MANTENERSE EN VELA
“En aquellos días y en aquella hora
suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en el
tierra”. Con este oráculo de Dios el profeta Jeremías anuncia la llegada de un
descendiente del rey David (Jer 33,14-16). Con él llegarán a su pueblo la
justicia y el derecho. Este era un anuncio que despertaba en su pueblo la
esperanza.
El salmo responsorial confiesa y
proclama que Dios es bueno y es recto. Es más, esos atributos de Dios son
expansivos. El Señor guía a los humildes
por los caminos de la bondad y de la rectitud (Sal 24).
Por otra parte, san Pablo exhorta a los fieles de la ciudad de Tesalónica a rebosar de amor mutuo, a pedir a Dios el don y la virtud de la fortaleza y a mantenerse ante él con un comportamiento irreprensible (1 Tes 3,12-4,2).
LOS ASTROS Y EL MAR
En este nuevo
año litúrgico que se inicia con el primer domingo de Adviento, el evangelio según
san Lucas nos recuerda un discurso de Jesús que puede resultar muy inquietante
a los lectores de hoy.
De hecho, Jesús anuncia unos acontecimientos
temibles. Según él, habrá signos en los astros y resonará con fuerza aterradora
el bramido del mar. Al percibir esos fenómenos de la naturaleza, las gentes se
verán asaltadas por el desaliento y el temor ante lo que se le viene encima al
mundo (Lc 21,25-36).
En el lenguaje
profético y más aún en el estilo apocalíptico era muy habitual aludir a los
fenómenos cósmicos. Con ello no se trataba de ofrecer una información científica
sobre los cambios de la naturaleza.
Esta era una forma literaria para subrayar el poder de Dios. Y era también un modo de señalar la debilidad de las seguridades que los hombres suelen buscar en la naturaleza o en las instituciones humana.
EL MENSAJE
Ahora bien, en este mensaje profético de
Jesús, se incluyen tres exhortaciones que son válidas siempre, pero
especialmente en los tiempos de crisis.
• “Estad
despiertos”. Con frecuencia somos víctimas del cansancio y de la rutina. Nos adormecemos
y tratamos de acomodarnos. La fe nos exige mantenernos en vela para escuchar el
paso de Dios por nuestro mundo y por nuestra historia personal.
• “Tened
cuidado”. Con frecuencia nos dejamos seducir por las opiniones del ambiente. Llegamos a confundir el mal con
el bien. La virtud de la esperanza nos invita a practicar un discernimiento
cuidadoso sobre el camino que ha de llevarnos a un futuro de justicia.
• “Alzad la
cabeza”. Con demasiada frecuencia nos centramos exclusivamente en nuestros
proyectos e intereses. Caemos en la indiferencia frente a los demás. La virtud
de la caridad nos exhorta a levantar la vista para descubrir al Señor en nuestros
hermanos.
- Señor Jesús, este tiempo de Adviento es una llamada que nos invita a repensar nuestras actitudes ante ti. Queremos preparar con responsabilidad tu venida y tu manifestación a este mundo. Ayúdanos tú a vivir vigilantes y a mantenernos en pie ante ti. Ven Señor Jesús. Amén.
José-Román Flecha Andrés