LECCIONES DE UN BANQUETE
“Hijo
mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre
generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios;
porque es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes” (Eclo
3,17-18.20).
Estos
consejos de Jesús, hijo de Sirac, son válidos para todos nosotros. No es el orgullo sino la verdad la que nos lleva a la realización personal
y a una buena relación con los demás. Ya decía santa Teresa que vivir en humildad
es caminar en la verdad.
El
salmo responsorial afirma que “Dios prepara
una casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece” (Sal 67). Dios es padre de los huérfanos
y protector de las viudas.
Según la Carta a los Hebreos, los cristianos nos hemos acercado a un nuevo Sinaí, a la Jerusalén del cielo. Así descubrimos que Jesús es el mediador de la nueva alianza (Heb 12,24).
HUMILDAD Y GRATUIDAD
El
evangelio que hoy se proclama recoge un hecho que parece una parábola (Lc
14,1.7-14). Un día de sábado, Jesús
es invitado a comer en casa de un fariseo importante. Al observar el interés de los invitados por ocupar los primeros
puestos, el Maestro aprovecha la ocasión para ofrecer unos consejos válidos para todos los tiempos y
lugares.
• El
primer consejo se dirige a los invitados a un
banquete. Quien elige uno de los primeros puestos puede ser obligado a cederlo
a otro invitado más importante. Pero quien elige uno de los últimos, puede
verse honrado cuando lo inviten a situarse en un puesto de más prestigio. Así
que es más conveniente ser humilde y modesto.
• El
segundo consejo se dirige al anfitrión que ofrece el banquete. Quien convida a
sus amigos, a sus parientes o a sus vecinos ricos, suele esperar
ser invitado a otro banquete. Quien convida a
pobres, lisiados, cojos y ciegos generalmente no recibirá una invitación
semejante. Quien los convida a su mesa parecerá ir
contra corriente.
Pero Jesús pronuncia una bienaventuranza que invita al anfitrión a comportarse de una forma que no es habitual: “Dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los muertos”. La humildad va unida a la generosidad. Ama gratuitamente, quien recuerda cómo nos ama Dios. Esas son las lecciones del Maestro.
MODESTIA Y SENCILLEZ
La virtud
de la prudencia nos aconseja ser modestos y sencillos. Este relato evangélico
encierra una profunda lección de fe. Habla del hombre, pero sobre todo habla de
Dios. La frase central recoge la experiencia humana y, al mismo tiempo, resume
el mensaje de Jesús.
•
“Todo el que se enaltece será humillado”.
Quien se enaltece a sí mismo se coloca con frecuencia en el puesto del
mismo Dios. Pero olvida su profunda verdad y se engaña a sí mismo. Cuanto más alto sube el necio más estrepitosa
es su caída.
•
“El que se humilla será enaltecido”. El modelo de la humildad es el mismo
Cristo, que se abajó hasta someterse a la muerte y muerte de cruz. Por eso fue
ensalzado hasta recibir un nombre sobre todo nombre (Flp 2,6-11). Quien de
verdad ama a Dios, camina en humildad.
- Señor Jesús, los banquetes humanos suelen ser un escenario en el que se manifiestan el orgullo y la vanagloria. Pero tú nos has convidado al banquete de tu Reino, en el que de nada vale nuestro orgullo. Que tu gracia nos ayude a vivir en la Iglesia y en el mundo con la sencillez de los pobres y humildes. Tú nos has dicho que de ellos es el Reino de los cielos.
José-Román Flecha Andrés