jueves, 28 de octubre de 2021

Libro: UN CORAZÓN QUE VE

 

 

                      En un mundo marcado por el signo de la prisa y de la eficacia a corto plazo, podemos caer en la tentación de indiferencia. Corremos por la autopista y ya no tenemos tiempo para descubrir el encanto o la pobreza de aquel pueblo escondido en un recodo del antiguo camino. El Papa San Pablo VI nos exhortaba a estar ahí siendo diferentes. La cercanía a los demás y el testimonio de un comportamiento diferente señalaban el comienzo de la evangelización. Por su parte, el papa San Juan Pablo II, en su escrito Salvifici doloris, sobre el dolor humano nos recordaba que la actitud del Buen Samaritano es modélica para la Iglesia y para cada uno de los cristianos. Situándose en la misma línea, en su primera encíclica Deus caritas est, el Papa Benedicto XVI, nos dejó una expresión que habría de señalar el estilo y más aún el profundo sentido de la caridad. Según el modelo del Buen Samaritano, estamos llamados a ser “el corazón que ve” las miserias de este mundo, se conmueve y presta una ayuda afectiva y efectiva, personal e institucional. En estas páginas se recogen algunas breves reflexiones sobre en los escenarios que se abren cada día a la observación y la compasión del “corazón que ve”. Que ellas nos ayuden a retener esos momentos en los que hemos podido ver al Señor en la vida de cada día.