ADVIENTO DESDE LA CÁRCEL
El día 5 de abril de 1943, el pastor
luterano Dietrich Bonhoeffer había sido detenido por la Gestapo y encarcelado en
la prisión militar de Berlín-Tegel. Desde allí, el día 21 de noviembre escribe a
su jovencísima novia María von Wedemeyer una carta en la que compara su prisión
con el tiempo del Adviento:
“Cuando
recibas esta carta, ya será Adviento, una de las épocas del año que a mí
personalmente más me gustan. Mira, María, la celda de la cárcel en la que se
vive en continua espera y esperanza, en la que se hacen cosas que, en
definitiva, son puramente secundarias, en la que uno depende totalmente de que
la puerta de la liberación se abra desde fuera, no es una mala imagen del
Adviento. Ojalá pudiera yo participar este año en vuestra función de Navidad, de
la que hace tanto tiempo tengo noticia, pero siempre como de una cosa muy
lejana”.
Seis
días después ella le escribía desde Pätzig en estos términos: “Mañana empieza
el Adviento. Ya están hechos todos los preparativos: hemos cantado las
canciones de Adviento, ya están preparados los adornos y las tarjetas de
felicitación, y los dulces cuelgan de las ramas del árbol, las rosas de
adviento están listas y están colgadas las coronas. Yo me traigo a mi
habitación dos velas para poder escribirte…
Te pasarán por la mente infinidad de
himnos de Adviento. ¿Te gusta a ti esta última estrofa tanto como a mí? “Hazme pobre de espíritu en este tiempo
sacrosanto; por tu bondad y clemencia, Señor
Jesús, entra en mi corazón desde tu establo y tu cuna; así, mi corazón y mis
labios podrán darte gracias por la eternidad entera […] Siempre me ha gustado
que el año eclesiástico empiece con un periodo de espera y de esperanza, y con
la búsqueda de una nueva orientación. Así creo yo que debería comenzar cada día
nuestra existencia”.
Al año siguiente, el 19 de diciembre de
1944, trasladado ya a la prisión de la Gestapo, de nuevo Dietrich felicitaba las
Navidades a María. Al final de la carta copiaba un poema que había escrito la noche
anterior y que terminaba con esta estrofa: “Rodeados de espíritus benéficos,
esperamos confiados el futuro. Dios está con nosotros de noche y de mañana, y
siempre que amanece un nuevo día”.
Parece que esa fue su última carta a su
novia. O, al menos, la última que se conserva entre las que ella cedió a la
biblioteca de la Universidad de Harvard. Es bueno recordar que en ese escrito
encontramos un hermoso himno de Adviento. Un canto de esperanza en una
situación límite.
El 8 de abril de 1945, por decisión de
Adolf Hitler, Dietrich Bonhoeffer fue sometido a un juicio sumarísimo. El día
siguiente sería ahorcado junto con otros cinco acusados de conspiración.
Según la mayor parte de los informes, el día 30 del mismo mes de abril, se suicidaba Adolf Hitler al comprobar que había fracasado su trágico sueño.
José-Román Flecha Andrés