lunes, 3 de abril de 2023
EXAMEN DE CONCIENCIA - Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. A 9 de abril de 2023
UN SEPULCRO VACÍO
“Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde le han puesto.”
(Jn 20,2)
1.
¿Cuáles son los sepulcros en los que los
creyentes de hoy hemos dejado nuestra fidelidad al Señor?
2.
Este anuncio de María Magdalena es más actual
de lo que parece. ¿No daremos a entender los cristianos que no sabemos dónde
está el Señor?
3.
¿Nuestras acciones y nuestras omisiones no
estarán dando la impresión de que vivimos como si el Señor estuviera definitivamente
ausente de nuestra vida?
4.
Ese nervioso anuncio de María Magdalena
despertó la curiosidad de dos apóstoles del Señor. ¿Escuchamos nosotros a las
personas que nos comunican una vivencia suya que podría despertarnos de nuestra
apatía?
5.
¿Cómo podemos manifestar en este tiempo y en
esta sociedad nuestra fe en la resurrección del Señor?
6.
¿Qué manifestaciones favorecen o dificultan la
verdadera celebración de la Pascua del Señor?
7.
¿Qué significa en mi vida, en mi oración y en mi comportamiento la fe en
Jesucristo resucitado?
REFLEXIÓN- Domingo de Pascua. A 9 de abril de 2023
ESTÁ VIVO Y NOS PRECEDE
“Lo
mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo
hizo ver, no a todo el pueblo sino a los testigos que él había designado: a
nosotros que hemos comido y bebido con él después de su resurrección”. Este es
el núcleo del testimonio que ofrece Simón Pedro en la casa del centurión
Cornelio (Hech 10,39-41).
Cinco
son los hechos que Pedro quiere subrayar: Que Jesús pasó haciendo el bien. Que
fue crucificado. Que Dios lo resucitó de entre los muertos. Que se lo hizo ver
a sus discípulos. Que ellos compartieron la mesa con el resucitado.
¿Cómo
no vivir con alegría la fiesta de la vida del Señor? Él era la piedra desechada
por los arquitectos, pero ha sido elegido como piedra angular de un nuevo
edificio (Sal 117).
Por su parte, el apóstol Pablo nos invita a vivir cada día con un talante de resucitados con Cristo, decididos a buscar solamente las realidades celestiales (Col 3,1).
SEGUIR Y SERVIR
El
relato evangélico pone hoy ante nosotros la figura de María Magdalena. La
piedad tradicional la ha identificado con otras mujeres que aparecen en los
evangelios. Las leyendas y el cine la han visto como una hermosa mujer,
pecadora pero arrepentida. Sin embargo, nada de eso subrayan los evangelios. La
leyenda no debería ocultar la realidad.
María
es una mujer al parecer liberada por Jesús de alguna grave enfermedad. Movida
por la gratitud, sigue al Señor y le sirve desde Galilea hasta Jerusalén. Esos
dos verbos definen el estilo el discipulado.
María
Magdalena está fielmente presente en el Calvario y observa atentamente dónde ha
sido colocado el cadáver de Jesús. El primer día de la semana, acude al
sepulcro, lo encuentra vacío y comunica la noticia a los discípulos del Señor
(Jn 20,1-9).
No es extraño que María Magdalena haya sido calificada como el “apóstol de los apóstoles”. Su voz sonaba como una profecía. Su anuncio nacía de la experiencia. Despertaba a los discípulos del desaliento en que se hallaban tras la muerte de Jesús. Y abría ante sus ojos un futuro de esperanza que ni siquiera podían imaginar.
EL MENSAJE Y LA REALIDAD
En
este domingo de Pascua de Resurrección, el texto evangélico recoge las palabras
que María Magdalena dirigió a Simón
Pedro y al otro discípulo a quien Jesús quería: “Se han llevado del Sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo han puesto” (Jn 20,2). Este mensaje puede parecer
nervioso y desesperado, pero sigue teniendo actualidad en nuestros días.
•
“Se han llevado del Sepulcro al Señor”. No es solamente que no se encuentre el
cadáver de Jesús. Es que nuestra cultura pretende llevarnos a ignorar la vida y
el mensaje de Jesús. Más aún, desprecia la cruz y se niega a creer en el
Resucitado.
•
“No sabemos donde lo han puesto”. Son muchos los que hoy no saben quién es
Jesús y qué significa en la historia de la humanidad. Los mismos cristianos no
siempre sabemos explicar el puesto que el Señor ocupa o debería ocupar en
nuestra vida.
- Señor Jesús, muerto por nosotros y resucitado para nuestra salvación, sabemos que no debemos buscarte en los sepulcros. Tú estás vivo y nos precedes por los caminos del mundo. Esperamos encontrarte en nuestra vida de cada día. Y queremos anunciar con alegría tu presencia entre nosotros. Bendito seas por siempre. Aleluya.
José-Román Flecha Andrés
CADA DÍA SU AFÁN - 9 de abril de 2023
LA PASCUA Y EL CORDERO
1.Sardes
fue una ciudad de la región de Lidia, en la actual Turquía. A ella fue dirigida
una de las cartas del Apocalipsis (Ap 3,1-6). De Sardes tan solo quedan hoy algunos
trozos de tejas que se encuentran entre el rastrojo.
De
Sardes fue obispo Melitón en el siglo II. Era conocido por una apología que
dirigió al emperador Marco Aurelio Antonio a favor de los cristianos. Hoy es
también recordado por un texto que había sido olvidado durante siglos.
Melitón
de Sardes debió de morir hacia el año 180. Es uno de los Padres de la Iglesia del siglo II, considerado como un santo tanto
por la iglesia católica como por la ortodoxa.
Solo
en 1940 fue editado por primera vez. Al parecer, debió de llevar el título
“Sobre la Pascua”. Los fragmentos recuperados pueden corresponder a una homilía
predicada por el obispo Melitón el día 14 de Nisán, en el que, siguiendo a los
judíos, su comunidad celebraba la fiesta de la Pascua.
2.
Por medio de imágenes brillantes y conmovidas, esta especie de pregón pascual
nos exhorta a contemplar el misterio de la muerte de Jesús. Pero no menos
emocionado es el párrafo penúltimo en el que Cristo resucitado nos invita a
recibir de él los dones del perdón y de
la vida.
En
esos versos el santo obispo Melitón nos recuerda que el Cristo resucitado es
nuestro Redentor y nuestro rescate. Para los creyentes de hoy resulta
interpelante la llamada del Señor:
“Venid
todas las familias de los hombres amasadas en pecado y recibid el perdón de los
pecados.
Porque
yo soy vuestro perdón, yo la pascua de la salvación, yo el cordero inmolado por
vosotros, yo vuestro rescate, yo vuestra vida, yo vuestra resurrección, yo
vuestra luz, yo vuestra salvación, yo vuestro rey.
Yo
os conduzco hasta las cumbres de los cielos. Yo os mostraré al Padre que existe
desde los siglos. Yo os resucitaré por mi diestra”.
3.Es
interesante ver cómo Jesucristo Resucitado se identifica tanto con el cordero
pascual como la misma fiesta de Pascua. En realidad, la fiesta no es solo un
día. Tampoco es solamente un tiempo del año. La Pascua del perdón y de la
salvación es el mismo Cristo.
Él
se presenta a sí mismo como la vida verdadera y como el rescate para los hombres
sometidos a la cautividad del pecado. Él es la luz en las tinieblas que nos
ciegan y la resurrección de los muertos. Él es
nuestro rey y nuestra definitiva salvación. Él conduce a los creyentes
hasta la presencia del Padre celestial
4.Todo
eso recordamos y celebramos en la fiesta de la Pascua y en el tiempo pascual
que la continúa.
Parece
mentira que una obra tan bella haya sido desconocida durante tantos siglos. Pero
más extraño sería que nosotros hayamos olvidado ese misterio de fe y de esperanza
que motiva el ejercicio del amor.
José-Román Flecha Andrés