EL CÁNTARO
martes, 9 de diciembre de 2025
EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 3º de Adviento. A 14 de diciembre de 2025
LA IMAGEN DE JESÚS
1
Siempre ha habido
personas que se han formado una imagen de Jesús acomodada a sus propios
intereses. ¿Cuáles son hoy las imágenes que nos hacemos de él?
2. Jesús proclama dichoso a quien no encuentre en él una
piedra de tropiezo. ¿Qué significa en realidad esa bienaventuranza, resumen de
todas las demás?
3. ¿Existe hoy ese escándalo ante Jesús o no surgirá el
escándalo ante el cinismo de los que presumen de vivir según el Evangelio del
Señor?
4
¿Cuáles son las
obras que pueden hacer creíble a Jesús y su mensaje en este tiempo concreto de
la historia?
5. ¿Cómo podemos hacer respetable y aceptable en este
tiempo y en este lugar la identidad y la misión de Jesús?
6. ¿Por qué se habrá hecho Juan Bautista esas preguntas
en la cárcel? ¿Hemos tratado de buscar una respuesta?
7. ¿Qué imagen de Jesús me he formado yo, a lo largo de
mi vida y especialmente en este momento?
REFLEXIÓN - Domingo 3º de Adviento, Ciclo A 14 de diciembre de 2025
ACOGER AL SALVADOR
Las noticias de cada día nos
hablan de catástrofes naturales, de guerras y de proyectos de los poderosos
para cambiar las estructuras de la tierra. Pero siempre son los más pobres y
marginados los que son condenados a pagar las consecuencias del mal y de las
desgracias.
El texto del profeta Isaías que
hoy se lee gira en torno a una consoladora profecía: “¡He aquí vuestro Dios!
Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará”. A
continuación, añade que su venida cambiará la suerte de los ciegos y los
sordos, los cojos y los mudos y hará volver a los rescatados del Señor (Is
35,1-6.10).
Este domingo, imploramos: “Ven,
Señor, a salvaros” (Sal 145). Y después leemos en la carta de Santiago:
“Hermanos, esperad con paciencia hasta la venida del Señor” (Stg 5,7).
Andando los siglos, santa Teresa de Jesús escribía con acierto: “¿Qué esperanza podemos tener de hallar sosiego en otras cosas, pues en las propias no podemos sosegar…?”
SANACIÓN Y SALVACIÓN
Desde la mazmorra en la que había sido arrojado por
Herodes, Juan Bautista envía a dos discípulos suyos para que interroguen a
Jesús sobre su identidad: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a
otro?” (Mt 11,2-11). Las credenciales de Jesús son sus propias obras, que evidentemente
cumplen las promesas que se contenían en el libro de Isaías. En realidad, son
la prueba de que él es el Mesías que había de venir.
Sus acciones no son meros actos de
curación. La sanación corporal es el signo visible de la salvación integral de
la persona. Una salvación que solo Jesús puede otorgar. Nadie fuera de él podrá
salvarnos. Ni personas, ni instituciones, ni líderes ni ideologías. Solo él es
el Salvador. Ese es el contenido central de nuestra fe y de la nueva
evangelización.
La salvación del hombre no se reduce a la sanación corporal de la persona, pero no pretende ignorarla. Hoy podemos y debemos preguntar por los enfermos que conocemos y por los que no conocemos. Hoy no podemos ignorar a todos esos desvalidos. Hoy hemos de agradecer la misericordia que Dios tiene con todos ellos.
LA GRAN BIENAVENTURANZA
Entre todas las bienaventuranzas
que el evangelio pone en boca de Jesús, es fundamental la que se recuerda en
este tercer domingo de Adviento:
• “¡Dichoso aquel que no pierde su
confianza en mí!”. Muchos desearían un Mesías a la medida de sus gustos, un
evangelio que aceptara sus caprichos, una Iglesia que bendijera todas sus
decisiones. Sin embargo, para la fe cristiana, es dichoso el que no coloca su
propia idea del Mesías por encima y contra la realidad del Mesías Jesús.
• “¡Dichoso
aquel que no pierde su confianza en mí!”. Contemplemos una vez más la apariencia
humilde de Jesús. Contemplemos su sacrificio. Su pasión y su muerte eran un
verdadero escándalo, una piedra de tropiezo. Pues bien, es dichoso quien supera
la tentación de abandonar a Jesús y su evangelio, a Cristo y a su Iglesia.
- Señor Jesús, nos llena de gozo la esperanza con la que nos estamos preparando para la celebración de tu Nacimiento. Tu sabes que esa celebración se está paganizando cada día más. No permitas que te recibamos de manera indigna. Deseamos sinceramente aceptarte como el que eres. Queremos acogerte como nuestro Salvador. Amén.
José-Román Flecha Andrés
CADA DÍA SU AFÁN - 13 de diciembre de 2025
EL ARRIANISMO DE HOY
El
día 28 de noviembre en el encuentro ecuménico de oración cerca del lugar donde
debió de celebrarse el Concilio de Nicea, el papa León XIV pronunció un breve
discurso que no deberíamos ignorar.
1. Dijo
que en una época en la que las personas se ven sometidas a innumerables
amenazas a su propia dignidad, el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea
es una buena ocasión para preguntarnos quién es Jesucristo para cada uno de
nosotros.
2. Hoy
muchos cristianos corren el riesgo de reducir a Jesucristo a una especie de
líder carismático o superhombre. Esa tergiversación al final conduce a la
tristeza y la confusión. En realidad, parece que estamos reviviendo la herejía
del arrianismo.
3. Al
negar la divinidad de Cristo, Arrio lo redujo a un intermediario entre Dios y
los seres humanos. Al ignorar la realidad de la Encarnación, lo divino y lo
humano quedaron separados. Pero si Dios no se hizo hombre, ¿cómo pueden los
mortales participar de su vida inmortal?
4. La
confesión de fe de Nicea es muy importante para la plena comunión de los
cristianos. De hecho, es compartida por todas las Iglesias y comunidades
cristianas del mundo.
5. En
efecto, la fe «en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del
Padre antes de todos los siglos [...] de la misma naturaleza del Padre» (Credo
Niceno) es un vínculo profundo que ya une a todos los cristianos.
6. Todos estamos invitados a superar el
escándalo de las divisiones y a alimentar el deseo de unidad por el que el
Señor Jesús rezó y dio su vida.
7. Los
cristianos hemos de dar un testimonio creíble del Evangelio de Jesucristo, que
es anuncio de esperanza, mensaje de paz y de fraternidad universal más allá de
las fronteras de nuestras comunidades y naciones. Toda la humanidad necesita
descubrir la reconciliación y la fraternidad.
8. En
el Credo Niceno profesamos nuestra fe «en un solo Dios Padre». Pero no se puede
invocar a Dios como Padre si no reconocemos como hermanos y hermanas a los
demás hombres y mujeres, creados a imagen de Dios.
9. Existe una hermandad universal, con independencia
de la etnia, la nacionalidad, la religión o la opinión. Las religiones deben
animar a las personas, a los grupos humanos y a los pueblos a reconocer y
practicar esta verdad.
10.
El uso de la religión no puede justificar la guerra y la violencia, el
fundamentalismo y el fanatismo. Es necesario buscar el encuentro fraternal, el
diálogo y la colaboración.
El papa León XIV desea que Dios Padre escuche aquella oración ecuménica y conceda que el aniversario del Concilio de Nicea dé abundantes frutos de reconciliación, de unidad y de paz.
José-Román Flecha Andrés
martes, 2 de diciembre de 2025
REFLEXIÓN _ La Inmaculada Concepción de la Virgen María 8 de diciembre
LLENA DE GRACIA
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo»
(Lc 1,28)
Padre celestial, confieso que con una pasmosa frecuencia veo este mundo
sumido en la oscuridad. Me asusta comprobar los abismos de barbarie a los que
nos estamos encaminando con escandalosa frivolidad. Me gustaría mantener la
esperanza, pero son muchos los motivos que me llevan a desconfiar de todos y de
todo.
La verdad es que tampoco me fío de mí mismo. De sobra sé con qué facilidad
olvido mis mejores propósitos de otros tiempos. ¿Dónde se han quedado aquellos altos
ideales que me forjaba en mi juventud?
Con todo, yo sé que tú tienes un proyecto armonioso para este mundo. Nos
gusta identificarlo con un paraíso. Y personalmente me gusta imaginarlo como un
nudo de relaciones armoniosas con lo otro, con los otros y contigo, nuestro
Absolutamente Otro.
En ese paisaje veo que sobresale la figura de María, aquella muchacha de
Nazaret que se atrevió a dar un sí incondicional a tu propuesta.
Ella es la “llena de gracia”. Eso es: llena de tu gracia desde lo más
profundo de su ser y desde lo más primitivo de su existencia. Me alegra pensar
que en su limpieza tú decidiste preparar la mejor tierra para que naciera el
mejor Fruto.
Ella calma mis desalientos. Mirando la fresca y transparente limpieza
original de María, te pido que orientes a la Iglesia de tu Hijo Jesucristo para
que grite a este mundo que es posible ser fieles a tu fidelidad.
Y, de paso, me atrevo a pedirte algo para mí. No quiero caer en el
desaliento. Creo que me has llamado para anunciar que es posible la alegría. Te
ruego que, al agradecerte la gracia que derramaste sobre María, también en mis
atardeceres pueda yo descubrir día tras día la amable y fiable luz de la esperanza.
Amén.
José-Román Flecha Andrés
EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 2º de Adviento. A 7 de diciembre de 2025
EL FRUTO DE LA CONVERSIÓN
“El que viene detrás de mí puede más
que yo”
(Mt 3,11)
1. En este tiempo de Adviento todo parece preparar un gran acontecimiento. ¿No
se está paganizando la celebración del Nacimiento de Jesús?
2. ¿En esa tendencia de desacralizar el misterio no tenemos una parte de culpa
los que nos decimos cristianos?
3. Está bien recordar el mensaje del Bautista, pero no hay que olvidar la
grandeza del mensajero. ¿No echamos de menos a quienes hoy anuncien el bien y
la justicia?
4. ¿Qué puede significar hoy para las
personas y las instituciones la exhortación a dar el fruto de la conversión?
5. ¿En este momento y en este lugar concreto qué puede significar hoy para la
Iglesia la invitación a preparar el camino del Señor?
6. Según el Bautista, el que ha de venir recogerá el grano. ¿Qué valores
consideramos que merecen ser recogidos, conservados y testimoniados en este
tiempo?
7. ¿Y yo, qué actos y actitudes de mi propia conducta creo que han de ser ya
ahora mismo arrojados al fuego?
José-Román Flecha
REFLEXIÓN - Domingo 2º de Adviento. A 7 de diciembre de 2025
LA PROFECÍA Y LA VENIDA
“Aquel
día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia
ella las naciones y será gloriosa su morada” (Is 11,10). El profeta Isaías
anuncia la llegada de un descendiente de David, sobre el cual se posará el
Espíritu del Señor. “La justicia será el ceñidor de su cintura”. Su futuro será
la paz, que es descrita con los colores de la armonía del paraíso. Con él
llegará la concordia entre los pueblos.
El
salmo responsorial se hace eco de esa profecía al cantar: “Que en sus días
florezca la justicia y la paz abunde eternamente” (Sal 71,7).
Como a los romanos, san Pablo nos pide que “a través de nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza” (Rom 15,4). Un consejo muy oportuno para el tiempo del Adviento.
LA EXHORTACIÓN
En el evangelio de este
segundo domingo de Adviento se nos presenta la figura de Juan Bautista, que
dirige tres exhortaciones a las gentes que se acercan a él para hacerse
bautizar en el Jordán:
• “Convertíos, porque está
cerca el reino de los cielos”. Es la hora de revisar y cambiar las actitudes
habituales de las personas y de las estructuras. Convertirse no es solo
disminuir el nivel del mal. Es prestarse a una nueva creación.
• “Preparad el camino del
Señor, allanad sus senderos”. El Señor no deja de existir tan solo porque
algunos hayan decidido que ya no existe o que nunca ha existido. El Señor está
ahí y ha decidido entrar en nuestras vidas. Lo más razonable es preparar su
camino y recibirlo con esperanza.
• “Dad el fruto que pide la conversión”. Pero no bastan las palabras para dar cuenta de una pretendida renovación de la casa, del gobierno o del santuario. El árbol se conoce por sus frutos. Y la conversión de la persona o de la institución exige dar buenos frutos.
EL MÁS FUERTE
Con ser muy importante, el
mensaje de Juan no se reduce a una propuesta moral. Exhorta a la conversión y a
cambiar de actitudes. Pero, además, o sobre todo, anuncia la llegada de otro
que es más fuerte que él. Estas serán sus señas:
• “Bautizará con Espíritu
Santo y fuego”. El viento y el fuego favorecen la vida, pero pueden purificar y
limpiar, destruir y arrasar. El que ha de venir vendrá a renovar a las personas
y a la comunidad.
• “Reunirá su trigo en el
granero”. Como el labrador que usa el bieldo para separar el grano de la paja.
Él realizará un juicio definitivo sobre el bien y el mal. Recogerá los mejores
frutos de la humanidad y ayudará a valorarlos como se debe.
•” Quemará la paja en una
hoguera que no se apaga”. El que ha de venir retirará las máscaras que
presentan el mal con apariencia de bien. Y condenará al fuego los vicios y la
corrupción, las apariencias y la mentira.
- Señor Jesús, anunciado por Juan el Bautista, en el Adviento decimos esperar tu visita. Por desgracia, la hemos convertido en la gran feria del consumo y la apariencia. Ayúdanos a preparar la celebración de tu venida y acogerte con sinceridad. Amén.
José-Román Flecha Andrés
CADA DÍA SU AFÁN - 6 de diciembre de 2025
LA CLAUSURA DEL CONCILIO
Se
cumplen ahora sesenta años de la clausura del Concilio Vaticano II. A pesar de
los temores de muchos, la constitución Gaudium
et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual fue aprobada por una mayoría de
votos en la votación final del día 7 de diciembre.
A
continuación, el cardenal Agustín Bea leyó la carta apostólica Ambulate in dilectione, es decir “Caminad en el amor”. Con ella se anulaba
la excomunión a la Iglesia Ortodoxa, que hacía lo mismo en Constantinopla, con
relación a la Iglesia Católica.
Los
que estábamos presentes en la Basílica de San Pedro aplaudimos con ganas,
mientras el papa Pablo VI abrazaba al Metropolita Melitón de Heliópolis,
presidente de la comisión enviada por el Patriarca Atenágoras.
En
aquella última sesión de la asamblea conciliar, Pablo VI parecía querer
responder a los que acusaban al Concilio de ocuparse muy poco de las cosas
divinas y mucho de la Iglesia. Por eso afirmaba con fuerza: “Dios existe, vive,
es personal y providente, es infinitamente bueno para con todos nosotros. Es
nuestro Creador, nuestra verdad y nuestra felicidad”. Y añadía que la Iglesia
se inclina hacia el hombre y hacia el mundo, pero a la vez se alza hasta el
reino de Dios.
El
día siguiente, 8 de diciembre de 1965, fiesta de la Inmaculada Concepción de la
Virgen María, tuve la alegría de asistir a la celebración de la clausura del
Concilio, que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro. El papa Pablo VI dirigió un
amplio saludo a los presentes y a los ausentes, a toda la humanidad.
Pero
añadió que el suyo no era como el saludo de despedida que separa a las
personas, sino como ese saludo de amistad que permanece, o que nace entre
ellas. De hecho, quería él llegar al corazón de cada uno con el deseo cristiano
de la paz.
Al
final de la celebración, escuchamos los mensajes del Concilio a los
gobernantes, a los intelectuales, a los artistas, a las mujeres, a los
trabajadores, a los pobres, a los enfermos y finalmente a los jóvenes.
Para
terminar, el secretario general del Concilio, Monseñor Pericle Felici leyó la
carta apostólica In Spiritu Sancto, firmada
aquel mismo día por el papa Pablo VI. Con ella, clausuraba el Concilio y
ordenaba que se cumpliesen sus orientaciones “para gloria de
Dios, para honor de la santa madre Iglesia y para la paz y tranquilidad de
todos los hombres”.
Aquella misma tarde, del día 8 de diciembre de 1965 en la Piazza di Spagna Pablo VI ofrecía la corona de flores a la imagen de la Santísima Virgen. Aquel día, la invocación a María, Madre de la Iglesia, era un gesto que debería ser inolvidable. A los pies de María se iniciaba el camino postconciliar de la Iglesia.
José-Román Flecha Andrés
miércoles, 26 de noviembre de 2025
EXAMEN DE CONCIENCIA - Adviento 2025
VIENE EL
HIJO DEL HOMBRE
“Estad preparados,
porque a la hora que menos penséis viene el Hijo
del Hombre”
(Mt 24,44)
1. Estas
palabras del Evangelio de Mateo marcan el inicio de un nuevo Adviento. ¿Nos
detenemos alguna vez a reflexionar y a orar sobre ellas?
2. ¿Creemos de verdad que el Hijo del
Hombre ha de cumplir su promesa de venir a nuestro mundo, que es el suyo?
3. ¿Entendemos
e imaginamos su venida como una amenaza que nos podría llenar de terror o la
aguardamos con esperanza?
4. Si el Hijo
del hombre viene a la hora que menos pensamos, ¿no tendremos que estar más
atentos para percibir los signos más humildes de su venida?
5. Más aún,
¿No estará ya presente el Hijo del Hombre y, distraídos en nuestros intereses, no
habremos percibido su presencia?
6. ¿Creemos
que la venida del Señor afecta solamente a nuestra vida espiritual o ya hemos
comprendido que ha de afectar a nuestras estructuras?
7. ¿Cómo puedo yo transmitir a los demás este mensaje de esperanza que motiva nuestra alegría y suscita nuestra responsabilidad?
lunes, 24 de noviembre de 2025
REFLEXIÓN - Domingo 1º de Adviento. A 30 de noviembre de 2025
LOS DÍAS DEL DILUVIO
“En el futuro estará firme
el monte de la casa del Señor… Hacia él confluirán todas las naciones… que
dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob” (Is 2,2-3).
Todos los hebreos deseaban subir a Jerusalén. Pero el profeta anuncia que todos
los pueblos llegarán un día a venerar allí al Señor. El templo de Jerusalén sería
la meta de una peregrinación universal.
El salmo responsorial refleja
la alegría de las gentes que se ponían en camino para subir a Jerusalén y orar
en el templo. Hoy vivimos en medio de una tremenda confusión. Pero, como los
antiguos israelitas, nos atrevemos a cantar: “¡Qué alegría cuando me dijeron: ¡Vamos
a la casa del Señor!” (Sal 121,1).
En este primer domingo de Adviento san Pablo nos dice que ya es hora de despertar de nuestro letargo para caminar por las sendas de la luz. Que las ocupaciones y preocupaciones de cada día no fomenten la distracción ni nos sumerjan en la pereza (Rom 13,14).
EL TIEMPO DE NOÉ
En el evangelio de este primer domingo de Adviento, Jesús recuerda los días del diluvio (Mt 24,37-44). Las gentes vivían tranquilamente, sin sospechar lo que estaba por llegar. Lo mismo sucederá o está sucediendo con la venida o manifestación del Señor.
Es preciso
estar atentos a los signos de los tiempos. Las cosas son lo que son más lo que
significan. Y lo mismo ocurre con los acontecimientos. Necesitamos prestarles
atención para aprender a leer los mensajes que pueden transmitirnos.
Los sucesos
de cada día nos hablan de la caducidad de todo. Nada es definitivo. Y además,
los sucesos de cada día nos invitan a mantenernos despiertos y vigilantes. El
evangelio menciona a las personas que están en una misma situación o en un
mismo trabajo, pero añade que no a todos
les espera la misma suerte.
Estamos viviendo el tiempo de Noé. Tenemos que preguntarnos si podremos entrar en el arca y salvar nuestra existencia o pereceremos arrastrados por las aguas del diluvio. Nuestra necedad nos ahogaría. Pero la observación de la situación ha de favorecer nuestra conversión, para no ser arrastrados por el diluvio de hoy.
LA IGNORANCIA DE LA HORA
La reflexión sobre la
venida imprevisible del Señor comporta la invitación de Jesús a mantenernos
vigilantes. “Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro
Señor”.
• No estamos a la
espera de “algo”, ya sea deseado o temido. Hemos de manteneros en vela, aguardando
la manifestación de nuestro Señor. Para ello necesitamos la virtud de la templanza.
Las mil adicciones que nos tientan cada día nos llevan a vivir distraídos, como
las gentes a las que sorprendió el diluvio.
• Ante la curiosidad de los discípulos que
deseaban saber cuándo vendría el Señor, Jesús repitió que no era posible saber
el día o la hora de su manifestación. Seguramente quería advertir a los suyos
del peligro de obsesionarse por el futuro e ignorar los compromisos del
presente que nos exige la esperanza.
- Señor Jesús, demasiadas
veces hemos experimentado el miedo al pensar en tu venida. Pero
tu anuncio es una exhortación a vivir en la esperanza. La ignorancia de la hora
de tu manifestación nos lleva a vivirlas todas en la caridad. ¡Ven, Señor
Jesús!
José-Román Flecha Andrés
CADA DÍA SU AFÁN - 29 de noviembre de 2025
REPENSANDO LA DIGNIDAD HUMANA
Hoy
es habitual defender la dignidad humana. Toda persona humana participa de una
intrínseca dignidad que debe ser respetada y de ningún modo violada, aun cuando
el individuo no sea plenamente autosuficiente o haya actuado de modo
incorrecto. Una larga serie de pensadores lo atestigua.
1. Ya
Séneca escribía: “El hombre ha nacido para ayudar al hombre; la ira
para la destrucción común. El hombre busca la sociedad, la ira provoca el
aislamiento; el hombre quiere ser útil, la ira quiere dañar; el hombre socorre
hasta a los desconocidos, la ira hiere hasta a los amigos más íntimos; el
hombre está dispuesto a sacrificarse por los intereses ajenos, la ira se
precipita en el peligro con tal de arrastrar consigo a otro”.
2.
Para santo Tomás, “el hombre ha sido creado a imagen de Dios por su naturaleza
intelectual. El hombre posee una aptitud natural para conocer y amar a Dios, aptitud
que consiste en la naturaleza de la mente. Esta imagen es común a todos los
hombres”.
3.
Pico della Mirandola dejó un famoso discurso en el que introduce esta admirable
exclamación: “¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suma y admirable suerte del
hombre, al cual le ha sido concedido obtener lo que desee, ser lo que quiera!”.
4. Según
Pascal, “el hombre ha sido creado para pensar; toda su dignidad, todo su mérito
ahí estriba; y su deber es pensar como debe”. El papa Francisco ha citado un pensamiento
de Pascal que revela su respeto hacia la dignidad del ser humano: “Dios,
habiendo creado el cielo y la tierra, que no sienten la dicha de su existencia,
quiso crear seres que la conocieran y que compusieran un cuerpo de miembros
pensantes”.
5.
Según Kant, la dignidad de la persona no es determinada por la legalidad
vigente en un determinado tiempo y lugar. La autonomía de la moralidad se
fundamenta precisamente en la dignidad de la persona.
6. John
Rawls considera que el estudio de la dignidad no puede limitarse a la
consideración del respeto que la persona reivindica. Es preciso valorar las
estructuras de una sociedad que pueden favorecer o impedir el respeto y la
dignidad de los ciudadanos.
7.
Con razón ha escrito Juan Pablo II que “el anuncio
cristiano de la dignidad, de la igualdad y de la libertad de los hombres ha
influido ciertamente en la reflexión filosófica que los modernos han llevado a
cabo”.
La dignidad
de la persona no viene motivada por el tener, el poder o el placer ni viene
limitada por la carencia o la deficiencia de estas apetencias que parecen
imprescindibles para su autonomía y su desarrollo.
Por tanto, toda vida humana merece respeto y defensa, en virtud de su misma dignidad, con independencia de su raza o de su país de origen, de su sexo o de su edad, de su afiliación política o de su confesión religiosa.
José-Román Flecha Andrés
jueves, 20 de noviembre de 2025
EXAMEN DE CONCIENCIA - Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. C 23 de noviembre de 2025
VENGA TU REINO
“Este
es el rey de los judíos”
(Lc 23,38)
1. En la mayor
parte del mundo se ignora qué es un rey o se denigra su misma figura. ¿Cómo se
puede atribuir este titulo a Jesús?
2. Por otra
parte, nombrar a Jesús como rey de los judíos ¿no puede causar el rechazo de
quienes denuncian hoy a ese pueblo?
3. Jesús afirma
ante Pilato que es el rey de la verdad. ¿Pero no se desprecia hoy la verdad
difundiendo la mentira o generando corrupción?
4. ¿Se podrían
al menos establecer algunos valores fundamentales para pertenecer al reino de
Jesucristo?
5. Afirmar que
Jesús es rey ¿no parecerá reservar su realeza solamente a los cristianos o tal
vez a los católicos?
6. Y aun para
estos, confesar a Jesús como rey ¿determina la asunción de un comportamiento
digno del Reino que él anunciaba?
7. ¿Y yo en qué pienso en realidad cuando pido al Padre celestial que venga a nosotros su Reino?
José-Román Flecha
REFLEXIÓN - Fiesta de Jesucristo Rey del Universo. C 23 de noviembre de 2025
UN REY MISERICORDIOSO
“Todos los
ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos
un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de
Israel” (2 Sam 2,4).
Los ancianos
apoyan su decisión en la promesa que el mismo Dios había hecho a David: “Tú
serás el pastor de mi pueblo, Israel; tú
serás el jefe de Israel”. En esta nueva etapa de su
reinado, David traslada su residencia de Hebrón a Jerusalén.
El
salmo responsorial se hace eco de estos hechos al proclamar la fortaleza y la armonía de la
Ciudad Santa: “Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta” (Sal 121,3).
En la segunda lectura de este domingo, san Pablo evoca el reinado de David, al escribir que Dios Padre nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido” (Col 1,13).
TRES DESAFÍOS
El texto del evangelio según san Lucas (Lc
23,35-43) por tres veces presenta la paradójica
realeza de Jesús en el dramático escenario de la crucifixión.
• En primer
lugar se recoge el desafío que dirigen a Jesús unos soldados
que apenas llegan a comprender lo que está sucediendo ante
sus ojos: “Si eres tú el rey de los judíos,
sálvate a ti mismo”. Seguramente, piensan que el condenado es un pobre loco. Pretende ser rey de unos súbditos
que claman a gritos que sea crucificado.
• Además,
se menciona el letrero que Pilato ha ordenado
colocar sobre la cruz: “Este es el rey de los judíos”.
Evidentemente, el gobernador romano
desprecia a Jesús. Y al mismo tiempo, quiere humillar
a los judíos. Piensa que, en su orgullo solo
se merecen como rey a un pobre hombre que no tiene unos seguidores que lo
defiendan.
• Y, en tercer lugar, junto a estos datos tan ajenos al estilo del crucificado, el evangelio de Lucas recoge el ruego de un malhechor que ha sido crucificado junto a él.
HOY CONMIGO
Este bandido
es
un condenado a muerte que reconoce
merecer el castigo. Ha oído
cómo Jesús pedía a su
Padre el perdón para quienes lo condenaban. Por eso se atreve a
dirigirse a ese hombre, al que Pilato califica como rey.
• “Jesús,
acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. ¿No estará pidiendo
una prueba? ¿Es que el
Reino de Dios, tan esperado por su pueblo, puede
llegar con aquel crucificado que tiene a su
lado?
Sin pretenderlo, se hace eco de todas las
gentes, que durante siglos pedían a Dios
que se acordase de su pueblo.
• “Te lo
aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”. Esta es la
respuesta de Jesús. Todo parece reflejar un
escandaloso fracaso. Pero el Reino de Dios llega para quien está con él. El futuro esperado se concreta en el hoy de la misericordia. El
Justo injustamente ajusticiado se revela como el Rey misericordioso que reina
desde la cruz.
- Señor Jesús, en este
mundo muchas personas no reconocen tu realeza. Ayúdanos a vivir con alegría la suerte de pertenecer a
tu Reino. Y a proclamar con humilde osadía
tu señorío sobre el mal. Porque
tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
CADA DÍA SU AFÁN - 22 de noviemre de 2025
CRISTO REY
Al
final del Año Santo de 1925, el papa Pío XI publicó su encíclica “Quas primas”,
por la que instituía la fiesta de Cristo Rey.
1. Constataba
el laicismo que a lo largo de los años se había ido difundiendo en la sociedad
en general y en los gobiernos. Señalaba el aumento de las discordias en
diversos ámbitos de la sociedad y la inestabilidad creada por las revoluciones.
Y lamentaba el deterioro de la institución y de la convivencia familiar.
Según
el Papa, la inestabilidad de las personas y todos aquellos desórdenes sociales
podían atribuirse al abandono de Dios y al olvido de la religión.
Ante
ese panorama, citaba las referencias que se encuentran en la Biblia con
relación a la realeza del Mesías. Es notorio que Jesús rehúye ser proclamado
como rey, mientras que ante Pilato afirma ser el rey de los que pertenecen a la
verdad.
2. Según
la fe cristiana, en Jesús de Nazaret se encuentran la naturaleza divina y la
humana. Pues bien, el papa Pío XI afirma que, en cuanto Dios, Cristo tiene la
soberanía divina. Y en cuanto a su humanidad ejerce una soberanía real sobre nuestra
inteligencia, sobre nuestra voluntad y sobre nuestro corazón.
• Cristo reina en las inteligencias de los
hombres, porque es la Verdad y porque necesitamos beber de él y recibir la
verdad.
• Reina en las voluntades de los hombres, porque
con sus mociones e inspiraciones influye en nuestra libre voluntad y la
enciende en nobles propósitos.
• Y reina en
los corazones de los hombres porque, con su caridad, con su mansedumbre y benignidad, se hace amar como nadie ha
sido ni será tan amado como él.
3. Teniendo
en cuenta a la sociedad y la revelación bíblica, el Papa introduce en su
encíclica una observación sobre la capacidad educativa de las fiestas. Es evidente
que los documentos aparecen una sola vez, mientras que las fiestas se repiten
cada año.
En
consecuencia, Pío XI decide cerrar el año santo instituyendo la fiesta de Jesucristo
Rey. Según él, “si todos los fieles comprenden que deben militar
con infatigable esfuerzo bajo la bandera de Cristo Rey, entonces, inflamándose
en el fuego del apostolado, se dedicarán a llevar a Dios de nuevo a todos los
rebeldes e ignorantes, y trabajarán animosos por mantener incólumes los
derechos del Señor”.
4. Reconocer
y venerar a Jesús como Rey habría de afectar a toda la Iglesia, pero también a
la sociedad civil y a toda la humanidad.
Ha
pasado un siglo. Al grito de “Viva Cristo rey” fueron asesinados los mártires
de México y de España. El laicismo que Pío XI observaba se ha extendido cada
vez más.
Con todo, reconocer a Jesús como nuestro Rey y Señor puede hacernos más libres, más evangélicos y más decididos testigos de su verdad.
José-Román Flecha Andrés