EL JUSTO VIVE POR LA FE
“El
altanero no triunfará, pero el justo por su fe vivirá” (Hab
2,2-4). Esa frase no es un proverbio popular. Es un
oráculo que el profeta Habacuc recibió del mismo
Dios. Por eso, se ha convertido en una lección inolvidable
para todos los creyentes
El profeta lamenta
la
injusticia y la violencia, las
luchas y contiendas que desgarran a su país. Aquella
sociedad corrupta parece destinada a un desastre total. Una invasión de
los caldeos traería consigo la crueldad y la rapiña, la muerte y el
destierro.
Previendo
ese futuro,
Habacuc se dirige a Dios con una súplica angustiosa: “¿Hasta
cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me oigas y te
gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves?” Dios responde que solo la fe puede
ayudar a su pueblo a descubrir el sentido de tanto dolor.
En el mismo
sentido resuena la exhortación divina que se encuetra en
el salmo responsorial de la misa de este domingo: “No
endurezcáis el corazón” (Sal 94).
Para todo el pueblo de Dios valen las palabras que san Pablo dirige a su discípulo Timoteo: “Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio… Vive con fe y amor cristiano” (2 Tim 6-14).
UN GRANO DE MOSTAZA
También el
evangelio de Lucas que hoy se proclama retoma la reflexión sobre la fe (Lc
17,5-10). En él aparecen una súplica, una imagen y una exhortación.
• La súplica que los apóstoles dirigen a
Jesús debería ser la nuestra: “Auméntanos la fe”. Entre
nosotros hay personas que se dicen creyentes y no practicantes. Pero
también hay practicantes que no parecen muy creyentes. Todos
deberíamos repetir esa petición.
• La imagen que ofrece Jesús
nos dice que basta
tener fe como un granito de mostaza para arrancar de raíz una morera y
plantarla en el mar. La fe nos llevaría a cambiar el mundo. Con la fe renacería
la justicia. Los poderosos se harían servidores de los
pobres.
• La exhortación retoma la imagen del criado que ha hecho lo que debía. Jesús nos ofrece una pauta para no presumir de nuestra fe. Contra la tentación de creernos protagonistas, basta confesar con sencillez: “Somos siervos inútiles. Hemos hecho lo que teníamos que hacer”.
UN AUMENTO DE FE
Con todo,
ninguno de nosotros debería dejar en el olvido esa petición que los apóstoles
dirigen al Señor. Es una oración de alcance universal y merece ser recordada.
• “Auméntanos la
fe”. La fe es un don gratuito de Dios. Solo si lo
valoramos como lo que es como,
lo pediremos con insistencia, lo recibiremos con gratitud y lo cuidaremos con responsabilidad a lo largo de toda nuestra
vida.
• “Auméntanos la
fe”. La fe es también confianza
en Dios. Es el resumen de la vocación de toda la
Iglesia. La comunidad cristiana ha sido llamada por su Señor a confiar
en él, también en los momentos de prueba y aun de
persecución.
• “Auméntanos la
fe”. La fe es finalmente un horizonte para
toda la humanidad. La fe no es enemiga de la libertad. Al
creer no hacemos un
favor a Dios. Pero es Dios quien nos da la luz
para caminar en las tinieblas y para reconocerlo en
nuestros hermanos.
- Padre nuestro
que estás en el cielo y en nuestro corazón, tú conoces bien las tremendas injusticias de
este mundo nuestro y conoces también nuestros temores. Te
rogamos que la fe que tú nos concedes gratuitamente nos ayude a
vivir agradecidos en tu presencia. Te pedimos el don de la confianza y el regalo de la
paz. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.