UNA CATEQUESIS PARA EL CAMINO
En el contexto del anuncio
del Evangelio, el Papa Francisco expone en su exhortación apostólica La alegría del Evangelio (EG), unas
líneas básicas para la renovación de la catequesis. De hecho, el primer anuncio
del Evangelio “debe provocar también un camino de formación y de maduración” de
la persona (EG 160). Este proceso de
crecimiento se resume en la acogida del amor de Dios y en la práctica del amor a Dios y al prójimo
Ahora bien, siempre y en todo lugar “la
educación y la catequesis están al servicio de este crecimiento” (EG 163). Sin embargo, es preciso tener muy en cuenta que la catequesis ha de partir
del anuncio del misterio trinitario, que confesamos ya desde el bautismo. El
fuego del Espíritu nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y
resurrección, nos revela y comunica la misericordia del Padre (EG 164).
Ese anuncio del misterio
cristiano requiere algunas condiciones importantes: 1. Expresar el amor
salvador de Dios antes que la obligación moral y religiosa. 2. No imponer a
nadie la verdad y apelar más bien a la libertad. 3. Tratar de infundir alegría,
estímulo y vitalidad. 4. Ofrecer un conjunto íntegro y armonioso de doctrinas y
actitudes. Para ello hace falta adquirir algunas habilidades, como apertura al
diálogo, paciencia y acogida cordial a la persona (EG 165).
CATEQUESIS Y MORAL
Según el Papa, toda
catequesis es un anuncio de la Palabra de Dios. Pero este anuncio ha de ser
cuidadosamente preparado. De hecho, necesita apelar a algunas condiciones
pedagógicas que motiven a la persona, recuperar la estima de la belleza, y
emplear un nuevo lenguaje parabólico, así como nuevos signos y símbolos que
digan realmente algo a la persona en el momento cultural actual (EG 166-167).
Es interesante ver que en
esta Exhortación el Papa Francisco no se olvida de mencionar el contenido moral
de la catequesis ni el modo de transmitirlo: “conviene manifestar siempre el
bien deseable, la propuesta de vida, de madurez, de realización, de
fecundidad”. La moral no puede reducirse a condenas y reprimendas. Solo si
somos custodios del bien y de la belleza del Evangelio, podremos denunciar la
presencia del mal (EG 168).
De acuerdo con la enseñanza
secular de la moral, hemos de reconocer la maldad objetiva de las acciones
humanas, pero no podemos emitir un juicio sobre la responsabilidad y la
culpabilidad de una persona. La experiencia de nuestra propia debilidad nos
llevará a ser más pacientes y compasivos con los demás (EG 172)..
ESCUCHA DE LA PALABRA DE
DIOS
Para ser realmente evangelizadora, la
catequesis cristiana exige todavía dos actitudes imprescindibles.
La primera de ellas es
presentada por el Papa como el acompañamiento personal de los procesos de
crecimiento. Se nos propone un acompañamiento prudente, comprensivo, rico en
esperanza y dócil al Espíritu, que debe llevar a las personas a Dios, puesto
que solo en Él se puede alcanzar la verdadera libertad (EG 169-171).
Por otra parte, la
catequesis, como toda evangelización, está fundada sobre la Palabra de Dios,
escuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada. La palabra de Dios,
sobre todo en la Eucaristía, alimenta y refuerza a los cristianos y los hace
capaces de un testimonio evangélico en la vida de cada día (EG 174).
Por tanto, “es fundamental
que la Palabra revelada fecunde radicalmente la catequesis y todos los
esfuerzos por transmitir la fe. La evangelización requiere la familiaridad con
la Palabra de Dios” (EG 175).
Para conseguir este ideal
personal y comunitario, habrá que fomentar la lectura y el estudio de las
sagradas escrituras y ofrecer espacios de enseñanza que lo faciliten.
José-Román
Flecha Andrés
Publicado en la revista “Mensajero Seráfico”