LA PASCUA Y EL CORDERO
1.Sardes
fue una ciudad de la región de Lidia, en la actual Turquía. A ella fue dirigida
una de las cartas del Apocalipsis (Ap 3,1-6). De Sardes tan solo quedan hoy algunos
trozos de tejas que se encuentran entre el rastrojo.
De
Sardes fue obispo Melitón en el siglo II. Era conocido por una apología que
dirigió al emperador Marco Aurelio Antonio a favor de los cristianos. Hoy es
también recordado por un texto que había sido olvidado durante siglos.
Melitón
de Sardes debió de morir hacia el año 180. Es uno de los Padres de la Iglesia del siglo II, considerado como un santo tanto
por la iglesia católica como por la ortodoxa.
Solo
en 1940 fue editado por primera vez. Al parecer, debió de llevar el título
“Sobre la Pascua”. Los fragmentos recuperados pueden corresponder a una homilía
predicada por el obispo Melitón el día 14 de Nisán, en el que, siguiendo a los
judíos, su comunidad celebraba la fiesta de la Pascua.
2.
Por medio de imágenes brillantes y conmovidas, esta especie de pregón pascual
nos exhorta a contemplar el misterio de la muerte de Jesús. Pero no menos
emocionado es el párrafo penúltimo en el que Cristo resucitado nos invita a
recibir de él los dones del perdón y de
la vida.
En
esos versos el santo obispo Melitón nos recuerda que el Cristo resucitado es
nuestro Redentor y nuestro rescate. Para los creyentes de hoy resulta
interpelante la llamada del Señor:
“Venid
todas las familias de los hombres amasadas en pecado y recibid el perdón de los
pecados.
Porque
yo soy vuestro perdón, yo la pascua de la salvación, yo el cordero inmolado por
vosotros, yo vuestro rescate, yo vuestra vida, yo vuestra resurrección, yo
vuestra luz, yo vuestra salvación, yo vuestro rey.
Yo
os conduzco hasta las cumbres de los cielos. Yo os mostraré al Padre que existe
desde los siglos. Yo os resucitaré por mi diestra”.
3.Es
interesante ver cómo Jesucristo Resucitado se identifica tanto con el cordero
pascual como la misma fiesta de Pascua. En realidad, la fiesta no es solo un
día. Tampoco es solamente un tiempo del año. La Pascua del perdón y de la
salvación es el mismo Cristo.
Él
se presenta a sí mismo como la vida verdadera y como el rescate para los hombres
sometidos a la cautividad del pecado. Él es la luz en las tinieblas que nos
ciegan y la resurrección de los muertos. Él es
nuestro rey y nuestra definitiva salvación. Él conduce a los creyentes
hasta la presencia del Padre celestial
4.Todo
eso recordamos y celebramos en la fiesta de la Pascua y en el tiempo pascual
que la continúa.
Parece
mentira que una obra tan bella haya sido desconocida durante tantos siglos. Pero
más extraño sería que nosotros hayamos olvidado ese misterio de fe y de esperanza
que motiva el ejercicio del amor.
José-Román Flecha Andrés