lunes, 24 de noviembre de 2025

CADA DÍA SU AFÁN - 29 de noviembre de 2025

 

                                                             

REPENSANDO LA DIGNIDAD HUMANA

Hoy es habitual defender la dignidad humana. Toda persona humana participa de una intrínseca dignidad que debe ser respetada y de ningún modo violada, aun cuando el individuo no sea plenamente autosuficiente o haya actuado de modo incorrecto. Una larga serie de pensadores lo atestigua.

1. Ya Séneca escribía: “El hombre ha nacido para ayudar al hombre; la ira para la destrucción común. El hombre busca la sociedad, la ira provoca el aislamiento; el hombre quiere ser útil, la ira quiere dañar; el hombre socorre hasta a los desconocidos, la ira hiere hasta a los amigos más íntimos; el hombre está dispuesto a sacrificarse por los intereses ajenos, la ira se precipita en el peligro con tal de arrastrar consigo a otro”.

2. Para santo Tomás, “el hombre ha sido creado a imagen de Dios por su naturaleza intelectual. El hombre posee una aptitud natural para conocer y amar a Dios, aptitud que consiste en la naturaleza de la mente. Esta imagen es común a todos los hombres”. 

3. Pico della Mirandola dejó un famoso discurso en el que introduce esta admirable exclamación: “¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suma y admirable suerte del hombre, al cual le ha sido concedido obtener lo que desee, ser lo que quiera!”.

4. Según Pascal, “el hombre ha sido creado para pensar; toda su dignidad, todo su mérito ahí estriba; y su deber es pensar como debe”. El papa Francisco ha citado un pensamiento de Pascal que revela su respeto hacia la dignidad del ser humano: “Dios, habiendo creado el cielo y la tierra, que no sienten la dicha de su existencia, quiso crear seres que la conocieran y que compusieran un cuerpo de miembros pensantes”.

5. Según Kant, la dignidad de la persona no es determinada por la legalidad vigente en un determinado tiempo y lugar. La autonomía de la moralidad se fundamenta precisamente en la dignidad de la persona.

6. John Rawls considera que el estudio de la dignidad no puede limitarse a la consideración del respeto que la persona reivindica. Es preciso valorar las estructuras de una sociedad que pueden favorecer o impedir el respeto y la dignidad de los ciudadanos.

7. Con razón ha escrito Juan Pablo II que “el anuncio cristiano de la dignidad, de la igualdad y de la libertad de los hombres ha influido ciertamente en la reflexión filosófica que los modernos han llevado a cabo”.   

La dignidad de la persona no viene motivada por el tener, el poder o el placer ni viene limitada por la carencia o la deficiencia de estas apetencias que parecen imprescindibles para su autonomía y su desarrollo.

Por tanto, toda vida humana merece respeto y defensa, en virtud de su misma dignidad, con independencia de su raza o de su país de origen, de su sexo o de su edad, de su afiliación política o de su confesión religiosa.

                                                                 José-Román Flecha Andrés