UN BAUTISMO DIFERENTE
“Haced discípulos a
todos los pueblos,
bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
(Mt 28,16)
1.
Hay algunos que han nacido en familias
cristianas y han sido bautizados. Y sin embargo no se consideran discípulos del
Señor. ¿A qué puede deberse ese hecho?
2.
¿Y por qué otros que sí se consideran
discípulos de Jesucristo, no reconocen a otros que también manifiestan ser
discípulos de ese Maestro?
3.
Además, ¿no hay algunos que pretenden ser discípulos de
Jesús, pero han olvidado su encargo de hacer discípulos a todos los pueblos?
4.
Y, pensándolo con serenidad, ¿Qué significa y qué exige
tratar de hacer a otros discípulos de Jesucristo?
5.
El Señor exhorta a sus seguidores a
bautizar a todos los pueblos. ¿Qué implica ese mandato para la vida y los
planes de la Iglesia?
6.
Evidentemente, el bautismo que Jesús
quiere difundir por el mundo es diferente del bautismo de Juan Bautista. ¿En qué consiste
esa diferencia?
7.
¿Y yo he descubierto y celebrado en la
práctica la grandeza de haber sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo?