PERMANECER EN LA VID
“El
que permanece en mí y yo en el,
ese de fruto abundante”
(Jn 15,5)
1.
En este tiempo del cambio, es difícil la
permanencia en un lugar y en una relación. ¿Estamos decididos a mantener la
fidelidad a nuestra fe y a nuestra vocación?
2.
No basta con permanecer en un lugar.
Jesús habla de la necesidad de permanecer en él y permitirle a él permanecer en
nosotros. ¿Cómo entender esa doble permanencia?
3.
En nuestra cultura no es muy conocida la
imagen de la viña y de las parras, de los racimos y de las uvas. ¿Cómo traducir
hoy esa imagen evangélica?
4.
Isaías escribía que Israel era una viña que no dio el
fruto esperado. ¿Qué quiere decir Jesús al presentarse a sus discípulos como la
vid verdadera?
5.
Al presentarse como la vid verdadera, ¿no estará Jesús
denunciado a otras viñas y otras vides que tienen apariencia, pero no dan el
fruto esperado?
6.
Según Jesús, quien permanece unido a él dará fruto
abundante. ¿Cuál es el fruto que los discípulos de Jesús pueden ofrecer a este
mundo?
7. ¿Qué dificultades y que ayudas he percibido a lo largo de mi vida para permanecer unido o unida a Jesucristo como el sarmiento a la vid?
Jose-Román Flecha