martes, 15 de julio de 2025

REFLEXIÓN - Domingo 16 del Tiempo Ordinario. C 20 de julio de 2025

 

EL VALOR DE LA HOSPITALIDAD 

  “Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo”.  Con este ruego recibe Abrahán a los tres peregrinos que han llegado hasta su tienda (Gén 18,1-10). En sus labios se convierte en oración la famosa hospitalidad de los beduinos.

Pero el texto recoge también la promesa que formula uno de los peregrinos que han sido acogidos por Abrahán: “Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo”. Evidentemente, es Dios quien habla por medio de aquellos mensajeros. 

Evocando esta escena bíblica, también nosotros podemos exclamar: “Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?” (Sal 142,2). Según este salmo, las virtudes nos capacitan para encontrarnos con los demás y con el mismo Dios.

Por otra parte, san Pablo dice que acepta sus sufrimientos para completar en su carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor de su cuerpo que es la Iglesia (Col 1,24-28).

LA QUEJA DE  MARTA

También en el evangelio que hoy se proclama encontramos una escena de hospitalidad. Mientras va de camino, Jesús se detiene en una aldea. Una mujer llamada Marta le ofrece hospitalidad en su casa y se preocupa de servirle. Mientras tanto, su hermana María se sienta a los pies de Jesús y escucha su palabra (Lc 10,38-42).

Marta se queja ante Jesús de que su hermana la deje a ella sola ocuparse de las atenciones que requiere la hospitalidad: “Señor no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”.

 Es evidente que Marta está incómoda por la actitud de María. Le parece que el Maestro ignora todo lo que ella está haciendo para ofrecerle una decorosa hospitalidad. Según ella, Jesús debería prestarle un poco de atención.

Las palabras de Marta nos hacen recordar la tempestad en el lago de Galilea. En aquella ocasión, los discípulos se habían dirigido a Jesús con un grito de angustia: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” (Mc 4,38).

El escenario es muy diferente, pero la queja de Marta es muy semejante. En un caso y en otro late la inquietud por la aparente indiferencia de Jesús ante la situación de la persona.

LA RESPUESTA DE JESÚS

Ahí queda esa nerviosa pregunta de Marta. Pero a todos nos interesa escuchar la doble respuesta que Jesús le dirige. 

• “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria”. En estos tiempos, tanto la Iglesia como la sociedad parecen muy afanadas en multiplicar sus ocupaciones  terrenas, mientras se olvidan de reflexionar sobre la verdad que nos hace libres.

• “María ha escogido la mejor parte, y no le será arrebatada”. Esta frase de Jesús se dirige a la Iglesia, llamada a escuchar la palabra del Señor. Pero interpela también a una sociedad que desprecia los símbolos cristianos, persigue a los creyentes y los condena  a  muerte.

- Señor Jesús, también hoy vienes a nuestra casa. Enséñanos a acogerte con dignidad y a escucharte con atención. Que nuestro trabajo y nuestra contemplación reflejen la verdad de  nuestra fe. Abre nuestros corazones para que aprendamos a acogerte en los pobres y en los marginados, en los emigrantes y en los perseguidos.  Con ellos llegas tú a nuestra casa. Bendito seas tú, que vienes en el nombre del Señor. Amén.

                                                                             José-Román  Flecha Andrés