DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
1. En nuestra parroquia solemos oír que este
domingo o el domingo próximo se celebra la jornada de la paz o la justicia, de
los enfermos o de los ancianos, de las misiones o de la caridad. Y es bueno
que, en la celebración de la eucaristía, a la memoria de la muerte y
resurrección de Jesucristo unamos la atención a nuestros hermanos, vecinos o
lejanos.
Pero, también es bueno que, en un domingo del
mes de noviembre, dediquemos nuestra atención a reflexionar sobre la diócesis a
la que pertenecemos.
2. El día 25 de mayo de este año 2025, en la
basílica de San Juan de Letrán, el nuevo papa León XIV tomaba posesión de su
cátedra como obispo de Roma. En su homilía nos invitaba a
reflexionar sobre la dimensión materna de la Iglesia.
Según él, la Iglesia es una madre, que está
dotada de unas características que le son propias: la ternura, la
disponibilidad al sacrificio y esa capacidad de escucha que le permite socorrer
y prever las necesidades de sus hijos e hijas, aun antes de que se formulen.
Esa
comprensión de la Iglesia es muy diferente de la percepción superficial que a
veces alimenta la actitud de las gentes de nuestro tiempo.
3. La
Iglesia es una familia, como solía repetir el papa Francisco. Y ya sabemos que
en nuestra familia es necesario fomentar y vivir una responsabilidad compartida.
Esa
disposición es necesaria también en nuestra familia diocesana. Unidos a nuestro
obispo, todos podemos y debemos participar en la escucha y en la difusión de la
Palabra de Dios, en la celebración de los sacramentos y en el servicio a
nuestros hermanos necesitados.
• Todos
podemos y debemos colaborar en la atención a las necesidades de la “casa”, de
todos los que la habitan y de las personas a las que esta familia ha de atender
para responder a la misión que le ha sido confiada por su Señor.
• Todos
juntos vamos caminando en el seguimiento del Señor. La fe, la esperanza y la
caridad se viven en comunidad. En nuestra familia diocesana, hemos de orar por
todos nuestros hermanos, vivos y difuntos.
• Todos
hemos de pedir al Señor que nos envíe muchos y santos sacerdotes, diáconos,
religiosos y religiosas, así como laicos comprometidos en la preciosa tarea de
anunciar y vivir el evangelio de Jesucristo.
4.
Es preciso repetirlo. Todos hemos de mantener la triple responsabilidad que
constituye el ser y el quehacer de la diócesis: el anuncio del Evangelio, la
celebración de los sacramentos y la asistencia a las necesidades que encontramos
mientras caminamos como “peregrinos de esperanza”, según el lema de este Año
Jubilar.
Que la celebración del día de la diócesis nos ayude a refrescar estas ideas y a calentar nuestro sentimiento de pertenencia y de colaboración con nuestra familia diocesana.
José-Román Flecha Andrés