EL HAMBRE COMO ARMA DE GUERRA
El día 30 de junio de este año 2025, el papa León
XIV ha dirigido un interesante mensaje a los participantes en el XLIV período de sesiones
de la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), que este año cumple ochenta años de su
fundación. He aquí las ideas principales.
1. El problema de la inseguridad alimentaria y la
malnutrición sigue representando uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo.
2. En la narración llamada “multiplicación de los
panes”, el verdadero milagro realizado por Cristo fue mostrar que la clave para
derrotar el hambre estriba más en el compartir que en el acumular
codiciosamente.
3. Aunque la tierra es capaz de producir
alimentos suficientes para todos los seres humanos, es lamentable que tantos
pobres del mundo sigan careciendo del pan nuestro de cada día.
4. Hoy asistimos al inicuo uso del hambre como
arma de guerra. Se queman tierras, se roba el ganado y se bloquea la ayuda para
controlar a poblaciones inermes. Matar de hambre a la población es una forma
muy barata de hacer la guerra.
5. Los primeros objetivos militares pasan a ser
las redes de suministro de agua y las vías de comunicación. Los agricultores no
pueden vender sus productos en entornos amenazados por la violencia y la
inflación se dispara.
6. Mientras los civiles enflaquecen por la
miseria, las cúpulas políticas engordan con la corrupción y la impunidad.
7. Las personas mueren de hambre. Es urgente adoptar
medidas eficaces que les permitan mirar su presente y su futuro con serenidad y
confianza y no solo con resignación.
8. Las crisis políticas, los conflictos armados y
las perturbaciones económicas empeoran la crisis alimentaria, dificultan la
ayuda humanitaria y comprometen la producción agrícola local.
9. Se desvían recursos que podrían erradicar la
pobreza y el hambre para dedicarlos a la fabricación y el comercio de armas. Así
se fomentan ideologías cuestionables, se enfrían las relaciones humanas, se envilece
la comunión y se ahuyenta la fraternidad y la amistad social.
10. Por tanto, es necesario un diálogo, donde las
partes implicadas tengan no solo la voluntad de hablarse, sino también de
escucharse, de comprenderse mutuamente y de actuar de forma mancomunada.
Según el Papa, es preciso que nos convirtamos en
artesanos de la paz, trabajando por el bien común, por lo que favorece a todos
y no solamente a unos pocos, que son siempre los mismos.
Para garantizar la paz y el desarrollo, entendido
como la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones que sufren el
hambre, la guerra y la pobreza, son necesarias acciones concretas, arraigadas
en planteamientos serios y con visión de futuro.
José-Román Flecha Andrés