AMOR
A DIOS Y AL PRÓJIMO
“Amarás al Señor tu Dios
con
todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”.
“Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”
(Mt 22,37.39)
1. ¿Lograrán
amar a Dios quienes no lo conocen o no lo reconocen como su Señor, sino que lo
consideran como una peligrosa invención?
2. Quienes decimos reconocer a Dios ¿lo amamos de verdad
con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nuestro ser?
3. ¿Por
qué motivos quienes dicen que aman a Dios no siempre se muestran dispuestos a
amar a los hijos de Dios?
4. ¿Por
qué algunas personas que en realidad prestan atención y servicio a sus
semejantes afirman que no necesitan el amor de Dios para ello?
5. Y
aun cuando estamos dispuestos a amar y ayudar a nuestros semejantes ¿por qué no
reconocemos a algunos de ellos como nuestros prójimos?
6. ¿Qué
consecuencias traería para el mundo y para la realidad más cercana aceptar la
llamada “regla de oro” que nos lleva a amar al prójimo como a nosotros mismos?
7. Y
yo personalmente, ¿Qué pasos tendré que dar para amar a Dios con sinceridad y
para no excluir a nadie de mi amor y mi servicio?
Jose-Román Flecha