SOLO
DIOS ES EL SEÑOR
“Traigo aquí
las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado”. Con esta
ofrenda concluye el llamado “credo” del Israelita, que se contiene en el libro
del Deuteronomio (Dt 26,10). Un texto
venerable, que une el pasado y el presente del pueblo elegido por Dios.
• Del pasado remoto, se recuerda la época del
pastoreo, pero también el hambre que obligó a los antepasados a emigrar a
Egipto. Buscaban allí los medios para sobrevivir, pero se vieron obligados a
servir en una dura esclavitud.
• Un segundo momento estaba marcado por la súplica
insistente ante el Señor. Y, sobre todo, por la intervencion de Dios, que
misericordiosamente abrió ante el pueblo los caminos de la liberación y le
entregó una tierra que manaba leche y miel
• El tercer momento es el presente. El israelita se
acerca al templo a ofrecer al Señor las primicias de los frutos del campo. Con
ese gesto no hace más que devolver a Dios una pequeña parte de lo que ha
recibido de Él. Solo Dios es el Señor de su historia, de su vida y de sus
bienes.
TRES OBRAS DE MISERICORDIA
El evangelio
del primer domingo de cuaresma nos recuerda todos los años las
tentaciones de Jesús. Este año se proclama el texto del evangelio de Lucas (Lc
4,1-13). Entre las numerosas aplicaciones de este pasaje, el año de la
Misericordia puede sugerirnos estas tres.
• Ante la primera tentación, que nos ofrece panes, la
primera obra de misericordia nos exhorta a “dar de comer al hambriento”. Pero
el Señor nos recuerda que el hambre de nuestros hermanos no se satisface solo
con alimentos de la tierra. Hay un Pan que da vida eterna.
• Ante la segunda tentación, que nos ofrece poder y
gloria, pensamos en la obra de misericordia que nos lleva a “vestir al
desnudo”. El vestido defiende la intimidad y subraya la dignidad de la persona.
Pero la gloria verdadera sólo nos la da la escucha de la Palabra de Dios.
• Ante la tercera tentación, que nos sugiere poner
a prueba al mismo Dios, evocamos la obra
de misericordia que nos pide “dar buen consejo al que lo necesite”. Por
imprudencia y orgullo atentamos contra el amor, la vida y la familia, para
culpar cínicamente a Dios.
DE JESÚS A DIOS
Pero el relato evangélico que hoy se proclama no se
limita a ofrecernos unas reflexiones sobre el buen comportamiento con nuestros
semejantes. Como siempre, el evangelio nos habla sobre todo de Jesús. Y, en consecuencia, nos presenta al Dios de Jesús.
• De Jesús se nos dice que en lugar de dialogar
con Satanás, como había hecho Eva en el
paraíso terrenal, el Hijo de Dios se refugia en la Palabra de Dios y responde
con la fuerza de esta Palabra. Esa es la sugerencia que nos ofrece el papa
Francisco.
• De Dios se nos dice que es el verdadero y único
Señor. Satanás afirma tener el poder sobre todo, pero miente. Pretende ser
adorado para entregarnos ese poder, pero nos engaña. Solo podemos adorar a
Dios. Y lo hacemos gratuitamente, sin aspirar al poder y al tener.
- Señor Jesús,
sabemos que también hoy la humanidad se pregunta si eres el Hijo de Dios.
Nuestra fe lo confiesa sin necesidad de someterte a prueba, como hizo el
diablo. Apoyados en la Palabra de Dios, como tú, queremos proclamar tu vida y
tu verdad. Amén.
José-Román Flecha Andrés
José-Román Flecha Andrés