viernes, 30 de mayo de 2014

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO. 7

UNA CATEQUESIS PARA EL CAMINO

En el contexto del anuncio del Evangelio, el Papa Francisco expone en su exhortación apostólica La alegría del Evangelio (EG), unas líneas básicas para la renovación de la catequesis. De hecho, el primer anuncio del Evangelio “debe provocar también un camino de formación y de maduración” de la persona  (EG 160). Este proceso de crecimiento se resume en la acogida del amor de Dios y en la práctica del  amor a Dios y al prójimo
 Ahora bien, siempre y en todo lugar “la educación y la catequesis están al servicio de este crecimiento”  (EG 163). Sin embargo, es preciso tener  muy en cuenta que la catequesis ha de partir del anuncio del misterio trinitario, que confesamos ya desde el bautismo. El fuego del Espíritu nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección, nos revela y comunica la misericordia del Padre (EG 164).
Ese anuncio del misterio cristiano requiere algunas condiciones importantes: 1. Expresar el amor salvador de Dios antes que la obligación moral y religiosa. 2. No imponer a nadie la verdad y apelar más bien a la libertad. 3. Tratar de infundir alegría, estímulo y vitalidad. 4. Ofrecer un conjunto íntegro y armonioso de doctrinas y actitudes. Para ello hace falta adquirir algunas habilidades, como apertura al diálogo, paciencia y acogida cordial a la persona (EG 165).

CATEQUESIS Y MORAL

Según el Papa, toda catequesis es un anuncio de la Palabra de Dios. Pero este anuncio ha de ser cuidadosamente preparado. De hecho, necesita apelar a algunas condiciones pedagógicas que motiven a la persona, recuperar la estima de la belleza, y emplear un nuevo lenguaje parabólico, así como nuevos signos y símbolos que digan realmente algo a la persona en el momento cultural actual (EG 166-167).
Es interesante ver que en esta Exhortación el Papa Francisco no se olvida de mencionar el contenido moral de la catequesis ni el modo de transmitirlo: “conviene manifestar siempre el bien deseable, la propuesta de vida, de madurez, de realización, de fecundidad”. La moral no puede reducirse a condenas y reprimendas. Solo si somos custodios del bien y de la belleza del Evangelio, podremos denunciar la presencia del mal (EG 168).
De acuerdo con la enseñanza secular de la moral, hemos de reconocer la maldad objetiva de las acciones humanas, pero no podemos emitir un juicio sobre la responsabilidad y la culpabilidad de una persona. La experiencia de nuestra propia debilidad nos llevará a ser más pacientes y compasivos con los demás (EG 172)..  

ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS

 Para ser realmente evangelizadora, la catequesis cristiana exige todavía dos actitudes imprescindibles.
La primera de ellas es presentada por el Papa como el acompañamiento personal de los procesos de crecimiento. Se nos propone un acompañamiento prudente, comprensivo, rico en esperanza y dócil al Espíritu, que debe llevar a las personas a Dios, puesto que solo en Él se puede alcanzar la verdadera libertad (EG 169-171).
Por otra parte, la catequesis, como toda evangelización, está fundada sobre la Palabra de Dios, escuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada. La palabra de Dios, sobre todo en la Eucaristía, alimenta y refuerza a los cristianos y los hace capaces de un testimonio evangélico en la vida de cada día (EG 174).
Por tanto, “es fundamental que la Palabra revelada fecunde radicalmente la catequesis y todos los esfuerzos por transmitir la fe. La evangelización requiere la familiaridad con la Palabra de Dios” (EG 175).
Para conseguir este ideal personal y comunitario, habrá que fomentar la lectura y el estudio de las sagradas escrituras y ofrecer espacios de enseñanza que lo faciliten.

José-Román Flecha Andrés
Publicado en la revista “Mensajero Seráfico”