martes, 9 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA- MIÉRCOLES 2ª SEMANA DE ADVIENTO. B


Is 40,25-31: “Dios no se cansa ni se fatiga”
Mt 11,28-30: “Venid a mí los cansados y yo os haré descansar”

DICIEMBRE 10

En aquel tiempo dijo Jesús: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros”.

Preparación: Hoy todos nos lamentamos de no tener tiempo para nada. En realidad tenemos el mismo tiempo que nuestros antepasados, pero lo llenan unos intereses que ellos desconocían. Andamos agobiados por los compromisos que hemos asumido, por las responsabilidades que han echado sobre nuestros hombros o por las mil ocupaciones que llenan nuestro tiempo libre. Ni siquiera los días de descanso nos ayudan realmente a descansar. Este tiempo de Adviento puede ayudarnos a ver lo que nos ocurre.

Lectura: Un hermoso texto en el libro de Isaías nos dice que “Dios no se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia”. Esas afirmaciones podría parecer demasiado obvias, pero es que el profeta añade más: “Él da fuerza al cansado y acrecienta el vigor del inválido”. El final del texto nos sitúa en el clima del Adviento: “Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, les nacen alas como de águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse”. En ese contexto adquiere una nueva luz la invitación que Jesús dirige a todos los que le siguen: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. Solo él puede calmar nuestras ansias y templar nuestro nerviosismo.

Meditación: En la mansedumbre y la humildad es dónde se encuentra el descanso. La humildad es el cimiento del edificio espiritual, como dice Santa Teresa de Jesús. El Maestro nos recuerda que en él podemos encontrar el sosiego y el descanso que necesitamos. Jesús nos ofrece el “yugo” o balancín que, colocado sobre los hombros, ayudaba a llevar los pesos. La cultura actual trata de hacernos creer que el mensaje de Jesucristo echa sobre nuestras espaldas una carga insoportable. Al contrario, el ejemplo y la palabra de Jesús nos ayudan a soportar nuestras cargas y nos proporcionan el descanso que necesitamos.
 
Oración: “Señor Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor; no permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada saludable del que viene a sanarnos de todos nuestros males. Amén”.

Contemplación: Jesús se retiraba a veces a descansar en casa de Lázaro, Marta y María. La contemplación de María y las tareas de Marta componen nuestra vida. Como escribe también Santa Teresa, “Marta y María han de andar juntas para hospedar al Señor y tenerle siempre consigo, y no hacerle mal hospedaje, no dándole de comer”. Durante el Adviento preparamos nuestro corazón para contemplar el misterio de su nacimiento y descansar junto a él de nuestras ansias y cuidados.

Acción: Seguramente hay personas cerca de nosotros que necesitan un poco de descanso. Tal vez podemos  ayudarlas en sus tareas, por ejemplo en el servicio a sus familiares enfermos. Pero, sobre todo, nos preguntamos si podemos orientar a nuestros hermanos para que depositen en el Señor sus afanes.
                                                         

                                                                                     José-Román Flecha Andrés