SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS
En su encíclica “Pacem in terris”, el
papa Juan XXIII dedicó una notable atención a reafirmar y explicar el contenido
y las exigencias de los derechos humanos.
1. Derecho a
la existencia, a la integridad corporal y a los medios necesarios para un
decoroso nivel de vida, como el alimento, el vestido, la
vivienda, el descanso, la asistencia médica, la seguridad personal en caso de
enfermedad, invalidez, viudedad, vejez, paro y cualquier eventualidad que le
prive, sin culpa suya, de los medios necesarios para su sustento (PT 11).
2.
Derecho al respeto a su persona, a la buena reputación social, la posibilidad
de buscar la verdad libremente, a manifestar y difundir sus opiniones, a
ejercer una profesión y a disponer de una información objetiva de los sucesos
públicos (PT 12).
3. Derecho a los bienes de la cultura,
que comporta una instrucción fundamental y una formación técnica o profesional
de acuerdo con el progreso de la cultura en su propio país.
4. Derecho al
culto divino, a poder venerar a Dios y profesar la religión tanto en
público como en privado.
5. Derecho a elegir el estado de vida, a
crear una familia fundada en el matrimonio libremente contraído, a gozar de
iguales derechos y deberes, o a seguir la vocación del sacerdocio o de la vida
religiosa. A los padres corresponde
antes que a nadie el derecho de mantener y educar a los hijos.
6. Derecho
a un trabajo que no debilite las energías del cuerpo, ni comprometa la
integridad moral, ni dañe el normal desarrollo de la juventud. Derecho a ejercer
las actividades económicas, con un salario justo que permita mantener un género
de vida adecuado a la dignidad del hombre.
7. Derecho a
la propiedad privada como medio para garantizar la dignidad de la persona y el ejercicio libre
de la propia misión, sin olvidar que entraña una función social.
8. Derecho de
reunión y de
actuar libre y responsablemente en las asociaciones y organismos intermedios, como
instrumentos para defender la dignidad y libertad de la persona humana.
9. Derecho a
conservar o cambiar su residencia, a emigrar a otros países y fijar allí su
domicilio, como miembro de la familia humana y ciudadano de la sociedad
universal.
10. Derecho a
intervenir en la vida pública y contribuir al bien común, a la seguridad jurídica, a la defensa
legítima, igual para todos y regida por las normas de la justicia.
La razón dice que todo hombre tiene por sí mismo
derechos y deberes, que dimanan de su propia naturaleza, son universales,
inviolables e irrenunciables.
Vista a la luz de la revelación divina, la
dignidad humana adquiere el nuevo valor de los redimidos por Jesucristo, hechos
hijos y amigos de Dios por la gracia y herederos de la gloria eterna.