés

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 31º del Tiempo Ordinario. B 3 de noviembre de 2024

 

CERCA DEL REINO

Tú no estás lejos del Reino de Dios”

(Mc 12,34) 

1.      ¿Nos hemos preguntado alguna vez qué puede significar en estos tiempos estar lejos del Reino de Dios?

2.      Y tratando de repensar ese tema ¿Cuáles pueden ser hoy las causas y los efectos de esa lejanía respecto al Reino de Dios?

3.      Al escriba que le ha preguntado cuál es el mandamiento principal, Jesús le dice que no está lejos del Reino de Dios. ¿Por qué no está lejos?

4.      En consecuencia, ¿Q condiciones parecen más necesarias para no estar hoy lejos del Reino de Dios?

5.      ¿Puede suceder que a veces nos parezca que algunas personas están lejos cuando en realidad están cerca del Reino de Dios?

6.      ¿Qué puede hacer la Iglesia para que cada vez haya menos personas que están lejos del Reino de Dios?

7.      ¿Y yo qué pasos concretos estoy dando para que el Señor pueda decirme que no estoy lejos del Reino de Dios?                                                        

8.      A Santiago y Juan les pregunta Jesús: “¿Qué queréis que haga por vosotros?”. ¿Qué relación puede tener esta pregunta con la que dirige a Bartimeo?

9.      ¿Cuál es la diferencia entre la respuesta que le dan a Jesús el ciego de Jericó y los dos hijos de Zebedeo?

10. ¿Y a nosotros no nos habrá dirigido Jesús esta misma pregunta en algún momento de nuestra vida?

11. ¿Qué respuesta le daría esta sociedad nuestra si escuchara alguna vez esa pregunta de Jesús?

12.  Del mismo modo, podemos preguntarnos: ¿Qué está respondiendo hoy la Iglesia, puesto que Jesús sigue preguntándole cada día?

13. ¿No estará ocurriendo que hoy no acabamos de reconocer nuestra ceguera o no queremos invocar a quien puede curarnos de ella?

14. Sabiendo que Jesús nos dirige esa pregunta a unos y a otros, ¿Qué respuesta le doy yo personalmente? 

                                                                                         José-Román Flecha

 

 

 

 

 

miércoles, 30 de octubre de 2024

REFLEXIÓN - Domingo 31 del Tiempo Ordinario. B. 3 de noviembre de 2024

 

UN MANDATO DOBLE

“Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es solamente uno”. A esta advertencia que contiene el Deuteronomio se unen tres mandatos que Israel no debería olvidar (Dt 6,2-6).  

• “Teme al Señor tu Dios”. El temor de Dios no equivale al miedo, sino al respeto que él merece. Sin ese respeto a Dios, lo imaginaremos según nuestros intereses o según la ideología que se nos imponga en cada momento de la historia. 

• “Guarda sus mandatos y preceptos”. Sería una ofensa a Dios confundir sus mandamientos  con imposiciones arbitrarias. Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Sus preceptos son una lámpara para nuestros pasos (Sal 119,105).

• “Ponlos por obra para que te vaya bien”. Los mandamientos de nuestro Dios tal vez no nos produzcan satisfacciones pasajeras. Pero si los ponemos en práctica, tendremos acceso a la felicidad personal y a la paz social. 

DOS PRECEPTOS

Tal vez motivado por las discusiones entre las escuelas de su ambiente, un escriba pregunta a Jesús cuál es el primero de los mandamientos (Mc 12,28-34). Él se refiere a un solo precepto, pero Jesús le recuerda dos, que se complementan mutuamente. 

- Según el Deuteronomio, es necesario amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (Dt 6,5). Ante la frivolidad y la cultura líquida que nos domina, es preciso recordar que solo el amor a Dios puede ayudarnos a vivir centrados en lo más importante para cada uno de nosotros.

- Y según el Levítico, es preciso amar al prójimo como a uno mismo (Lev 19,18). Ese es el precepto básico de la regla de oro de todas las éticas. El verdadero amor a uno mismo puede ofrecer un criterio para las relaciones con los demás. Al final de su vida, Jesús lo redimió del egoísmo con su propio precepto:  “Amaos unos a otros como yo os he amado”.  

SIGNOS Y SEÑALES

El escriba acepta y completa la propuesta de Jesús. En realidad, su comentario refleja ya la reflexión y la experiencia de la comunidad cristiana:

• “El Señor es uno solo y no hay otro fuera de él”. Más que un ateísmo, hoy nos domina un politeísmo práctico que nos esclaviza y enloquece. Nadie puede adorar a dos dioses. El creyente que de verdad ama a Dios no puede tener el corazón dividido.

• “Amar a Dios y al prójimo como a uno mismo vale más que todos los sacrificios”. El escriba conocía sin duda el antiguo oráculo de Oseas (Os 6,6) que también recuerda Jesús (Mt 9,13). Y sabía que los ritos  no pueden sustituir al amor al prójimo. 

• “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Jesús había comenzado su misión anunciando la cercanía del Reino de Dios. Pero el Reino de Dios llegaba con el amor a Dios y al prójimo. El escriba compartía ya de alguna manera la vida y el mensaje del Maestro.

- Señor Jesús, con frecuencia tratamos de identificarnos como seguidores tuyos por medio de nuestros signos y señales. Pero nuestras banderas nos dividen en vez de unirnos en la vida y en la misión a la que tú nos envías. Enséñanos una vez más que solo el doble mandato del amor nos unirá en la verdad de tu evangelio. Amén.

                                                                         José-Román Flecha Andrés

 

CADA DÍA SU AFÁN - 2 de noviembre de 2024

 

UN CORAZÓN QUE NOS AMA

«Nos amó». Con esas palabras de san Pablo a los romanos (Rom 8,37) ha titulado el papa Francisco su carta encíclica publicada el día 24 de octubre de este año 2024. Con ella evoca el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo para recordarnos que de ese amor nada podrá separarnos (Rom 8,39).

1. El Papa dice que en la cultura líquida actual falta corazón. “Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón”. Es preciso acudir al Corazón de Cristo, “ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano”.  

2. Además, menciona algunos gestos de Jesús que reflejan su corazón, como son su mirada y sus palabras, en las que manifestaba la hondura de su compasión y de su amor.

3. El Corazón de Cristo es objeto de adoración, al ser parte de su Cuerpo resucitado, inseparable del Hijo de Dios que lo ha asumido para siempre. La Eucaristía es presencia real que se adora, pero la imagen nos orienta a elevar nuestro corazón al de Cristo vivo  

4. Los antiguos Padres de la Iglesia afirmaron la realidad del afecto humano del Señor. “El corazón es símbolo de la ardentísima caridad que, infundida en su alma, constituye la preciosa dote de su voluntad humana. Finalmente es símbolo de su amor sensible”. 

  5.  San Juan Pablo II enseñaba que “el Corazón del Salvador invita a remontarse al amor del Padre, que es el manantial de todo amor auténtico”. Eso mismo es lo que el Espíritu Santo, que llega a nosotros desde el Corazón de Cristo, busca alimentar en nuestros corazones. 

6. El papa Francisco recuerda la importancia que el agua tiene en la Biblia. Pues bien, del costado abierto de Jesús crucificado brotó el agua del Espíritu que representa la Palabra, su gracia y los sacramentos que la comunican.  

5. Jesús manifestó a Santa Margarita María de Alacoque su gran amor a los hombres, que no recibe a cambio sino frialdad y repulsas, ingratitudes y desprecios. “La mejor respuesta al amor de su Corazón es el amor a los hermanos”.

  6. Nuestro amor a Cristo ha de tener una dimensión social y misionera. “El mayor riesgo en esa misión es que se digan y se hagan muchas cosas, pero no se logre provocar el feliz encuentro con ese amor de Cristo que abraza y que salva”.

Finalmente, el Papa pide al Señor que de su Corazón broten para nosotros esos ríos de agua viva que sanen las heridas que nos causamos, fortalezcan la capacidad de amar y de servir, y nos impulsen a caminar juntos hacia un mundo justo, solidario y fraterno.

                                                                            José-Román Flecha Andrés