martes, 16 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA-MIÉRCOLES 3ª SEMANA DE ADVIENTO.B


Gn 49,1-2.8-10: “No se apartará de Judá el cetro”
Mt 1,1-17: “De María nació Jesús, llamado Cristo”

DICIEMBRE 17

La lista de los antepasados de Jesucristo, descendiente de David y de Abraham: Abraham fue padre de Isaac, éste lo fue de Jacob y éste de Judá y sus hermanos. Judá y Tamar fueron los padres de Fares y Zérah. Fares fue padre de Hesrón y éste de Aram. Aram fue padre de Aminadab, éste lo fue de Nahasón y éste de Salmón. Salmón y Rahab fueron los padres de Booz. Booz y Rut fueron los padres de Obed. Obed fue padre de Jesé. Jesé fue padre del rey David, y el rey David fue padre de Salomón, cuya madre fue la que había sido esposa de Urías. Salomón fue padre de Roboam, éste lo fue de Abías y éste de Asá. Asá fue padre de Josafat, éste lo fue de Joram y éste de Ozías. Ozías fue padre de Joram, éste lo fue de Ahaz y este de Ezequías. Ezequías fue padre de Manasés, éste lo fue de Amón y éste de Josías. Josías fue padre de Jeconías y sus hermanos, cuando la deportación de los israelitas a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. Zorobabel fue padre de Abihud, éste lo fue de Eliaquim y éste de Azor. Azor fue padre de Sadoc, éste lo fue de Aquim y éste de Eliud. Eliud fue padre de Eleazar, éste lo fue de Matán y este de Jacob. Jacob fue padre de José, el marido de María, y ella fue la madre de Jesús, a quien llamamos el Mesías. De modo que hubo catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la deportación de los israelitas a Babilonia y otras catorce desde la deportación a Babilonia hasta el nacimiento del Mesías.

Preparación: En este día comienza la serie de las antífonas mayores que acompañan el canto del “Magníficat” en el rezo de las Vísperas. Todas ellas comienzan con un admirado “Oh”, con el que se confiesa la dignidad mesiánica de Jesús. Esa interjección ha motivado  que a la Virgen de la Esperanza, que tradicionalmente se celebraba el día 18 de diciembre, el pueblo la haya llamado la “Virgen de la O”. Con ella vamos a recorrer este último tramo del Adviento.

Lectura: • En el cántico de las bendiciones de Jacob que hoy se lee en la eucaristía, de nuevo aparece el cetro, como símbolo de la autoridad que un día distinguirá al Mesías de Dios. En efecto, la tradición esperaba que el Mesías naciera de la tribu de Judá. • Esa tradición es recogida por la lista de sus antepasados que se incluye en el evangelio según san Mateo. Jesús forma parte de la historia de Israel. Recoge sus esperanzas y las lleva a cumplimiento. El calculado número de las generaciones indica que en Jesús encuentran plenitud las tres grandes etapas de la historia de su pueblo. Por parte de José, esposo de María, Jesús se inscribe en esa historia que parte de Abraham y pasa por Judá y sus descendientes, por el rey David y por los héroes que reconstruyeron el templo, al regreso del exilio en Babilonia.

Meditación: Es interesante observar que entre los antepasados de Jesús se inscriben cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut y Salomé. • Las cuatro se situaban en las fronteras de lo ético. O por ser extranjeras y paganas o por haber incurrido en una clara inmoralidad. Sin embargo, por ellas y gracias a ellas, pasa la continuidad de una historia de pecado y de salvación. • Así pues, también esta página es evangelio, es decir “buena noticia”. En ella se nos dice que Jesús hereda, asume y salva a la historia humana. Por ambigua que parezca, toda la aventura humana ha sido redimida por Jesucristo.

Oración: “Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad; ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!”

Contemplación: Parece difícil contemplar la sabiduría de Dios teniendo ante los ojos una lista genealógica. Sin embargo también este texto puede ayudarnos a acercarnos al misterio del Adviento. • Como esos hombres y mujeres de la primera alianza, también nosotros esperamos la salvación. En un texto como este descubrimos el sentido de la historia universal y el de nuestra propia peripecia. Jesús ha llegado a nosotros, generación tras generación, “abarcando del uno al otro confín”. • Tras recorrer esta procesión de nombres, nos detenemos a contemplar al Salvador. Y le agradecemos que haya asumido la historia humana, con sus luces y sus sombras, precisamente Él, al que confesamos y anunciamos como la “Luz del mundo”.

Acción: A la vista de un texto como este de la genealogía de Jesús, hemos de comprometernos seriamente a favor de la vida humana. Cada niño que nace nos dice que Dios todavía sigue esperando de la humanidad algo noble y justo. Favorecer la vida terrena es el primer paso para dar testimonio de la vida eterna.
                                                                José-Román Flecha Andrés