1Co 15,1-8
Jn 14,6-14
En aquel tiempo Jesús dijo: “Yo soy el camino, la
verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si me conocéis,
también conoceréis a mi Padre; y desde ahora ya le conocéis y le estáis
viendo”. Felipe le dijo entonces: “Señor, déjanos ver al Padre y con eso nos
basta”. Jesús le contestó: “Felipe, ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros y
todavía no me conoces? El que me ve a mí ve al Padre: ¿por qué me pides que os
deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las
cosas que yo os digo no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en
mí, es el que hace su propia obra. Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre
en mí; si no, creed al menos por las propias obras. Os aseguro que el que cree
en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes,
porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre yo lo haré, para que
por el Hijo se manifieste la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que me
pidáis en mi nombre”.
Preparación:
Hoy celebramos la fiesta de los apóstoles Felipe, hermano de Andrés, y
Santiago, el hijo de Alfeo, llamado también el Menor. Es una buena ocasión para
ver cómo los discípulos del Señor son testigos de su resurrección.
Lectura: En la primera
lectura, San Pablo recuerda a los Corintios que Cristo murió por nuestros
pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día
según las Escrituras y se apareció a Cefas y mas tarde a los Doce. He ahí el
contenido de la tradición recibida que él quiere trasmitir. Esta fiesta de dos
Apóstoles se encuadra en el ambiente de las celebraciones pascuales. El
Evangelio nos recuerda las conversaciones que el evangelio de Juan coloca en el
marco de la última cena del Señor. Una pregunta de Felipe da origen a una de
las revelaciones más importantes de Jesús: Quien le ve a él ve al Padre.
Meditación:
La respuesta de Jesús a Felipe contiene tres puntos que nos afectan a
todos los creyentes. • En primer lugar, uno puede pasar mucho tiempo al lado de
Jesús sin llegar a conocer quién es y cuál es su misión. • En segundo lugar,
Jesús afirma que en él se nos revela el Padre. Al Padre nadie lo ha visto. Pero
a través de Jesús podemos descubrir el rostro del Padre, es decir, su misericordia
y su bondad, pero también su voluntad de salvación respecto a nosotros. • En
tercer lugar Jesús nos dirige una pregunta que es una interpelación a la fe de
cada uno de nosotros: “¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”
Esa relación entre Jesús y el Padre, ya se había manifestado en el Bautismo de
Jesús y en su Transfiguración. Esa relación fundamenta nuestra oración al Padre
por medio de Jesucristo.
Oración:
Señor Jesús, te reconocemos como nuestro hermano y nuestro Señor. Por
tu relación con el Padre, te proclamamos como el mediador entre él y nosotros. En ti vemos al Padre. Y en ti esperamos que
él nos vea y nos escuche a nosotros, sus hijos. Amén.
Contemplación:
En esta fiesta miramos a los apóstoles, elegidos por Jesús. Son hombres
sencillos. Ante ellos se desarrollaba el misterio de Dios y el misterio del
Mesías. No era fácil percibir aquella hondura y aquella misión. Pero no nos
escandaliza su aparente rudeza. Gracias a sus dificultades y a sus dudas,
nosotros podemos contemplar a Jesús. E invocarlo como nuestro camino hacia la
verdad de la vida sin término.
Acción: Leer
el Evangelio de Juan 1, 43-45 y
también Juan 12, 20-26 para saber un poco más sobre el apóstol Felipe. Leer
también Hechos de los Apóstoles 15,
13-21 para ver qué decidió Santiago en un momento muy importante para los
seguidores de Jesús.
José Román Flecha Andrés