lunes, 28 de julio de 2025

REFLEXIÓN - Domingo 18 del Tiempo Ordinario. C 3 de agosto de 2025

 

LA VERDAD DE LA VIDA

“Vaciedad sin sentido, todo es vaciedad” (Ecl 1,2). Es muy conocido este texto del libro del Eclesiastés. Más adelante, ofrece una reflexión sobre el trabajo: “Hay quien trabaja con destreza, con habilidad y acierto, y tiene que legarle su porción a quien no ha trabajado. También esto es vaciedad y gran desgracia” (Ecl 2,21-23).

Generalmente tendemos a olvidar que  no vamos a vivir siempre. Por larga que nos parezca, la vida es muy breve. ¿Para qué tratar de acumular unos bienes que tendremos que dejar  muy pronto?   

En el salmo responsorial, reconocemos ante Dios la fugacidad de esta vida tan frágil y escurridiza:  “Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna” (Sal 89).

San Pablo nos recuerda que hemos resucitado con Cristo. Por eso, nos exhorta a aspirar a los bienes de arriba, no a los de la tierra (Col 3,1-2).

LA HERENCIA Y LA COSECHA

El evangelio según san Lucas menciona con frecuencia a los pobres y a los ricos. El texto que se proclama en la misa de este domingo (Lc 12,13-21) se refiere al vicio de la codicia.

• En primer lugar uno de los que le escuchan ruega a Jesús que haga de mediador en una discusión sobre la herencia familiar: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia” (Lc 12,13).  No nos extraña. También hoy son muchos los que desean que intervenga el Señor para solucionar sus conflictos y disputas.

• En segundo lugar, Jesús habla de un hombre rico que está muy satisfecho por la abundante cosecha que ha recogido. Piensa que tendrá que construir unos almacenes más amplios para recogerla. Pero del cielo le llega un mensaje inesperado: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?” (Lc 12,20).

La parábola evoca la caducidad de la existencia y subraya la arrogancia y el engaño en el que vivimos al no aceptar la verdad de la vida. La abundancia de los bienes no nos garantiza una larga vida. Es la  misma lección que se desprende del inicio del libro del Eclesiastés.   

DIOS Y LOS DEMÁS

Es interesante descubrir que la parábola contrapone a la palabra del rico la palabra de Dios. El rico espera disfrutar de su cosecha durante muchos años. Pero Dios le anuncia que su vida ha llegado a su término.

• “Necio, esta noche te van a exigir la vida”. La sabiduría refleja la armonía del hombre con Dios, pero la necedad revela el orgullo de la persona. Por eso la Biblia califica el pecado como una necedad. Nadie es dueño de su futuro. Quien decide la duración de la vida humana no es el hombre sino Dios.

• “Lo que has acumulado ¿de quién será?” Además de escuchar la voz de Dios, el hombre siempre ha de prestar atención a sus hermanos. El rico ha logrado una buena cosecha, pero hará bien en recordar a las personas que lo rodean. Nada nos pertenece para siempre. Nuestros bienes siempre los heredarán “otros”. 

- Padre nuestro que estás en el cielo, Jesús nos exhortaba a confiar en tu providencia. Sabemos que tú nos entregas los bienes de este mundo. Reconocemos tu generosidad y deseamos compartirlos con los demás. Solo escuchando tu palabra, conoceremos la verdad de nuestra vida y tendremos en cuenta a nuestros hermanos. Amén.

                                                           José-Román Flecha Andrés