Domingo
Sagrada Familia
Eclo
3,2-6.12-14: “El que teme al Señor honra a sus padres”
Col
3,12-21: “Tened paciencia unos con otros y perdonaos”
Lc
2,22-40: “Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del
favor de Dios”
Cuando se cumplieron los días (…), llevaron al
niño a Jerusalén para presentarlo al Señor (…) En aquel tiempo vivía en
Jerusalén un hombre llamado Simeón (…) El Espíritu Santo estaba con él y le
habia hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías (…) Simeón fue al
templo. Y cuando los padres del niño entraban (…), Simeón lo tomó en brazos y
alabó a Dios diciendo: “Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: ya puedes dejar
que tu siervo muera en paz. Porque he visto la salvación que has comenzado a
realizar ante los ojos de todas las naciones, la luz que alumbrará a los
paganos y que será la honra de tu pueblo Israel”. El padre y la madre estaban
admirados de lo que Simeón decía acerca del niño (…) Cuando ya habían cumplido
con la ley del Señor, regresaron a (…) Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más
fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.
DICIEMBRE
28
Preparación: Se repite con frecuencia que la familia humana es la célula
primaria de la sociedad. Es la fuente de la vida y la primera escuela de
valores morales. Para muchos de nosotros, la familia ha sido la “iglesia
doméstica”, en la que hemos aprendido, celebrado y vivido la fe. Demos gracias
a Dios por el don de nuestras familias y pidamos que las familias de hoy descubran
los ideales de paz y de fe que refleja la palabra de Dios.
Lectura: En
el libro del Eclesiástico y en la
carta a los Colosenses se recogen algunos consejos relativos a la vida en
familia. Consejos antiguos y siempre actuales para hacer posible una sana
convivencia humana. El evangelio nos dice que en la persona de Jesús de
Nazaret, Dios ha entrado en este mundo. Y ha entrado precisamente por el cauce
de una familia humana muy concreta. También la familia de José, María y Jesús
cumple lo prescrito por la ley de Moisés. Pero el Espíritu de Dios interviene
para señalar un nuevo camino a su fe.
En el seno de su familia, Jesús crece en edad y en sabiduría, pero vive
en sintonía con la voluntad de Dios.
Meditación: La escena de la presentación de Jesús en el Templo nos sitúa
en un doble plano. Su familia cumnple la
ley de Moisés. Pero Simeón es guiado por el Espíritu Santo. Ahí la nueva alianza empieza a sustituir a la
antigua. Así que la llegada de Jesús divide la historia. Simeón es presentado
como un profeta que descubre al Mesías bajo la apariencia de un niño normal
como todos los que llegan al templo. Por
último, se nos dice que Jesús vive en una familia muy humana, pero creyente.
Crece como los demás adolescentes, va adquiriendo conocimientos y, sobre todo,
una sintonía con el querer de Dios.
Oración: “Dios,
Padre nuestro, que has propuesto la Sagrada Familia como ejemplo a los ojos de
tu pueblo, concédenos que, imitando sus virtudes domésticas y unidos por los
lazos del amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del
cielo”. Amén.
Contemplación: El 5 de enero de 1964, el papa Pablo VI visitaba la basílica
de la Anunciación, en Nazaret. Allí nos exhortaba a contemplar la Familia de
Jesús, María y José. Y a recoger algunos fragmentos de la lección de Nazaret.
Una lección de silencio que nos enseñe el recogimiento, la interioridad y la
capacidad para escuchar para iniciarnos en “la oración que solo por Dios es
vista en el secreto” . Una lección de vida doméstica que nos enseñe el carácter
sagrado e inviolable de la familia. Y una lección de trabajo que nos ayude a
“comprender y celebrar la ley severa y redentora de la fatiga humana”.
Acción: Damos
gracias por nuestras familias. Pero hemos de estar dispuestos a modificar las “estructuras
de pecado” que dañan la vida familia, que la hacen a veces inhumana y la
apartan de los valores e ideal del evangelio.
José-Román Flecha Andrés