Mt 21,
28-32
DICIEMBRE 16
En aquel
tiempo Jesús les preguntó: “¿Qué os parece esto? Un hombre que tenía dos hijos
le dijo a uno de ellos: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a la viña’. El hijo le
contestó: ‘¡No quiero ir!’, pero después cambió de parecer y fue. Luego el
padre se dirigió al otro y le dijo lo mismo. Este contestó: ‘Sí, señor, yo
iré’, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que el padre quería? ‘El primero’,
contestaron ellos. Entonces Jesús les dijo: ‘Os aseguro que los que cobran los
impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que vosotros en el reino
de Dios. Porque Juan el Bautista vino a mostraron el camino de la justicia, y
no le creísteis; en cambio, los cobradores de impuestos y las prostitutas, sí
le creyeron. Vosotros, aun después de ver todo eso, no cambiasteis de actitud
ni le creísteis”.
Preparación: Una vez más
aparece en el curso del Adviento la
figura de Juan el Bautista. Jesús lo recuerda para contraponer dos actitudes
que pueden adoptar los que escuchan el mensaje de los profetas. Algunos lo
escuchan, pero no lo aceptan de verdad, así que no permiten que cambie su vida.
Otros lo escuchan, creen y se convierten de corazón. Así ocurrió con los oyentes de Juan. Y
también con los oyentes de Jesús. Los de antes y los de ahora.
Lectura: • En la
primera lectura de hoy el profeta Sofonías
menciona a los orgullosos, a los injustos y a los mentirosos, Todos
ellos serán alejados del pueblo de Dios. En cambio, el Señor acogerá al Resto
de Israel, es decir, al pueblo humilde y pobre. • El evangelio incluye una
pequeña parábola que Jesús expone a los sacerdotes y a los ancianos del pueblo,
mencionados previamente. Jesús contrapone las actitudes de dos hijos ante una
orden recibida del padre, que los envía a trabajar a la viña. Sus actos
contradicen su respuesta inicial. Pero ambos hijos son calificados no por las
palabras con que responden a su padre, sino por la acción con que demuestran
haber aceptado o rechazado su deseo. Evidentemente Jesús conoce bien las buenas palabras de los
sacerdotes y de otros devotos de la Ley. Pero las buenas obras se encuentran en
los que habitualmente son considerados como pecadores.
Meditación. Jesús contrapone las acciones a las palabras.
No basta con responder con los labios a la invitación de Dios: es necesario
llevar a cabo esa invitación. También en nuestro mundo y en nuestra Iglesia se
repiten estos paradigmas. • El Papa Francisco ha dicho (12.6.2013) que el amor
“no es estéril sentimentalismo o algo vago, sino que es reconocer a Dios como
único Señor de la vida y, al mismo tiempo, acoger al otro como verdadero
hermano, superando divisiones, rivalidades, imcomprensiones, egoísmos; las dos
cosas van juntas”.
Oración: Señor,
ayúdame a escuchar con atención tu palabra, a aceptar con gratitud y alegría la
misión que me confías, y a poner en práctica lo que me pides en favor de mis
hermanos, de la Iglesia y de la humanidad entera. Amén.
Contemplación: Podemos
imaginar que estamos entre los oyentes de Juan el Bautista. Contemplamos su
figura y, sobre todo, escuchamos las ardientes y sencillas palabras con las que
nos invita a cambiar de vida. • Seguramente los que son tenidos por piadosos,
ignorarán su exhortación. Pero los cobradores de tributos, las prostitutas y
otros pecadores públicos escuchan y se acerca a ser bautizados por Juan. •
Nosotros examinamos el fondo de nuestra conciencia y nos preguntamos cómo
debemos responder a las palabras del Bautista.
Acción: En la catequesis
mencionada, el Papa Francisco preguntaba a los que estaban presentes aquel día
en la Plaza de San Pedro si estaban enojados con alguna persona y les proponía
una tarea concreta: “Rezar por aquellos con quienes estamos enfadados es un
buen paso en esta ley del amor. ¿Lo hacemos? ¡Hagámoslo hoy!”
José-Román Flecha Andrés