EVANGELIZACIÓN
Y PAZ SOCIAL
Todos
anhelamos la paz. En su exhortación apostólica La alegría del Evangelio (EG), el Papa Francisco recuerda que,
entre los frutos del Espíritu, además del amor y la alegría, san Pablo menciona
la paz (EG 217). Por eso trata de
aclarar el verdadero concepto de la paz social, distinguiéndolo de algunas
falsas imágenes que circulan por todas partes:
•
La paz social no es un irenismo, es decir el sentimiento relativista de quienes
afirman que “todo vale” y que cualquier opción moral es igualmente aceptable.
•
La paz social tampoco es “una mera ausencia de violencia lograda por la
imposición de un sector sobre los otros”. Esa es la paz que reina en los
cementerios.
•
La paz social es falsa cuando es una excusa para silenciar a los más pobres y para que los más
acomodados puedan gozar tranquilamente de sus beneficios.
•
La paz social tampoco se reduce a una ausencia de guerras, fruto del equilibrio
siempre precario de fuerzas.
Citando
a Pablo VI, afirma esta exhortación que “la paz se construye día a día, en la
instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más
perfecta entre los hombres” (EG 221).
CUATRO
PRINCIPIOS
Dicho
esto, el Papa Francisco propone cuatro principios, que posiblemente resultarán
difíciles para el lector medio. Piensa él que pueden ayudar a orientar la
convivencia social y la fidelidad a un proyecto común que ayude a armonizar las
diferencias sociales de un pueblo:
•
“El tiempo es superior al espacio”. Eso significa que hay que trabajar a largo
plazo, si obsesionarse por resultados inmediatos. La evangelización requiere
tener presente el horizonte y asumir los procesos posibles y el camino largo.
•
“La unidad prevalece sobre el conflicto”. Sin ignorar el conflicto y sin
dejarse atrapar por él hay que aceptar sufrir por él, resolverlo y
transformarlo en el eslabón de un proceso de reconciliación, de paz y de unidad.
•
“La realidad es más importante que la idea”. La Palabra de Dios se ha hecho
carne e historia. La evangelización no debe inventarse el Evangelio sino
llevarnos a realizar obras de justicia y caridad que demuestren la fecundidad
de la Palabra.
•
“El todo es superior a la parte”. No podemos vivir en un universalismo
abstracto ni en un localismo folklórico-Hay que ampliar la mirada, pero sin
evadirse de la realidad. Hay que aceptar la totalidad e integridad del
Evangelio y anunciarlo a todos (EG 222-237).
UN
CAMINO DE DIÁLOGO
La
evangelización también implica un camino de diálogo: con los Estados, con la
sociedad y sus culturas y con otros creyentes, que no forman parte de la
Iglesia católica.
•
En el diálogo con el Estado y la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones para
todas las cuestiones, pero propone los valores fundamentales de la existencia
humana (EG 241)..
•
En el diálogo con la cultura, la evangelización está atenta a los avances
científicos para iluminarlos con la luz de la fe y de la ley natural (EG 242).
•
En el diálogo con los demás cristianos, hay que confiar de corazón en el otro,
recordar la jerarquía de verdades y unirse en el anuncio, el servicio y el
testimonio (EG 244-246).
•
En el diálogo con el Judaísmo, creemos con ellos en el único Dios que actúa en
la historia y acogemos con ellos la común Palabra revelada (EG 247).
•
En el diálogo con el Islam, los interlocutores han de reconocer los valores de
los demás, comprender sus inquietudes y compartir las convicciones comunes (EG
253).
• En el diálogo
social pedimos respeto a la libertad religiosa, que es un derecho humano
fundamental, y lamentamos las simplificaciones, discriminaciones y desprecios
hacia nuestras convicciones, nuestros escritos básicos y nuestros principios
humanistas (EG 257).
“Los creyentes nos sentimos cerca también de quienes,
no reconociéndose parte de alguna tradición religiosa, buscan sinceramente la
verdad, la bondad y la belleza, que para nosotros tienen su máxima expresión y
su fuente en Dios” (EG 257).
José-Román
Flecha Andrés
Publicado en la revista “Mensajero Seráfico”