Hch
16,1-10
Jn
15,18-21
En
aquel tiempo dijo Jesús: “Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió primero.
Si fuerais del mundo, la gente del mundo os amaría como ama a los suyos. Pero
yo os escogí de entre los que son del mundo, y por eso el mundo os odia, porque
ya no sois del mundo. Acordaos de lo que os dije: ‘Ningún sirviente es más que
su amo.’ Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; y si han
hecho caso a mi palabra, también harán caso a la vuestra. Todo esto van a
haceros por mi causa, porque no conocen al que me envió”.
Preparación: La clave del testimonio cristiano
está en “estar en el mundo sin ser del mundo”. Se nos envía para estar
presentes, siendo diferentes. Continuamente se nos tienta para que adoptemos
los criterios de lo políticamente correcto. Pero en ese caso, el anuncio del
evangelio no será fermento en la masa ni luz en las tinieblas. Es preciso remar
contracorriente. Ya ha dicho el Papa Francisco que “corriente abajo hasta los
cadáveres flotan”.
Lectura: En la primera lectura se recuerda
cómo Pablo eligió a Timoteo para la misión que a él mismo le había sido
confiada. Y vemos cómo el Espíritu lo va conduciendo a él mismo paso a paso
hacia el occidente. El evangelio nos recuerda que esa misión, que también se
nos confía ahora a nosotros, nunca habrá
de ser fácil. La persecución, más o menos velada, está prevista ya en el envío
a la misión.
Meditación: En su exhortación La alegría del Evangelio ha escrito el Papa Francisco: “Evangelizamos
también cuando tratamos de afrontar los diversos desafíos que pueden
presentarse. A veces éstos se manifiestan en verdaderos ataques a la libertad
religiosa o en nuevas situaciones de persecución a los cristianos, las cuales
en algunos países han alcanzado niveles alarmantes de odio y violencia” (n.
61). Esta observación nos recuerda que Cristo fue odiado y también lo serán sus
discípulos. El odio a la fe y a los creyentes demuestra que los perseguidores
no han conocido al Dios de Jesucristo.
Oración: Señor, tú nos has precedido por el
camino de la cruz. Sabemos que la tarea de la evangelización no es fácil y que
muchos evangelizadores serán maltratados y hasta condenados a muerte. Danos la
firmeza para permanecer fieles a ti y a tu evangelio. Amén.
Contemplación: Contemplamos a Jesús en el salón
donde ha celebrado la ultima cena con sus discípulos y escuchamos su discurso
de despedida. Jesús no promete a sus discípulos honores y prebendas. No les
oculta la persecución que habrán de afrontar por fidelidad al Evangelio. Pero
tampoco les oculta la alegría que les espera si se mantienen fieles a la misión
que se les confía. En su Comentario al
Evangelio de San Juan, escribe San Agustín: “Aquellos que llevan a cabo
persecuciones, odios, etc. por el nombre de Cristo son tanto más infelices
cuanto son más felices aquellos que las soportan en su nombre” (88,2).
Acción: En el contexto del Evangelio que
hoy se proclama, sería oportuno recordar a nuestros mártires, por ejemplo, con
la ayuda de una película como Un Dios
prohibido o alguna otra.
José-Román Flecha Andrés