EL BELÉN
El día 1 de diciembre del 2019 el papa Francisco
firmó una carta sobre el significado y el valor del belén. En ella alienta la
tradición de preparar el belén en nuestras casas, en los lugares de trabajo, en
las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas. He aquí
algunas de sus ideas principales.
1. El origen del belén se remonta a san Francisco
de Asís, que el 25 de diciembre del año 1223 vivió en Greccio una
representación viviente del Nacimiento de Jesús, de modo que «todos regresaron
a sus casas colmados de alegría».
2. El belén es como un Evangelio vivo. Al
contemplar la escena de la Navidad, nos ponemos espiritualmente en camino,
atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada
hombre.
3. El belén manifiesta la ternura del Padre, que
en Jesús “nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos
desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de
nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado”.
4. La preparación del belén o pesebre “nos ayuda
a sentirnos implicados en la historia de la salvación, contemporáneos del
acontecimiento que se hace vivo y actual en los más diversos contextos
históricos y culturales”.
5. Además, el belén nos invita a “sentir” y a
“tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación y
nos llama a seguirlo por el camino de la humildad, a encontrarlo y servirlo en
los más necesitados.
6. El cielo estrellado del belén nos dice que
Dios no nos deja solos. Las montañas,
los riachuelos, las ovejas y los pastores nos recuerdan que toda la creación
participa en la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella nos invitan a ir a
adorar al Señor.
6. Los mendigos, los pobres y los sencillos que
llenan el paisaje del belén nos recuerdan que Dios se ha hecho cercano a todos
los que sienten la necesidad de su amor y buscan su compañía.
7. En el centro del belén está el portal. En él
colocamos a María, la madre que contempla a su hijo y lo muestra a quienes van
a visitarlo. Y allí está san José, que protege a su familia.
8. Llegada la Navidad, colocamos la imagen del
Niño Jesús. En ese niño que sonríe y nos tiende sus brazos Dios nos revela la
grandeza de su amor.
9. Finalmente, antes de la Epifanía, colocamos
las figuras de los Reyes Magos, que no se escandalizan por la pobreza del
ambiente y no dudan en postrarse y adorar a Jesús.
10. El belén o “nacimiento” nos habla del amor de
Dios, que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano,
cualquiera que sea su condición.
Al igual que san Francisco, abramos el corazón a esta gracia tan sencilla. Y demos gracias a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros para no dejarnos solos.
José-Román Flecha Andrés