martes, 5 de agosto de 2025

DOMINGO 19º TIEMPO ORDINARIO C 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 19 del Tiempo Ordinario. C 10 de agosto de 2025

 

                                  CUANDO EL SEÑOR SIRVE A SUS CRIADOS

   

Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor,

al llegar, los encuentre en vela;

en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa

y, acercándose, les irá sirviendo”.    

 (Lc 12,37)

 

1.      ¿Coincide esta bienaventuranza que Jesús nos ofrece con la experiencia que tenemos de los amos o los jefes de este mundo?   

2.      ¿En este preciso momento de nuestra historia, qué comportaría el servicio de los jefes y los amos para la vida de una sociedad?”

3.       ¿Hemos conocido patrones o gobernantes que se hayan comportado con sinceridad de esa forma que propone Jesús?

4.      ¿Cómo afecta a la dignidad humana que las personas perciban y padezcan el desinterés o el desprecio de sus dirigentes?

5.      Y, al contrario, ¿Cómo puede afectar a las personas y a la sociedad entera el hecho de que sus líderes se pongan al servicio de la comunidad?

6.      ¿Cómo puede aplicarse a los creyentes esta bienaventuranza de Jesús en los diversos ámbitos de la vida de la Iglesia?

7.      ¿He sabido yo reconocer y agradecer el valor de mis superiores cuando realmente me han ofrecido un servicio generoso y desinteresado?

                                                                                                      José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Domingo 19 del Tiempo Ordinario. C 10 de agosto de 2025

 

ESPERANDO AL SEÑOR 

“La noche de la liberación les fue anunciada a nuestros antepasados, para que sabiendo con certeza en qué promesas creían, tuvieran buen ánimo” (Sab 18,6-9). Así recordaba y agradecía Israel la intervención de Dios para liberarlo de la esclavitud que padecía en Egipto.

 En medio de las tinieblas resonó la señal de Dios para emprender el camino hacia la tierra de la libertad. En medio de nuestra oscuridad también nosotros podemos escuchar la voz de Dios que nos dirige a un ideal insospechado. Como los padres de Israel, estamos llamados a caminar en la esperanza, compartiendo con nuestros hermanos los mismos bienes y peligros. 

Con el salmo responsorial, proclamamos la fuerza de nuestra confianza en el Señor:  “Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti” (Sal 32,22).

Según la Carta a los Hebreos, nuestra esperanza se apoya en la fe en el Señor, que nos promete la libertad y la salvación: “La fe es fundamento de lo que se espera y garantía de lo que no se ve” (Heb 11,1-2).

LO QUE  LA ESPERANZA ES Y NO ES

A la memoria del pasado corresponde el mensaje evangélico sobre la libertad y la esperanza (Lc 12,32-48). En él se subrayan al menos tres virtudes: la generosidad del desprendimiento; la vigilancia en la espera y la responsabilidad en la convivencia.

• La esperanza no se entiende con la indiferencia. Si esperamos al Señor hemos de compartir con los demás nuestro tesoro. La espera es un fracaso cuando no se cultiva la fraternidad. La esperanza nos exige mantener buenas relaciones con nuestros hermanos.

 • La esperanza no se hermana con la pasividad. Si esperamos al Señor, hemos de estar despiertos y vigilantes como el centinela que aguarda el amanecer. Como los criados que aguardan el regreso de su amo, que se hará su servidor.

• La esperanza no se compagina con la glotonería. Si de verdad esperamos al Señor, hemos de mantenernos sobrios. Las mil adicciones que vamos alimentando cada día terminan por llevarnos a perder el juicio, nos degradan y nos esclavizan.  

LO QUE LA ESPERANZA COMPORTA 

El evangelio nos exhorta a vivir la urgencia y el gozo de la espera del Señor, que viene a salvarnos: “Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre?”. 

• “Estad preparados”.  No se prepara a recibir al Señor quien sucumbe a las tentaciones de la desesperanza o de la presunción. La primera nos hace creer que nunca llegaremos a la meta. Y la segunda pretende convencernos de que ya la hemos alcanzado. Las dos actitudes nos impiden seguir caminando con decisión y esperanza, con audacia y alegría. 

• “A la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre?” A veces entendemos esta frase como una amenaza. En realidad, es una advertencia para que prestemos atención a los signos de los tiempos. A la hora que menos pensamos podemos descubrir que el reino de Dios está aquí, que el Señor va haciendo camino con nosotros, “peregrinos de la esperanza”. 

- Señor Jesús, tú conoces todo lo que nos mantiene en una vergonzosa esclavitud. Sabes también que todos necesitamos la liberación. Pero nuestra libertad solo puede realizarse si te esperamos a ti, si creemos en ti, si te reconocemos a ti en nuestros hermanos más humildes y marginados.  Ayúdanos tú a mantener viva la esperanza. Amén.

                                                                                    José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 9 de agosto de 2025

 

                                                              

LA IMAGEN DE LA HIERBA 

Millones de personas han seguido de una forma u otra la homilía que el papa León XIV pronunció el domingo 3 de agosto en la misa con la que se concluía el Jubileo de los Jóvenes en la explanada romana de Tor Vergata.

Desde el comienzo afirmó él que el encuentro con el Cristo resucitado cambia nuestra existencia e ilumina nuestros afectos, deseos y pensamientos.

El salmo responsorial ofrecía la imagen de la hierba que por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita.

El Papa evocó la belleza de un prado “delicado, hecho con tallos delgados, vulnerables, propensos a secarse, doblarse, quebrarse”. Esos tallos son reemplazados rápidamente por otros que florecen después de ellos; y, al consumirse en el terreno, los primeros se convierten para los nuevos en alimento y abono. 

Esta imagen se puede aplicar a nuestra vida. Nosotros no hemos sido hechos para una vida donde todo es firme y seguro, sino para una existencia que se regenera constantemente en el don, en el amor. Por eso aspiramos a un “más” que ninguna realidad creada nos puede dar; sentimos una sed tan grande y abrasadora, que ninguna bebida de este mundo puede saciar.

“No engañemos nuestro corazón ante esta sed, buscando satisfacerla con sucedáneos ineficaces. Más bien, escuchémosla. Hagámonos de ella un taburete para subir y asomarnos, como niños, de puntillas, a la ventana del encuentro con Dios. Nos encontraremos ante Él, que nos espera; más bien, que llama amablemente a la puerta de nuestra alma. También para los jóvenes es hermoso abrirle de par en par el corazón, permitirle entrar, para después aventurarse con Él hacia los espacios eternos del infinito”.

Tras recordar cómo San Agustín confiesa que, al buscar a Dios, sus sentidos corporales fueron totalmente transformados, el Papa dijo a los jóvenes que “hay una inquietud importante en nuestro corazón, una necesidad de verdad que no podemos ignorar, que nos lleva a preguntarnos: ¿Qué es realmente la felicidad? ¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad?”

 La respuesta es clara: “La plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos, sino que está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría”.  

Si acogemos los sentimientos de compasión, benevolencia, humildad, dulzura, paciencia, perdón y paz, como los de Cristo, nuestra esperanza no quedará defraudada. Y esa esperanza es Jesús.

 El Papa concluyó diciendo a los jóvenes: “Aspirad a cosas grandes, a la santidad, allí donde estéis. No os conforméis con menos. Entonces veréis crecer cada día la luz del Evangelio, en vosotros mismos y a vuestro alrededor”.

                                                    José-Román Flecha Andrés

lunes, 28 de julio de 2025

DOMINGO 18º TIEMPO ORDINARIO C 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA- Domingo 18 del Tiempo Ordinario. C 3 de agosto de 2025

 

                                                    EL SER Y EL TENER

Necio, esta noche te van a reclamar el alma,

y ¿de quién será lo que has preparado?   

 (Lc 12,20)

1.      Tanto la filosofía como la fe nos han invitado a distinguir el “ser” del “tener”. ¿Hasta qué punto se manifiesta esa distinción en la cultura actual?

2.      ¿Cómo atenta contra la dignidad humana el considerar a una persona tan solo en razón de los bienes que posee?

3.      ¿Cómo puede prepararse para el futuro una persona que vive sometida solamente al deseo de aumentar los bienes que posee en el presente?

4.      Siempre nos impresiona la muerte repentina de un familiar o de una persona amiga. ¿Pero influye algo esa impresión en nuestra propia vida? 

5.      ¿Nos dice algo esa voz de lo alto que nos pregunta de quién será todo lo que hemos conseguido y almacenado durante nuestra vida?

6.       ¿Además de los bienes materiales de los que hemos disfrutado, podemos dejar algo más importante a nuestros descendientes? 

7.      ¿Y yo, dedico algún tiempo a meditar sobre la brevedad de la existencia humana y a revisar los intereses por los que me he movido durante mi vida?

                                                                                                         José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Domingo 18 del Tiempo Ordinario. C 3 de agosto de 2025

 

LA VERDAD DE LA VIDA

“Vaciedad sin sentido, todo es vaciedad” (Ecl 1,2). Es muy conocido este texto del libro del Eclesiastés. Más adelante, ofrece una reflexión sobre el trabajo: “Hay quien trabaja con destreza, con habilidad y acierto, y tiene que legarle su porción a quien no ha trabajado. También esto es vaciedad y gran desgracia” (Ecl 2,21-23).

Generalmente tendemos a olvidar que  no vamos a vivir siempre. Por larga que nos parezca, la vida es muy breve. ¿Para qué tratar de acumular unos bienes que tendremos que dejar  muy pronto?   

En el salmo responsorial, reconocemos ante Dios la fugacidad de esta vida tan frágil y escurridiza:  “Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna” (Sal 89).

San Pablo nos recuerda que hemos resucitado con Cristo. Por eso, nos exhorta a aspirar a los bienes de arriba, no a los de la tierra (Col 3,1-2).

LA HERENCIA Y LA COSECHA

El evangelio según san Lucas menciona con frecuencia a los pobres y a los ricos. El texto que se proclama en la misa de este domingo (Lc 12,13-21) se refiere al vicio de la codicia.

• En primer lugar uno de los que le escuchan ruega a Jesús que haga de mediador en una discusión sobre la herencia familiar: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia” (Lc 12,13).  No nos extraña. También hoy son muchos los que desean que intervenga el Señor para solucionar sus conflictos y disputas.

• En segundo lugar, Jesús habla de un hombre rico que está muy satisfecho por la abundante cosecha que ha recogido. Piensa que tendrá que construir unos almacenes más amplios para recogerla. Pero del cielo le llega un mensaje inesperado: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?” (Lc 12,20).

La parábola evoca la caducidad de la existencia y subraya la arrogancia y el engaño en el que vivimos al no aceptar la verdad de la vida. La abundancia de los bienes no nos garantiza una larga vida. Es la  misma lección que se desprende del inicio del libro del Eclesiastés.   

DIOS Y LOS DEMÁS

Es interesante descubrir que la parábola contrapone a la palabra del rico la palabra de Dios. El rico espera disfrutar de su cosecha durante muchos años. Pero Dios le anuncia que su vida ha llegado a su término.

• “Necio, esta noche te van a exigir la vida”. La sabiduría refleja la armonía del hombre con Dios, pero la necedad revela el orgullo de la persona. Por eso la Biblia califica el pecado como una necedad. Nadie es dueño de su futuro. Quien decide la duración de la vida humana no es el hombre sino Dios.

• “Lo que has acumulado ¿de quién será?” Además de escuchar la voz de Dios, el hombre siempre ha de prestar atención a sus hermanos. El rico ha logrado una buena cosecha, pero hará bien en recordar a las personas que lo rodean. Nada nos pertenece para siempre. Nuestros bienes siempre los heredarán “otros”. 

- Padre nuestro que estás en el cielo, Jesús nos exhortaba a confiar en tu providencia. Sabemos que tú nos entregas los bienes de este mundo. Reconocemos tu generosidad y deseamos compartirlos con los demás. Solo escuchando tu palabra, conoceremos la verdad de nuestra vida y tendremos en cuenta a nuestros hermanos. Amén.

                                                           José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 2 de agosto de 2025


EL HAMBRE COMO ARMA DE GUERRA

El día 30 de junio de este año 2025, el papa León XIV ha dirigido un interesante mensaje a los participantes en el XLIV período de sesiones de la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que este año cumple ochenta años de su fundación. He aquí las ideas principales.

1. El problema de la inseguridad alimentaria y la malnutrición sigue representando uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo.

2. En la narración llamada “multiplicación de los panes”, el verdadero milagro realizado por Cristo fue mostrar que la clave para derrotar el hambre estriba más en el compartir que en el acumular codiciosamente.

3. Aunque la tierra es capaz de producir alimentos suficientes para todos los seres humanos, es lamentable que tantos pobres del mundo sigan careciendo del pan nuestro de cada día.

4. Hoy asistimos al inicuo uso del hambre como arma de guerra. Se queman tierras, se roba el ganado y se bloquea la ayuda para controlar a poblaciones inermes. Matar de hambre a la población es una forma muy barata de hacer la guerra.

5. Los primeros objetivos militares pasan a ser las redes de suministro de agua y las vías de comunicación. Los agricultores no pueden vender sus productos en entornos amenazados por la violencia y la inflación se dispara.

6. Mientras los civiles enflaquecen por la miseria, las cúpulas políticas engordan con la corrupción y la impunidad.  

7. Las personas mueren de hambre. Es urgente adoptar medidas eficaces que les permitan mirar su presente y su futuro con serenidad y confianza y no solo con resignación.

8. Las crisis políticas, los conflictos armados y las perturbaciones económicas empeoran la crisis alimentaria, dificultan la ayuda humanitaria y comprometen la producción agrícola local.

9. Se desvían recursos que podrían erradicar la pobreza y el hambre para dedicarlos a la fabricación y el comercio de armas. Así se fomentan ideologías cuestionables, se enfrían las relaciones humanas, se envilece la comunión y se ahuyenta la fraternidad y la amistad social.

10. Por tanto, es necesario un diálogo, donde las partes implicadas tengan no solo la voluntad de hablarse, sino también de escucharse, de comprenderse mutuamente y de actuar de forma mancomunada. 

Según el Papa, es preciso que nos convirtamos en artesanos de la paz, trabajando por el bien común, por lo que favorece a todos y no solamente a unos pocos, que son siempre los mismos.

Para garantizar la paz y el desarrollo, entendido como la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones que sufren el hambre, la guerra y la pobreza, son necesarias acciones concretas, arraigadas en planteamientos serios y con visión de futuro.  

                                                                                    José-Román Flecha Andrés

jueves, 24 de julio de 2025

DOMINGO 17º TO 2025 - Ciclo C

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 17 del Tiempo Ordinario. C 27 de julio de 2025


                                            PEDIR, BUSCAR Y LLAMAR

“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá

   (Lc 11,9)

 

1.      En este tiempo nuestro es bastante difícil “pedir” algo a alguien. ¿Qué es lo que impide a unos pedir algo y a otros conceder lo que se pide?

2.      A simple vista, “buscar” parece una tarea más fácil y más habitual. Pero ¿Qué es eso que solemos pedir y que revela lo que somos?    

3.      ¿Podemos recordar a qué puertas hemos llamado en nuestra necesidad y qué respuesta hemos obtenido?

4.      Pero también hemos de colocarnos en la otra parte. ¿Hemos respondido nosotros a las peticiones, la búsqueda y las llamadas de los demás? 

5.      ¿Cómo se reflejan y cómo deberían reflejarse estas necesidades y actitudes en el seno de nuestras propias familias?

6.      ¿Creemos de verdad que la respuesta definitiva a nuestra petición, a nuestra búsqueda y a nuestra llamada viene finalmente del mismo Dios? 

7.      ¿Y yo confío sinceramente en la respuesta de Dios a mis necesidades, a mis lamentos y a mis súplicas?

                                                                                     José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Fiesta de Santiago Apóstol 25 de julio

 

       AL SERVICIO DE LOS HERMANOS 

El nombre de Santiago (o Sant-Yago) puede inducir a engaño a quienes ignoran su origen. En realidad, llevaba el nombre de Jacob, tan antiguo como su pueblo.

Era hijo de Zebedeo y de Salomé. Y con su hermano Juan fue llamado muy pronto al seguimiento de Jesús. Los dos hermanos dejaron a su padre, la barca y las redes que eran su vida, allá en el lago de Galilea, y siguieron a Jesús.

¿Por qué le siguieron con tan rápida decisión? ¿Deseaban alcanzar el poder y la gloria? ¿Cuánto tiempo tardaron en aprender que seguir al Maestro los llevaba a servir a los más humildes de la tierra?

Ésas son algunas de las preguntas que nos asaltan en la celebración de la fiesta de este “hijo del trueno”. Así llamaba Jesús a estos dos hermanos, tan impulsivos.

LA GRANDEZA DE LA ENTREGA

  El evangelio nos dice que Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, formaron junto a Pedro el grupo de los discípulos predilectos de Jesús. Con él estaban cuando resucitó a aquella niña, hija de Jairo. Con él estaban en el monte cuando se transfiguró y les mostró su gloria. Y cerca de él estarían en la noche dolorosa del Jardín de los Olivos.

 Como se ve, habían tenido muchas oportunidades para conocer el espíritu de su Maestro. Y, sin embargo, pretendían que Jesús les concediera los puestos de mayor importancia en su reino. Jesús contestó a su petición, preguntándoles si estaban dispuestos a beber el cáliz del dolor y de la muerte que él mismo habría de apurar.

Jesús les hizo saber que en el reino del Mesías la grandeza no se alcanzaba por el camino del poder, sino por el de la entrega de la propia vida al servicio de los demás (Mt 20,20-28).

Los dos hermanos respondieron, a su vez, que estaban dispuestos a beber el cáliz de la amargura como su Maestro. Pero sus pretensiones de grandeza reaparecen entre líneas en los textos evangélicos. Sin embargo, andando el tiempo ambos habían de entregar la vida por el evangelio.

El mensaje de Jesús era claro, pero no era fácil de admitir. Nunca lo ha sido. A lo largo de los tiempos, los humanos hemos luchado más por conseguir el poder que por ponerlo al servicio de los pequeños y los desheredados. Lo habían gritado ya los profetas de Israel, pero hacía falta que el Hijo del Hombre lo repitiera con sinceridad y coherencia para que resultara de verdad escandaloso.

LA DIGNIDAD DE LOS SIERVOS

  En la fiesta del apóstol Santiago es oportuno recordar el frescor de aquel ideal evangélico. Ante las pretensiones de los hijos de Zebedeo, Jesús tuvo que advertir a todos sus apóstoles sobre el sentido que el poder y la grandeza tendrían en su reino. La grandeza no estaba en el dominio sobre los demás, sino en el servicio a los demás (Mc 10,44). Ese es el espíritu del evangelio.

• “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”. No se trata de condenar el razonable empeño de crecer y madurar. Pero es preciso reconocer que la grandeza no radica en el “tener” sino en el “ser”. No es grande quien aplasta y avasalla a los demás, sino quien sabe vivir desviviéndose por los otros.

• “El que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo”.  No se trata de arrancar el legítimo deseo de superarse y avanzar en la carrera. Pero es preciso confesar que las prioridades verdaderamente humanas no se miden por las vidas aniquiladas, sino por las vidas tuteladas. No es el primero el que mata, sino el que ayuda a vivir.

- Señor Jesús, sabemos que tú no has venido al mundo para ser servido, sino para servir y dar tu vida en rescate por muchos. En esta fiesta de Santiago, ayúdanos a participar de tu humildad. Y concédenos esa dignidad escandalosa de continuar tu servicio a los aplastados y a los débiles. Amén.

                                                                                      José-Román  Flecha Andrés

REFLEXIÓN - Domingo 17 del Tiempo Ordinario. C 27 de julio de 2025

 

UNA ORACIÓN CONFIADA

La conversación de Abrahán con los tres personajes que lo visitan en el encinar de Mambré parece un regateo con el mismo Dios (Gén18,20-32).  El patriarca quiere saber cuántos justos se requieren para que Dios perdone a las gentes de la ciudad de Sodoma.

Este diálogo refleja la confianza que el patriarca deposita en el Dios que ha llegado a visitarlo. Pero no es solo un documento sobre el pasado. Nos ayuda a examinar la fe y la confianza con la que  nosotros  nos dirigimos a Dios.

Al recitar o cantar el salmo responsorial nosotros proclamamos que el Señor escucha nuestra oración y que su  misericordia dura por siempre (Sal 137).

Escribiendo a los fieles de la ciudad de Colosas, San Pablo nos asegura que el poder de Dios, que resucitó a Jesús de entre los muertos, ha perdonado nuestros pecados y nos ha concedido el don de una nueva vida (Col 2,13).

UNA ORACIÓN DISTINTIVA

El texto del evangelio de Lucas que este domingo se proclama contiene tres secciones dedicadas al tema de la oración (Lc11,1-13). 

• En la primera parte, se dice  que, viendo a Jesús en oración, sus discípulos le ruegan que les enseñe a orar, como Juan había enseñado a sus discípulos. Ya sabían orar, pero deseaban tener una oración que los distinguiera. Y Jesús les enseña el “Padre nuestro”.

En esta oración que Jesús nos dejó como resumen de su enseñanza, no hay lugar para un “yo”. El sujeto que ora es siempre un “nosotros”. Reconocer a Dios como Padre nos lleva a aceptar el don y la tarea de la fraternidad.

• En la segunda parte, Jesús utiliza las imágenes del amigo y del padre para revelar a sus discípulos la paciencia y la misericordia de Dios.

En aquel tiempo no era fácil levantarse, reavivar el fuego para tener algo de luz y abrir el portón. Pero el amigo atiende al que llega a media noche para pedirle unos panes.

Además, Jesús afirma que todos los padres están dispuestos a dar cosas buenas a sus hijos.  Pues bien, también el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quien se lo pida.

DEL FRACASO A LA ESPERANZA

En la tercera parte Jesús exhorta a sus discípulos a confiar en el Padre celestial, asegurándoles que serán escuchados 

• “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”. A pesar de nuestro orgullo, hemos de reconocer que nuestra vida está marcada por la necesidad, la desorientación y el desamparo. Por eso hemos de tener la humildad y la osadía suficiente  para pedir, para buscar y para llamar a la puerta de Dios y a la puerta de los demás.

• “Porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre”. Todos hemos pasado malos momentos en nuestra vida, pero no podemos resignarnos al fracaso. Aunque todo parezca fallar a nuestro alrededor, siempre podremos contar con la bondad de Dios. Él se nos da, se nos hace encontradizo y nos abre la puerta de su intimidad.

- Padre nuestro celestial, hemos de reconocer que con demasiada frecuencia acudimos a ti solamente para pedirte cosas materiales e inmediatas. Pero, según el evangelio, la verdadera “cosa buena” que nos ha sido prometida por Jesús es el don del Espíritu Santo.  En esa promesa se basa nuestra fe y nuestra esperanza. Bendito seas por siempre. Amén.

                                                                                     José-Román Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 26. de julio de 2025


LA CUSTODIA DE LA CREACIÓN

 

El Borgo Laudato si’ es una sección de los jardines de la villa vaticana en Castel Gandolfo. Fue creado por el papa Francisco con el fin de ayudar a los peregrinos y visitantes a sumergirse en la belleza de la creación y a promover una mayor responsabilidad con relación a la casa común.

Pues bien, en la belleza de esa “catedral” de la naturaleza, el papa León XIV ha celebrado el día 9 de julio de 2025 la santa misa, usando el nuevo formulario por la custodia de la creación.

Con palabras espontáneas dijo que “tenemos que pedir por la conversión de muchas personas, tanto dentro como fuera de la Iglesia, que aún no reconocen la urgencia de cuidar nuestra casa común”.

 Refiriéndose al episodio evangélico de la tempestad calmada por Jesús, añadió que “él sigue calmando la tormenta. Su poder no perturba, sino que crea; no destruye, sino que llama a la existencia, dando nueva vida”. Al dirigirse al viento y al mar, manifiesta “un poder que se impone a aquellas fuerzas ante las cuales las criaturas se sienten perdidas”.

Los que pertenecemos al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, creemos que “nuestra misión de custodiar la creación, de llevarle paz y reconciliación, es su misma misión: la misión que el Señor nos ha confiado. Nosotros escuchamos el clamor de la tierra y de los pobres, porque este clamor ha llegado al corazón de Dios. Nuestra indignación es su indignación, nuestro trabajo es su trabajo”.

El Papa recordaba también las palabras del salmo 29: “¡La voz del Señor sobre las aguas! El Dios de la gloria hace oír su trueno: el Señor está sobre las aguas torrenciales. ¡La voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa!”. Y añadía que “esta voz obliga a la Iglesia a ser profética, incluso cuando exige la audacia de oponernos al poder destructivo de los príncipes de este mundo. La alianza indestructible entre el Creador y las criaturas moviliza nuestra inteligencia y nuestros esfuerzos para que el mal se convierta en bien, la injusticia en justicia y la codicia en comunión”.

El papa León recordó cómo san Francisco de Asís llamaba a las criaturas hermano, hermana, madre. “Solo una mirada contemplativa puede cambiar nuestra relación con las cosas creadas y sacarnos de la crisis ecológica que tiene como causa la ruptura de las relaciones con Dios, con el prójimo y con la tierra, a causa del pecado”.

Como ya es habitual, el papa León XIV concluyó su homilía citando las palabras con las que san Agustín, en sus Confesiones, asocia a las cosas creadas y al hombre en una alabanza cósmica: “Oh Señor, te alaban tus obras para que te amemos, y te amamos para que te alaben tus obras”.

Por nuestra parte, en este  momento hacemos nuestro el deseo del Papa para que “esta sea la armonía que difundimos en el mundo”.

                                                            José-Román Flecha Andrés

martes, 15 de julio de 2025

DOMINGO 16º TIEMPO ORDINARIO C 2025

EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo 16 del Tiempo Ordinario. C 20 de julio de 2025


                                                  TRABAJAR Y ESCUCHAR

María ha escogido la mejor parte, y no le será arrebatada.   

 (Lc 10,42)

1.      La propaganda y la publicidad nos ofrecen muchos objetos y muchas situaciones que suscitan nuestros deseos. ¿Tenemos un criterio para ver si merecen nuestra atención?

2.      Ante cada uno de nosotros se abren con frecuencia diversas opciones. ¿Cómo podemos decidir cuál de ellas es la mejor parte?   

3.      También en nuestra vida de creyentes parecen entrar en conflicto la acción y la oración, el trabajo y la escucha de la palabra de Dios. ¿Cómo podemos tomar una decisión?

4.      En su exhortación “Gaudete et exsultate”, el papa Francisco decía que la contemplación no puede vivirse al margen de las necesidades de los necesitados con los que el Señor se identifica (GS 96-97). ¿Puede ocurrir eso en la vida cristiana?  

5.      Además, en la misma exhortación, el papa Francisco señalaba el error de querer dedicarse a los demás sin mantener la unión con el Señor (GE 100). ¿Creemos que esto ocurre en la realidad?

6.      La queja de Marta puede nacer del cansancio en el trabajo, pero también de los celos o de la envidia. ¿A qué responden nuestras quejas con respecto a los demás?

7.      ¿Y yo voy aprendiendo a valorar la acción y la contemplación, la escucha de la palabra de Dios y el compromiso con mis hermanos?

José-Román Flecha

REFLEXIÓN - Domingo 16 del Tiempo Ordinario. C 20 de julio de 2025

 

EL VALOR DE LA HOSPITALIDAD 

  “Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo”.  Con este ruego recibe Abrahán a los tres peregrinos que han llegado hasta su tienda (Gén 18,1-10). En sus labios se convierte en oración la famosa hospitalidad de los beduinos.

Pero el texto recoge también la promesa que formula uno de los peregrinos que han sido acogidos por Abrahán: “Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo”. Evidentemente, es Dios quien habla por medio de aquellos mensajeros. 

Evocando esta escena bíblica, también nosotros podemos exclamar: “Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?” (Sal 142,2). Según este salmo, las virtudes nos capacitan para encontrarnos con los demás y con el mismo Dios.

Por otra parte, san Pablo dice que acepta sus sufrimientos para completar en su carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor de su cuerpo que es la Iglesia (Col 1,24-28).

LA QUEJA DE  MARTA

También en el evangelio que hoy se proclama encontramos una escena de hospitalidad. Mientras va de camino, Jesús se detiene en una aldea. Una mujer llamada Marta le ofrece hospitalidad en su casa y se preocupa de servirle. Mientras tanto, su hermana María se sienta a los pies de Jesús y escucha su palabra (Lc 10,38-42).

Marta se queja ante Jesús de que su hermana la deje a ella sola ocuparse de las atenciones que requiere la hospitalidad: “Señor no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”.

 Es evidente que Marta está incómoda por la actitud de María. Le parece que el Maestro ignora todo lo que ella está haciendo para ofrecerle una decorosa hospitalidad. Según ella, Jesús debería prestarle un poco de atención.

Las palabras de Marta nos hacen recordar la tempestad en el lago de Galilea. En aquella ocasión, los discípulos se habían dirigido a Jesús con un grito de angustia: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” (Mc 4,38).

El escenario es muy diferente, pero la queja de Marta es muy semejante. En un caso y en otro late la inquietud por la aparente indiferencia de Jesús ante la situación de la persona.

LA RESPUESTA DE JESÚS

Ahí queda esa nerviosa pregunta de Marta. Pero a todos nos interesa escuchar la doble respuesta que Jesús le dirige. 

• “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria”. En estos tiempos, tanto la Iglesia como la sociedad parecen muy afanadas en multiplicar sus ocupaciones  terrenas, mientras se olvidan de reflexionar sobre la verdad que nos hace libres.

• “María ha escogido la mejor parte, y no le será arrebatada”. Esta frase de Jesús se dirige a la Iglesia, llamada a escuchar la palabra del Señor. Pero interpela también a una sociedad que desprecia los símbolos cristianos, persigue a los creyentes y los condena  a  muerte.

- Señor Jesús, también hoy vienes a nuestra casa. Enséñanos a acogerte con dignidad y a escucharte con atención. Que nuestro trabajo y nuestra contemplación reflejen la verdad de  nuestra fe. Abre nuestros corazones para que aprendamos a acogerte en los pobres y en los marginados, en los emigrantes y en los perseguidos.  Con ellos llegas tú a nuestra casa. Bendito seas tú, que vienes en el nombre del Señor. Amén.

                                                                             José-Román  Flecha Andrés

CADA DÍA SU AFÁN - 19 de julio de 2025


TESTIGOS DE ESPERANZA

El papa León XIV ha iniciado su mensaje para la Jornada Mundial de los Abuelos y los mayores de este 2025 con la frase bíblica:  Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza” (cf. Si 14,2)

1. En primer lugar, afirma el Papa que “la esperanza siempre es fuente de alegría, a cualquier edad. Cuando ha sido templada por el fuego de una larga existencia, se vuelve fuente de una bienaventuranza plena”.

2. En la Biblia encontramos a hombres y mujeres ya avanzados en años, a los que el Señor invita a participar en sus designios de salvación. Con estas elecciones, Dios nos enseña que la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia, y que para él los ancianos son los primeros testigos de esperanza.  

3. Es evidente que en este tiempo está aumentado el número de personas en edad avanzada. Ese hecho es para nosotros un signo de los tiempos que estamos llamados a discernir, para leer correctamente la historia que vivimos.

4. “Abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consuma entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro”.   

5. Es verdad que la fragilidad de los ancianos necesita la ayuda y el vigor de los jóvenes. Pero también es verdad que la inexperiencia de los jóvenes necesita el consejo y el testimonio de los ancianos para proyectar el futuro con sabiduría.  

6. La fe en la fidelidad de Dios nos dice que hay una bienaventuranza en la ancianidad y una alegría evangélica, que nos pide superar la indiferencia, que con frecuencia aprisiona a los ancianos. No podemos dejar marginada y olvidada a una parte tan importante y rica de la sociedad.

7. La esperanza cristiana nos impulsa siempre a arriesgar más, a pensar en grande, a trabajar por un cambio que restituya a los ancianos la estima que se merecen.

8. Y la caridad nos dice que visitar a un anciano es un modo de encontrarnos con Jesús. A ellos los libera de la soledad y a todos nos aleja de la indiferencia.

9. Si la vida se alarga, pueden existir muchos motivos para volver la vista atrás, más que hacia el futuro. Pero el libro del Eclesiástico afirma que son bienaventurados quienes mantienen la esperanza.

10. El amor por nuestros seres queridos no debe apagarse cuando se debilitan sus fuerzas. Al contrario, ese afecto reaviva sus energías, dándonos a nosotros y a ellos esperanza y consuelo.

Finalmente, el papa León XIV exhorta a todas las personas mayores a transmitir con amor la fe que han vivido durante tantos años, a alabar a Dios por su benevolencia y a cultivar la unidad con todos sus seres queridos.

Todos estamos llamados a vivir la fe, a amar con sinceridad y a ser signos  de esperanza a cualquier edad de nuestra vida.

                                                              José-Román Flecha Andrés