jueves, 1 de mayo de 2014

LECTIO DIVINA- VIERNES 2ª SEMANA DE PASCUA-A








Hch 5,34-42
Jn 6,1-15
  
En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (también llamado de Tiberias). Mucha gente le seguía porque había visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe: “¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?”. Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió: “Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco”. Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús respondió: “Haced que todos se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada”. Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía: “Verdaderamente éste es el profeta que había de venir al mundo”. Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.

Preparación: El tiempo pascual es un tiempo sacramental. Hemos celebrado con alegría el bautismo de los nuevos hermanos en la fe. En muchos lugares se celebra la primera comunión y se administra el sacramento de la confirmación. La liturgia de hoy nos recuerda el sacramento de la eucaristía.  Es un buen momento para preguntarnos cómo lo celebramos y cómo lo llevamos a la vida concreta de cada día.

Lectura: En la primera lectura nos llama la atención que el fariseo Gamaliel se levante en el Sanedrín para defender a los apóstoles de Jesús y pedir que los dejen en libertad. Su criterio es importante: Si la idea y la actividad de Pedro y Juan son cosa de hombres, los discípulos de Jesús terminarán por dispersarse. Pero si acción viene de Dios, nadie podrá dispersarlos. En el relato de la multiplicación de los panes y los peces, que se proclama hoy en el evangelio de la misa, merece recordarse  la exclamación final de las gentes: “Éste sí que es el profeta que tenía que venir al mundo”. Jesús es un profeta que hace visible y palpable la misericordia de Dios.

Meditación: El relato de la multiplicación de los panes y los peces denuncia nuestra pasividad y nuestra dificultad para fundar estructuras eficientes y respetuosas. Contemplamos a Jesús, preocupado por las necesidades de las gentes que le siguen: “¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?” A la compasión de Jesús se une la generosidad de un muchacho que ofrece cinco panes de cebada y dos peces para ponerlos al servicio de la multitud. De esta forma, el relato del evangelio  une la compasión de Jesús y el desprendimiento de un joven. Pedimos al Señor que nos haga estar solícitos de las necesidades de nuestros hermanos.

Oración: Señor Jesús, sabemos que también ahora te compadeces de las gentes. Te damos gracias por tu atención. Y te pedimos que nos hagas sensibles a las necesidades de nuestros hermanos. Amén.

Contemplación: Hoy es necesario recordar y contemplar la atención que le merecen a Jesús las multitudes que lo siguen. Jesús no es un guía lejano y despreocupado, que sólo se acerca a los suyos en las vísperas de las elecciones políticas. Jesús vive cerca de las gentes. Por ellas ha venido a este mundo. Es un hombre con los hombres y para los hombres. Como diría el Papa Francisco, Jesús “huele a oveja”. Su ejemplo de atención, de sensibilidad y de cercanía a las gentes nos estimula y compromete.


Acción: Tratar de adivinar qué necesidades y carencias afectan a las personas que nos son más cercanas y procurar aliviarlas en lo posible.
                                                                                      José Román Flecha Andrés