EL NACIMIENTO DE MARÍA
En
la escena del nacimiento de María que el Giotto nos dejó en la Capilla
Scrovegni de Padua, la niña, bien envuelta en las fajas tradicionales, ya venía
al mundo con la aureola de la santidad. A decir verdad, también la traía en la
pintura de Pedro Berruguete que se
conserva en el Museo Diocesano de Palencia.
Otros
artistas como Ghirlandaio o Guido Reni prefirieron mostrar los lavatorios que
comadronas y asistentes propician a la recién nacida. El mismo motivo eligieron
Pantoja de la Cruz en el cuadro que vemos en el Museo del Prado y Lucas Jordán
en ese amplio escenario que se observa en el Monasterio de Guadalupe.
A
esta fiesta del nacimiento de María tampoco han estado ausentes los
poetas. Fray Ambrosio de Montesino la
acogía con gozo: “Reina por mi bien venida, Dios te espera, para dar contigo
vida verdadera”.
Lope
de Vega apunta a los astros del cielo que en este día miraron asombrados a este
suelo: “Hoy acá en el suelo se formó una estrella que nació un sol della mejor
que el del cielo”. Y no era para menos el portento: “Hoy nace una clara
estrella, tan divina y celestial, que con ser estrella, es tal que el mismo sol
nace della”.
Según
el mismo Lope, es una niña, pero hay que tratarla como lo que ha de ser:
“Canten hoy, pues nacéis vos, los ángeles, gran Señora, y ensáyense desde
ahora, para cuando nazca Dios… Pues de aquí a catorce años, que en hora buena
cumpláis, verán el bien que nos dais, remedio de tantos daños”.
En
un día del nacimiento de María san Bernardo predicó el famoso sermón “del
acueducto”. Por ella nos llega el agua de “esa fuente inagotable que está más
arriba de los cielos”. Con razón decía él: “Suprime a María, estrella del mar,
de este mar inmenso e infinito, ¿Qué nos queda sino oscuridad impenetrable, sombra
de muerte y densas tinieblas?”
En
otro sermón predicado en este día, san Juan de Ávila evocaba una pregunta del
Cantar de los Cantares: “¿Quién es esta que nace como el alba que amanece?”
(Cant 6,9). Tras recordar la limpieza de María, pronuncia él una brillante
bendición: “Bendito sea nuestro Dios, que nos quiso alegrar con el nacimiento
de esta santísima Niña, tan llena de luz, que de alba precede a luna y de luna
a sol; dándonos ejemplo de lo que nosotros debemos crecer en el servicio de
Dios y ayudándonos para ello con su eficacísima intercesión y oración”.
En
su exhortación sobre el culto mariano, el santo papa Pablo VI alude a la
celebración de este día de la natividad de María, "esperanza de todo el mundo y aurora
de la salvación".
Esta fiesta, que da origen a la celebración de
tantas advocaciones marianas, refleja bien la religiosidad popular. Y en este
tiempo de oscuridad, nos invita a todos a proponer ese atisbo de esperanza que
anuncia el amanecer.