UNA
VOZ EN EL MONTE
“Dios sacó
afuera a Abraham y le dijo: Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes. Y
añadió: Así será tu descendencia... Aquel día el Señor hizo alianza con Abraham
en estos términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de
Egipto al Gran Río”. Ese es el comienzo y el final de la primera lectura que se
proclama en este segundo domingo de Cuaresma (Gén 15, 5.18).
• Como vemos,
Dios se manifiesta a Abraham por medio del cielo estrellado. En el evangelio de
hoy Dios se manifiesta a los discípulos por medio de su Hijo Jesús .
• Dios promete a Abraham la posesión de una tierra. En
el evangelio de la transfiguración, la gran promesa de Dios es la presencia de
su Hijo entre nosotros.
• En el téxto del Génesis un sueño profundo invadió a
Abraham y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. También en el evangelio se
menciona el sueño de los apóstoles, que, además, se asustaron al entrar en la
nube, símbolo de la presencia de Dios.
Como vemos, la suerte del hombre no es indiferente a
Dios. Las dos manifestaciones que hoy se recuerdan nos llevan a preguntarnos
cómo se manifiesta Dios en la historia de la humanidad y en nuestra propia
experiencia.
LOS SÍMBOLOS
En el segundo domingo de cuaresma se nos presenta la
transfiguración de Jesús en lo alto de un monte. Quienes han peregrinado a
Tierra Santa nunca podrán ya olvidar la experiencia religiosa vivida en aquel
lugar. Ni los símbolos que salpican el texto evangélico que hoy se proclama (Lc
9, 28-36).
• “La montaña
en la Biblia representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo
con él; el sitio de la oración, para estar en presencia del Señor”. Así nos lo
ha recordado el papa Francisco.
• La nube representa la majestad de Dios que, al mismo
tiempo, se nos muestra como cercano e invisible, amoroso pero inaferrable. La
nube es la imagen de su misericordia, que nos ilumina y nos guía por el
desierto de nuestra vida
• Moisés y Elías representan la Ley y los Profetas, es
decir, los dos grandes pilares de la fe de Israel. Ellos dan testimonio de la
verdad y de la misión de Jesús, que ha de culminar en su muerte y su entrega
por nosotros.
LAS PALABRAS
Además de los signos,
el relato evangélico de la transfiguración de Jesús nos presenta el
cruce de dos palabras. La palabra humana y la papabra divina:
• “Maestro, qué hermoso es estar aquí. Haremos
tres tiendas: una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías”. Esa es la voz de Pedro. Necesitamos descubrir que la
belleza más auténtica radica en la verdad. Y que ambas se hacen oración en los
que creen. Nos gustaría que toda la humanidad descubriera la belleza del
mensaje y de la compañía del Señor.
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. Esa es
la voz que viene de la nube, es decir del mismo Dios. Él se nos revela como
Padre de Jesús y Padre nuestro. Su voluntad es que escuchemos al que Pedro
reconoce como Maestro. Su voz ha de prevalecer sobre todas las voces que tratan
de seducirnos. En él está la vida.
- Señor Jesús,
tu transfiguracion en lo alto del monte nos recuerda que eres tan humano que
necesitas acercarte a Dios. Y eres tan divino que en ti se cumplen las
Escrituras y se manifesta la gloria del
Padre. Ayúdanos a ser testigos de tu misión.
Amén.
José-Román
Flecha Andrés