lunes, 22 de diciembre de 2025

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA A 2025

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA A 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Fiesta de la Sagrada Familia. A 28 de diciembre de 2025

 

LA FAMILIA EN PELIGRO

“Herodes va a buscar al niño para matarlo”

(Mt 2,13)

1.   ¿Por qué inquietó tanto a Herodes la visita de los Magos que llegaron del oriente guiados por la luz de una estrella?

2.   En nuestra cultura y en nuestro ambiente, ¿Cuáles son los principales peligros que acechan hoy a las familias?

3. ¿Ocurre también hoy que personas o instituciones piensen como Herodes que la familia puede hacerles perder su poder?

4. ¿Conocemos personas o instituciones que se sientan hoy llamadas a defender la vida de las familias?

5. ¿Cómo vemos el problema de los emigrantes y refugiados que se han visto obligados a abandonar su país de origen?

6. Junto al derecho a emigrar, ¿Qué puede implicar en este momento el derecho a no tener que emigrar?

7. ¿Estoy haciendo yo algo para dar a conocer en mi ambiente la Carta de los derechos de la familia?

                                                                       José-Román Flecha                      

REFLEXIÓN -- Fiesta de la Sagrada Familia. A. 28 de diciembre de 2025

 

TOMA AL NIÑO Y A SU MADRE 

“Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor” (Eclo 3,6). Como sabemos, estas palabras del libro del Eclesiástico encuentran su eco en el Decálogo: “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar” (Éx 20,12). 

Esas palabras suenan hoy como una seria advertencia para una sociedad en la que los padres parecen ser un estorbo para los hijos, que tratan de vivir al ritmo de una vida marcada por el individualismo.

El salmo responsorial nos recuerda que la dicha de temer al Señor y seguir sus caminos es coronada por la bendición de poder reunirse en torno a la mesa familiar (Sal 127).

En la carta a los Colosenses se nos ofrece un abanico de actitudes que humanizan una vida que considera el amor como el vínculo de la unidad perfecta” (Col 3,12-21).

 TRES SUEÑOS

En los sueños se mezclan nuestros deseos y nuestros temores: esos que mientras estamos despiertos a veces nos alientan y casi siempre nos preocupan.

En la Sagrada Escritura, los sueños son considerados con frecuencia como la situación en la que Dios manifiesta su voluntad a una persona. Se diría que en el sueño se encuentran lo humano y lo divino, nuestros planes y los planes de Dios.

El evangelio según san Mateo recoge tres sueños en los que el ángel del Señor transmite a José de Nazaret unos avisos totalmente necesarios para que pueda llevar a cabo su misión de proteger a Jesús y a María (Mt 2,13-25.19-23).

La familia que le ha sido encomendada corre un grave peligro. El texto evangélico trata de subrayar, sobre todo, que Jesús en cierto modo repite la suerte del pueblo de Israel. Si por una parte ha de sufrir la persecución, por otra parte, contará con la protección de Dios.

 Y TRES CONSEJOS

Pero el texto evangélico no habla solamente de la suerte de Jesús y de la providencia de Dios. Subraya también la disponibilidad de Jose de Nazaret para llevar a la práctica los mandatos o consejos que recibe de lo alto

• En primer lugar, tiene que levantarse. Un consejo tan elemental para quien es despertado del sueño puede significar también el primer paso que han de dar los creyentes y toda la comunidad. Siempre es hora de despertar del sueño y de levantarse para actuar según la voluntad de Dios.

• Además, José ha de tomar al niño y a su madre. Nadie es una isla. No se puede vivir en la indiferencia respecto a los demás. Todos somos responsables de algo y, sobre todo, de alguien. En este momento corre un serio peligro la vida. No tenemos derecho a ignorarlo. Estamos obligados a defender y tutelar el don sagrado de la vida

• Y tiene que ponerse en camino. José de Nazaret ha de ir a Egipto como el antiguo José, hijo de Jacob. José, virrey de Egipto, habría de asumir la responsabilidad de acoger a su pueblo. Y el carpintero José ha de ponerse en camino para salvar a su familia en Egipto.

-Padre nuestro que estás en el cielo, protege a nuestras familias y no permitas que sucumban a los numerosos peligros que las acechan. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo y   nuestro Salvador. Amén.

                                                                                       José- Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 27 de diciembre de 2025


CINCO LECCIONES DE LA NAVIDAD

    Para los cristianos la fiesta de la Natividad del Señor no puede ser solamente un recuerdo del natalicio de un personaje histórico. Es la celebración del Misterio de la Salvación. Jesús de Nazaret, cuya venida recordamos, es el Mesías de Dios, es nuestro Señor y Salvador.

San Juan de Ávila, famoso por su sabiduría y por su celo pastoral y reconocido por Benedicto XVI como doctor de la Iglesia, nos ofrece una hermosa oración que resume el sentido de esta celebración: 

“¡Bendito sea tal niño y tan provechoso como este! Comencemos vida nueva pues el Niño la comienza. ¡Que te vea yo, Rey mío en el lugar más bajo, en un pesebre, y que quiera yo ser honrado! ¡Que te vea yo pobre y que quiera ser rico! ¿Que trabajéis vos por mí y descanse yo? Yo seré vuestro compañero. Con vos me quiero ir, pues que vais por mis negocios. ¡Enhorabuena nazcáis! ¡Enhorabuena se ponga el Hijo de Dios en el pesebre para mi remedio y para enseñar el amor que nos tiene!”.

Esta plegaría, incluida en el contexto de un sermón para las gentes del siglo XVI, no puede perder actualidad. De hecho, nos ofrece unas enseñanzas inolvidables y válidas también para nosotros:

1.En primer lugar, san Juan de Ávila nos exhorta a nacer de nuevo con el Niño. Eso implica la decisión de comenzar una vida nueva. Una novedad que se ha de manifestar en nuestras relaciones con Dios y con los demás.

2. Además, todos los cristianos somo invitados a mirar con atención el pesebre. El Hijo de Dios nace en Belén con motivo del censo y es depositado en el lugar más humilde de la tierra. Un buen motivo para examinar nuestras ansias de grandeza.

3. Por otra parte, los que nos consideramos sus discípulos no podemos ignorar que Jesús nace por nosotros y para nosotros. Buena razón para tratar de superar nuestro individualismo. Y para animarnos a aprender el estilo y los valores que lo movían.

4. Caminar con Jesús no es sólo seguirlo por los caminos de Galilea y de Judea, cosa que es bastante difícil en este tiempo. Caminar con Jesús es compartir su vida y asumir su entrega como modelo para nuestra propia entrega.

5. Y, como no podía ser menos, contemplar el pobre pesebre de Belén en el que Jesús es depositado es un auténtico desafío para que nos decidamos a comprender su amor y aprender a amar a los demás.

En este tiempo, a todos nos viene bien volver a meditar esas cinco lecciones que san Juan de Ávila sugería a los fieles que acudían a escuchar sus sermones.

La Navidad es una buena ocasión para reflexionar sobre el espíritu de la frivolidad que nos despersonaliza y sobre la tentación del consumismo que nos desvaloriza. Y, sobre todo, para descubrir en Jesús al que se había de presentar como el camino, la verdad y la vida.

                                                José-Román Fecha Andrés                   

lunes, 15 de diciembre de 2025

DOMINGO 4º DE ADVIENTO A 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 4º de Adviento. A 21 de diciembre de 2025

 

EL SALVADOR

1. ¿No se piensa hoy que no necesitamos un Salvador, puesto que nos sentimos satisfechos de nuestros logros técnicos o económicos?

2. El nombre de Jesús significa «El Señor salva». ¿Pensamos y creemos que realmente necesitamos que Dios nos salve como pueblo y como personas?

3. El ángel indica a José de Nazaret que ha de imponer al niño el nombre de Jesús ¿Qué puede significar ese nombre para esta sociedad que ha olvidado sus raíces cristianas?

4. ¿Se percibe hoy en nuestra comunidad el respeto al nombre de Jesús y el deseo de escuchar su palabra y seguir su camino?

5. El ángel anuncia que el hijo de María salvará a su pueblo de los pecados. ¿Se puede decir que el drama de este tiempo es haber perdido la conciencia de pecado, como dijo Pío XII?

6. ¿Somos conscientes de que las injusticias y las mentiras, la inmoralidad y los abusos, la violencia y las guerras son efectos y manifestaciones del pecado?

7. ¿Personalmente, admito humildemente que también yo necesito que el Señor me conceda la salvación y el perdón de mis pecados?

 

REFLEXXIÓN - Domingo 4º de Adviento. Ciclo A 21 de diciembre de 2025

 

LE PONDRÁS POR NOMBRE JESÚS

Mirad: la virgen está encinta y da a luz a un hijo, y le pone por nombre Emmanuel (que significa, Dios con nosotros) (Is 7,14). Los reyes de Siria y de Israel se han unido para atacar al reino de Judá. En previsión de un asedio a la ciudad de Jerusalén, el rey Acaz está revisando los canales de conducción de agua a la ciudad.

En ese momento, el profeta Isaías se acerca y le anuncia que no habrá guerra. Ante la desconfianza del rey, el profeta le sugiere que pida una señal. Pero el rey asegura que no necesita pruebas. Ante su autosuficiencia, el Señor mismo le ofrece la señal de la vida. Está para nacer un niño que se llamará Emmanuel, es decir: ¡Dios con nosotros! Y crecerá en paz.

En el salmo responsorial resuena la promesa de la cercanía de Dios a nuestro mundo y a nuestra situación personal: Va a entrar el Señor. Él es el Rey de la gloria (Sal 23).

San Pablo nos exhorta de nuevo a creer que Jesús, descendiente de David, es Hijo de Dios y nuestro Salvador (Rom 1,1-7). Es preciso esperar y acoger su venida.

LA DUDA Y LA INQUIETUD

El evangelio de este cuarto domingo del Adviento nos presenta la anunciación del ángel a José de Nazaret, esposo de María (Mt 1,18-24). Dios le hace ver que lo ha elegido precisamente a él para tutelar la vida del Mesías.

Nos impresiona la situación de José y las dudas que surgen en él al percibir el estado de su esposa. Es verdad que en Israel se recordaba que Dios intervenía de forma insospechable en el nacimiento de las personas que él elegía para una importante misión.

Sin embargo, la fe y la aceptación de los planes de Dios no dejan de inquietar a aquel artesano que tenía ya un proyecto para su vida. Pero el ángel del Señor le ayuda a aceptar el don de la vida que se anuncia y el plan que Dios tiene sobre su propia existencia.

Además, el ángel le confiere el honor de poner nombre al niño que va a nacer de su esposa: Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1,21). Y José acepta ofrecer su tutela a ese niño por el cual viene la salvación.

 LA PRESENCIA DE DIOS

El evangelio de Mateo recuerda la antigua profecía de Isaías. Pasados los siglos, se hace realidad tanto aquella promesa de paz como la certeza de la presencia de Dios.

La virgen concebirá y dará a luz un hijo. La doncella anunciada por Isaías al rey Acaz es ahora presentada como una virgen. El hijo que va a nacer de ella no es fruto del esfuerzo y de los planes humanos. El Salvador que Dios envía a la humanidad es un don gratuito que viene a redimir la pobreza y la humillación humana.

Le pondrá por nombre Emmanuel. Dios había estado siempre al lado de su pueblo. Ahora se manifiesta en el hijo de María. Jesús es el Emmanuel. Él nos asegura que Dios nos ama gratuitamente. El nacimiento de Jesús en nuestra tierra nos asegura que Dios está con la humanidad. Dios está con nosotros en todo momento.

- Padre de los cielos, tú sabes bien que nos encontramos en un tiempo de turbación y de dudas, de crisis y desaliento. Te rogamos que nos concedas la limpieza de María y la silenciosa docilidad de José, para que tu hijo Jesús haga presente entre nosotros tu salvación y tu misericordia. Amén. 

                                                                                       José-Román Flecha Andrés

 

sábado, 13 de diciembre de 2025

CADA DÍA SU AFÁN - 20 de diciembre de -2025


ESPERAR CON PACIENCIA

El tiempo de Adviento es tiempo de esperanza. Según el papa Francisco, “el mundo necesita esperanza, como también necesita la paciencia, virtud que camina de la mano de la esperanza. Los seres humanos pacientes son tejedores de bien… Incluso cuando muchos a su alrededor han sucumbido a la desilusión, quien está animado por la esperanza y es paciente es capaz de atravesar las noches más oscuras”.

  Se suele decir que vivimos en un tiempo marcado por el nihilismo. Según Emmanuel Mounier, “el nihilismo, del que se desprende el espíritu de catástrofe, es una reacción masiva de tipo infantil”.  

  En este tiempo se respira un aire de pesimismo y desesperanza. Parece que se respira la voluntad de llegar a un “suicidio asistido”, tanto desde el punto de vista religioso como cultural. Pero en ese contexto, la esperanza se presenta como la actitud necesaria para superar el canto de las sirenas y seguir navegando hacia un futuro de plenitud.

El cristiano que vive esperando el encuentro con su Señor tendrá que sufrir el retraso y la pesadez de la espera, soportar pacientemente las adversidades exteriores y dar fruto en la perseverancia. Su actitud paciente, que le asemeja al mismo Dios, es el precio que ha de pagar por la salvación de su propia alma y la colaboración que debe prestar a la instauración definitiva del tiempo de Dios.

La paciencia es capaz de soportar la adversidad con fortaleza. Si el cristiano no se resigna a vivir pasivamente ante este siglo malo es precisamente porque vive aguardando, en lucha contra el pecado, el futuro prometido por Dios.

Según Erich Fromm, “la fortaleza es la capacidad de resistir a la tentación de comprometer la esperanza y la fe, transformándolas -y por tanto destruyéndolas- en vacío optimismo o en fe irracional. La fortaleza es la capacidad de decir no cuando el mundo quiere oír decir sí”.

En su encíclica Dios es amor, el papa Benedicto XVI escribía que “la esperanza se relaciona prácticamente con la virtud de la paciencia, que no desfallece ni siquiera ante el fracaso aparente, y con la humildad, que reconoce el misterio de Dios y se fía de él incluso en la oscuridad” (DC 39). 

Y el papa Francisco ha añadido que “la paciencia, que también es fruto del Espíritu Santo, mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida. Por lo tanto, aprendamos a pedir con frecuencia la gracia de la paciencia, que es hija de la esperanza y al mismo tiempo la sostiene” (SNC 4).  

Es preciso vivir la paciencia en la firmeza, la vigilancia y la sobriedad. Los cristianos necesitamos que, un ángel nos asegure: "No temáis, os traigo una buena nueva, una gran alegría, que es para todo el pueblo" (Lc 2,10). Ese es el mensaje de la Navidad. 

                                                              José-Román Flecha Andrés                         

 

martes, 9 de diciembre de 2025

DOMINGO 3º DE ADVIENTO A 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 3º de Adviento. A 14 de diciembre de 2025

 

LA IMAGEN DE JESÚS 

1        Siempre ha habido personas que se han formado una imagen de Jesús acomodada a sus propios intereses. ¿Cuáles son hoy las imágenes que nos hacemos de él?

2.      Jesús proclama dichoso a quien no encuentre en él una piedra de tropiezo. ¿Qué significa en realidad esa bienaventuranza, resumen de todas las demás?

3.      ¿Existe hoy ese escándalo ante Jesús o no surgirá el escándalo ante el cinismo de los que presumen de vivir según el Evangelio del Señor?

4        ¿Cuáles son las obras que pueden hacer creíble a Jesús y su mensaje en este tiempo concreto de la historia?

5.      ¿Cómo podemos hacer respetable y aceptable en este tiempo y en este lugar la identidad y la misión de Jesús? 

6.      ¿Por qué se habrá hecho Juan Bautista esas preguntas en la cárcel? ¿Hemos tratado de buscar una respuesta?

7.      ¿Qué imagen de Jesús me he formado yo, a lo largo de mi vida y especialmente en este momento?

 

REFLEXIÓN - Domingo 3º de Adviento, Ciclo A 14 de diciembre de 2025

 

ACOGER AL SALVADOR

Las noticias de cada día nos hablan de catástrofes naturales, de guerras y de proyectos de los poderosos para cambiar las estructuras de la tierra. Pero siempre son los más pobres y marginados los que son condenados a pagar las consecuencias del mal y de las desgracias.

El texto del profeta Isaías que hoy se lee gira en torno a una consoladora profecía: “¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará”. A continuación, añade que su venida cambiará la suerte de los ciegos y los sordos, los cojos y los mudos y hará volver a los rescatados del Señor (Is 35,1-6.10).

Este domingo, imploramos: “Ven, Señor, a salvaros” (Sal 145). Y después leemos en la carta de Santiago: “Hermanos, esperad con paciencia hasta la venida del Señor” (Stg 5,7).

Andando los siglos, santa Teresa de Jesús escribía con acierto: “¿Qué esperanza podemos tener de hallar sosiego en otras cosas, pues en las propias no podemos sosegar…?”

 SANACIÓN Y SALVACIÓN

  Desde la mazmorra en la que había sido arrojado por Herodes, Juan Bautista envía a dos discípulos suyos para que interroguen a Jesús sobre su identidad: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” (Mt 11,2-11). Las credenciales de Jesús son sus propias obras, que evidentemente cumplen las promesas que se contenían en el libro de Isaías. En realidad, son la prueba de que él es el Mesías que había de venir.

Sus acciones no son meros actos de curación. La sanación corporal es el signo visible de la salvación integral de la persona. Una salvación que solo Jesús puede otorgar. Nadie fuera de él podrá salvarnos. Ni personas, ni instituciones, ni líderes ni ideologías. Solo él es el Salvador. Ese es el contenido central de nuestra fe y de la nueva evangelización.

La salvación del hombre no se reduce a la sanación corporal de la persona, pero no pretende ignorarla. Hoy podemos y debemos preguntar por los enfermos que conocemos y por los que no conocemos. Hoy no podemos ignorar a todos esos desvalidos. Hoy hemos de agradecer la misericordia que Dios tiene con todos ellos. 

LA GRAN BIENAVENTURANZA

Entre todas las bienaventuranzas que el evangelio pone en boca de Jesús, es fundamental la que se recuerda en este tercer domingo de Adviento:

• “¡Dichoso aquel que no pierde su confianza en mí!”. Muchos desearían un Mesías a la medida de sus gustos, un evangelio que aceptara sus caprichos, una Iglesia que bendijera todas sus decisiones. Sin embargo, para la fe cristiana, es dichoso el que no coloca su propia idea del Mesías por encima y contra la realidad del Mesías Jesús.

“¡Dichoso aquel que no pierde su confianza en mí!”. Contemplemos una vez más la apariencia humilde de Jesús. Contemplemos su sacrificio. Su pasión y su muerte eran un verdadero escándalo, una piedra de tropiezo. Pues bien, es dichoso quien supera la tentación de abandonar a Jesús y su evangelio, a Cristo y a su Iglesia.

-  Señor Jesús, nos llena de gozo la esperanza con la que nos estamos preparando para la celebración de tu Nacimiento. Tu sabes que esa celebración se está paganizando cada día más. No permitas que te recibamos de manera indigna. Deseamos sinceramente aceptarte como el que eres. Queremos acogerte como nuestro Salvador. Amén.

                                                                        José-Román Flecha Andrés

 

CADA DÍA SU AFÁN - 13 de diciembre de 2025

 

EL ARRIANISMO DE HOY

El día 28 de noviembre en el encuentro ecuménico de oración cerca del lugar donde debió de celebrarse el Concilio de Nicea, el papa León XIV pronunció un breve discurso que no deberíamos ignorar.

1. Dijo que en una época en la que las personas se ven sometidas a innumerables amenazas a su propia dignidad, el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea es una buena ocasión para preguntarnos quién es Jesucristo para cada uno de nosotros.  

2. Hoy muchos cristianos corren el riesgo de reducir a Jesucristo a una especie de líder carismático o superhombre. Esa tergiversación al final conduce a la tristeza y la confusión. En realidad, parece que estamos reviviendo la herejía del arrianismo.

3. Al negar la divinidad de Cristo, Arrio lo redujo a un intermediario entre Dios y los seres humanos. Al ignorar la realidad de la Encarnación, lo divino y lo humano quedaron separados. Pero si Dios no se hizo hombre, ¿cómo pueden los mortales participar de su vida inmortal?

4. La confesión de fe de Nicea es muy importante para la plena comunión de los cristianos. De hecho, es compartida por todas las Iglesias y comunidades cristianas del mundo.

5. En efecto, la fe «en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos [...] de la misma naturaleza del Padre» (Credo Niceno) es un vínculo profundo que ya une a todos los cristianos.  

 6. Todos estamos invitados a superar el escándalo de las divisiones y a alimentar el deseo de unidad por el que el Señor Jesús rezó y dio su vida.

7. Los cristianos hemos de dar un testimonio creíble del Evangelio de Jesucristo, que es anuncio de esperanza, mensaje de paz y de fraternidad universal más allá de las fronteras de nuestras comunidades y naciones. Toda la humanidad necesita descubrir la reconciliación y la fraternidad.

8. En el Credo Niceno profesamos nuestra fe «en un solo Dios Padre». Pero no se puede invocar a Dios como Padre si no reconocemos como hermanos y hermanas a los demás hombres y mujeres, creados a imagen de Dios.

 9. Existe una hermandad universal, con independencia de la etnia, la nacionalidad, la religión o la opinión. Las religiones deben animar a las personas, a los grupos humanos y a los pueblos a reconocer y practicar esta verdad.

10. El uso de la religión no puede justificar la guerra y la violencia, el fundamentalismo y el fanatismo. Es necesario buscar el encuentro fraternal, el diálogo y la colaboración.

  El papa León XIV desea que Dios Padre escuche aquella oración ecuménica y conceda que el aniversario del Concilio de Nicea dé abundantes frutos de reconciliación, de unidad y de paz.

                                                                    José-Román Flecha Andrés

martes, 2 de diciembre de 2025

FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA A 2025

REFLEXIÓN _ La Inmaculada Concepción de la Virgen María 8 de diciembre

 

LLENA DE GRACIA 

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»

(Lc 1,28) 

Padre celestial, confieso que con una pasmosa frecuencia veo este mundo sumido en la oscuridad. Me asusta comprobar los abismos de barbarie a los que nos estamos encaminando con escandalosa frivolidad. Me gustaría mantener la esperanza, pero son muchos los motivos que me llevan a desconfiar de todos y de todo.

La verdad es que tampoco me fío de mí mismo. De sobra sé con qué facilidad olvido mis mejores propósitos de otros tiempos. ¿Dónde se han quedado aquellos altos ideales que me forjaba en mi juventud?

Con todo, yo sé que tú tienes un proyecto armonioso para este mundo. Nos gusta identificarlo con un paraíso. Y personalmente me gusta imaginarlo como un nudo de relaciones armoniosas con lo otro, con los otros y contigo, nuestro Absolutamente Otro.

En ese paisaje veo que sobresale la figura de María, aquella muchacha de Nazaret que se atrevió a dar un sí incondicional a tu propuesta.

Ella es la “llena de gracia”. Eso es: llena de tu gracia desde lo más profundo de su ser y desde lo más primitivo de su existencia. Me alegra pensar que en su limpieza tú decidiste preparar la mejor tierra para que naciera el mejor Fruto.

Ella calma mis desalientos. Mirando la fresca y transparente limpieza original de María, te pido que orientes a la Iglesia de tu Hijo Jesucristo para que grite a este mundo que es posible ser fieles a tu fidelidad.

Y, de paso, me atrevo a pedirte algo para mí. No quiero caer en el desaliento. Creo que me has llamado para anunciar que es posible la alegría. Te ruego que, al agradecerte la gracia que derramaste sobre María, también en mis atardeceres pueda yo descubrir día tras día la amable y fiable luz de la esperanza. Amén.

                                                                                 José-Román Flecha Andrés

 

2º DOMINGO DE ADVIENTO A 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 2º de Adviento. A 7 de diciembre de 2025


EL FRUTO DE LA CONVERSIÓN

El que viene detrás de mí puede más que yo

(Mt 3,11) 

1.      En este tiempo de Adviento todo parece preparar un gran acontecimiento. ¿No se está paganizando la celebración del Nacimiento de Jesús?

2.      ¿En esa tendencia de desacralizar el misterio no tenemos una parte de culpa los que nos decimos cristianos?

3.      Está bien recordar el mensaje del Bautista, pero no hay que olvidar la grandeza del mensajero. ¿No echamos de menos a quienes hoy anuncien el bien y la justicia?

4.       ¿Qué puede significar hoy para las personas y las instituciones la exhortación a dar el fruto de la conversión?

5.      ¿En este momento y en este lugar concreto qué puede significar hoy para la Iglesia la invitación a preparar el camino del Señor?

6.      Según el Bautista, el que ha de venir recogerá el grano. ¿Qué valores consideramos que merecen ser recogidos, conservados y testimoniados en este tiempo? 

7.      ¿Y yo, qué actos y actitudes de mi propia conducta creo que han de ser ya ahora mismo arrojados al fuego?

                                                                                                             José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Domingo 2º de Adviento. A 7 de diciembre de 2025

 

LA PROFECÍA Y LA VENIDA

“Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada” (Is 11,10). El profeta Isaías anuncia la llegada de un descendiente de David, sobre el cual se posará el Espíritu del Señor. “La justicia será el ceñidor de su cintura”. Su futuro será la paz, que es descrita con los colores de la armonía del paraíso. Con él llegará la concordia entre los pueblos.

El salmo responsorial se hace eco de esa profecía al cantar: “Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7).

Como a los romanos, san Pablo nos pide que “a través de nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza” (Rom 15,4). Un consejo muy oportuno para el tiempo del Adviento.

LA EXHORTACIÓN

En el evangelio de este segundo domingo de Adviento se nos presenta la figura de Juan Bautista, que dirige tres exhortaciones a las gentes que se acercan a él para hacerse bautizar en el Jordán:

• “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”. Es la hora de revisar y cambiar las actitudes habituales de las personas y de las estructuras. Convertirse no es solo disminuir el nivel del mal. Es prestarse a una nueva creación.

• “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”. El Señor no deja de existir tan solo porque algunos hayan decidido que ya no existe o que nunca ha existido. El Señor está ahí y ha decidido entrar en nuestras vidas. Lo más razonable es preparar su camino y recibirlo con esperanza.

• “Dad el fruto que pide la conversión”. Pero no bastan las palabras para dar cuenta de una pretendida renovación de la casa, del gobierno o del santuario. El árbol se conoce por sus frutos. Y la conversión de la persona o de la institución exige dar buenos frutos.

EL MÁS FUERTE

Con ser muy importante, el mensaje de Juan no se reduce a una propuesta moral. Exhorta a la conversión y a cambiar de actitudes. Pero, además, o sobre todo, anuncia la llegada de otro que es más fuerte que él. Estas serán sus señas:

• “Bautizará con Espíritu Santo y fuego”. El viento y el fuego favorecen la vida, pero pueden purificar y limpiar, destruir y arrasar. El que ha de venir vendrá a renovar a las personas y a la comunidad.

• “Reunirá su trigo en el granero”. Como el labrador que usa el bieldo para separar el grano de la paja. Él realizará un juicio definitivo sobre el bien y el mal. Recogerá los mejores frutos de la humanidad y ayudará a valorarlos como se debe.

•” Quemará la paja en una hoguera que no se apaga”. El que ha de venir retirará las máscaras que presentan el mal con apariencia de bien. Y condenará al fuego los vicios y la corrupción, las apariencias y la mentira.

- Señor Jesús, anunciado por Juan el Bautista, en el Adviento decimos esperar tu visita. Por desgracia, la hemos convertido en la gran feria del consumo y la apariencia. Ayúdanos a preparar la celebración de tu venida y acogerte con sinceridad. Amén.   

                                                                                             José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 6 de diciembre de 20­25

 

LA CLAUSURA DEL CONCILIO

Se cumplen ahora sesenta años de la clausura del Concilio Vaticano II. A pesar de los temores de muchos, la constitución Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual fue aprobada por una mayoría de votos en la votación final del día 7 de diciembre.

A continuación, el cardenal Agustín Bea leyó la carta apostólica Ambulate in dilectione, es decir “Caminad en el amor”. Con ella se anulaba la excomunión a la Iglesia Ortodoxa, que hacía lo mismo en Constantinopla, con relación a la Iglesia Católica.

Los que estábamos presentes en la Basílica de San Pedro aplaudimos con ganas, mientras el papa Pablo VI abrazaba al Metropolita Melitón de Heliópolis, presidente de la comisión enviada por el Patriarca Atenágoras.  

En aquella última sesión de la asamblea conciliar, Pablo VI parecía querer responder a los que acusaban al Concilio de ocuparse muy poco de las cosas divinas y mucho de la Iglesia. Por eso afirmaba con fuerza: “Dios existe, vive, es personal y providente, es infinitamente bueno para con todos nosotros. Es nuestro Creador, nuestra verdad y nuestra felicidad”. Y añadía que la Iglesia se inclina hacia el hombre y hacia el mundo, pero a la vez se alza hasta el reino de Dios.    

El día siguiente, 8 de diciembre de 1965, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, tuve la alegría de asistir a la celebración de la clausura del Concilio, que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro. El papa Pablo VI dirigió un amplio saludo a los presentes y a los ausentes, a toda la humanidad.

Pero añadió que el suyo no era como el saludo de despedida que separa a las personas, sino como ese saludo de amistad que permanece, o que nace entre ellas. De hecho, quería él llegar al corazón de cada uno con el deseo cristiano de la paz.  

Al final de la celebración, escuchamos los mensajes del Concilio a los gobernantes, a los intelectuales, a los artistas, a las mujeres, a los trabajadores, a los pobres, a los enfermos y finalmente a los jóvenes.

Para terminar, el secretario general del Concilio, Monseñor Pericle Felici leyó la carta apostólica In Spiritu Sancto, firmada aquel mismo día por el papa Pablo VI. Con ella, clausuraba el Concilio y ordenaba que se cumpliesen sus orientaciones “para gloria de Dios, para honor de la santa madre Iglesia y para la paz y tranquilidad de todos los hombres”.   

Aquella misma tarde, del día 8 de diciembre de 1965 en la Piazza di Spagna Pablo VI ofrecía la corona de flores a la imagen de la Santísima Virgen.  Aquel día, la invocación a María, Madre de la Iglesia, era un gesto que debería ser inolvidable. A los pies de María se iniciaba el camino postconciliar de la Iglesia.

                                                                      José-Román Flecha Andrés

miércoles, 26 de noviembre de 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Adviento 2025

VIENE EL HIJO DEL HOMBRE

“Estad preparados, 

porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre”

(Mt 24,44) 

1. Estas palabras del Evangelio de Mateo marcan el inicio de un nuevo Adviento. ¿Nos detenemos alguna vez a reflexionar y a orar sobre ellas?

 2. ¿Creemos de verdad que el Hijo del Hombre ha de cumplir su promesa de venir a nuestro mundo, que es el suyo?

3. ¿Entendemos e imaginamos su venida como una amenaza que nos podría llenar de terror o la aguardamos con esperanza?

4. Si el Hijo del hombre viene a la hora que menos pensamos, ¿no tendremos que estar más atentos para percibir los signos más humildes de su venida?

5. Más aún, ¿No estará ya presente el Hijo del Hombre y, distraídos en nuestros intereses, no habremos percibido su presencia?

6. ¿Creemos que la venida del Señor afecta solamente a nuestra vida espiritual o ya hemos comprendido que ha de afectar a nuestras estructuras?

7. ¿Cómo puedo yo transmitir a los demás este mensaje de esperanza que motiva nuestra alegría y suscita nuestra responsabilidad?