FIDELIDAD Y TESTIMONIO
“Si alguien se
declara por mí ante los hombres,
yo también me
declararé por él ante mi Padre que está en los cielos”.
(Mt 10,32)
1.
Parece que ha perdido prestigio la
fidelidad a una idea, a una causa social, a una persona amiga y aun a la misma
fe. ¿A qué se debe esa inconstancia que caracteriza a la llamada “cultura
líquida”?
2.
Debería ser normal la fidelidad del
discípulo a su maestro. Sin embargo, el evangelio parece tener en cuenta la
cobardía de algunos cristianos. ¿Se da también entre nosotros esa falta de
coherencia?
3.
¿Por qué hay algunas personas que se
dicen creyentes y, sin embargo, no dan testimonio público de esa creencia?
4.
Sin embargo, ¿conocemos creyentes que, a
pesar de las dificultades que encuentran a cada paso, dan con su palabra y su
conducta un testimonio sincero de su fe cristiana?
5.
¿En qué situaciones concretas de nuestra
vida familiar o profesional estamos llamados a dar testimonio de nuestra fidelidad al Evangelio?
6.
¿Estamos convencidos de que el
testimonio a favor de Cristo se manifiesta en la fidelidad a su Iglesia y en la
atención a los más pobres y desvalidos?
7.
¿Personalmente suelo hacer examen de
conciencia para ver las ocasiones en las que me he declarado por Cristo o he
dejado de hacerlo?