EUTANASIA
Y DERECHOS HUMANOS
En este momento, se presenta la eutanasia como una
urgencia irrenunciable, demandada por la
mayoría de los ciudadanos. Se la califica como un signo de progreso social,
como un derecho de la persona, como un acto de compasión hacia el dolor que
padecen los enfermos terminales.
Es preciso resumir este abanico de nuevos y
pretendidos “derechos”, no contemplados por la famosa Declaración, de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, del 10 de diciembre de 1948.
• Se nos propone hoy la eutanasia activa como un
derecho del paciente terminal incapaz de soportar sus dolores. Pero se olvida
que nunca, como en esta época, hemos sido capaces de controlar el dolor.
• Se alaba la eutanasia activa siempre que se
produzca a petición del paciente. Pero se olvida que muchos de esos pacientes
en realidad no están implorando la muerte, sino una cercanía afectuosa y
compasiva por parte de familiares y sanitarios. Una cercanía que a veces les
niegan la prisa y la tecnificación de
nuestro mundo.
• Se nos presenta la eutanasia como un derecho, que nunca
sería vinculante para los que no lo quieran reclamar. Pero se olvida también
que la libertad para pedir el aborto ha terminado convirtiéndose, en algunos
casos, en una gran cantidad de abortos prácticamente obligatorios.
• Se promueve
hoy la legalización de la eutanasia activa como un laudable acto de compasión -merci Killing-. Pero se olvida que la
verdadera com-pasión no puede llevar al desentendimiento con relación al
enfermo sino a la cercanía y a la ternura que se merece como persona.
• Se anuncia la eutanasia como la única solución (¿o
la “solución final”?) para desentenderse de esas vidas que, siguiendo el
escrito de Hoche y Binding, un régimen horrible calificó como “vidas inútiles”,
desencadenando así toda una tormenta de inhumanidad.
En este momento, se presenta la eutanasia como un
signo de progreso social, como un derecho de los ciudadanos, como un acto de
compasión hacia los enfermos terminales, que de una forma inconsciente son
generalmente identificados con los ancianos.
Muy raras veces se alude a la posibilidad de aplicar
la eutanasia a los enfermos mentales, como ha ocurrido ya en la práctica en los
casos en que la eutanasia ha sido despenalizada. Además, no se suele mencionar
en primera instancia la eutanasia aplicable a los niños que nacen con
malformaciones que son vistas como no deseables.
Es verdad que hay quien ya ha levantado una voz de
alerta ante el peligro de ver cómo la legalización de la eutanasia puede llevar
consigo la difusión de la eugenesia. En
ese caso, el ser humano se convertiría práctica y legalmente en árbitro capaz de decidir sobre la vida y la muerte de
los demás.