Is 42,1-4.6-7: “Aquí está mi siervo, a
quien sostengo”
Hch 10,34-38: “Jesús de Nazaret anduvo
haciendo el bien… porque Dios estaba con él. ”
Mc 1,7-11: “Tú eres mi Hijo amado, a
quien he elegido”.
ENERO 11
En aquel tiempo Juan Bautista decía en
su proclamación: “Despues de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera
merezco agacharme para desatar a correa de sus sandalias. Yo os he bautizado
con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo”. Por aquellos días, Jesús
salió de Nazaret, en la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. En
el momento en que salía del agua. Jesús
vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Y
vino una voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido”.
Preparación:
El
Bautismo de Jesús ha sido reflejado muchas veces en las obras de arte. En un
impresionante cuadro pintado por El
Greco, el Padre celestial contempla la escena del bautismo de Jesús. La paloma ocupa el centro de esa especie de glaciar
lechoso que une los cielos y la tierra. Y ese Jesús largo y noble, blanquecino
y puro, recibe las aguas que sobre él derrama Juan el Bautista, oscuro y
nervudo.
Lectura:
• El
texto del libro de Isaías recoge las palabras con que se nos presenta la figura
misteriosa del Siervo de Dios. • El
relato del bautismo de Jesús que nos ofrece el evangelio de Marcos subraya la
diferencia entre Juan Bautista y Jesús. El precursor anuncia al que es más
fuerte que él. Jesús llega al Jordán para ser bautizado por Juan. Pero al rito
que se realiza en la tierra responde la apertura de los cielos. La voz
celestial recoge el oráculo con el que Dios manifiesta su predilección por el
Siervo misterioso que ha elegido como salvador de sus hermanos.
Meditación:
El
Mesías no se presenta con gestos de poder, sino con la humilad con que se
confunde entre las gentes. El
bautismo de Jesús es el momento en el que Dios se hace presente y perceptible
en la persona de Jesús, para garantizar la misión de su Hijo predilecto. Jesús, Hijo de Dios,
repite los rasgos del “Siervo” cantado por el profeta (Is 42,1). No es su
poder, sino su humildad y abatimiento lo que constituye el signo de su misión
salvadora.
Oración:
“Señor
Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos
poder transformarnos interiormente a imagen de Jesús, al que hemos conocido
semejante a nosotros en su humanidad”. Amén.
Contemplación:
“A
la orilla del Jordán, descalza el alma y los pies, bajan buscando pureza doce
tribus de Israel… Mas ¿por qué se ha de lavar el Autor de la limpieza? Porque
el bautismo hoy empieza, y él lo quiere inaugurar”. Así cantan unos versos de
José de Valdivielso que han sido incorporados a la Liturgia de las Horas. Hoy
contemplamos con admirada gratitud al Autor de la limpieza y le pedimos que
haga limpia y transparente nuestra vida.
Acción:
Como
nos ha pedido repetidas veces el Papa Francisco, tratemos de enterarnos de la
fecha de nuestro bautismo, si es que no la conocemos. Demos gracias a Dios por
ese sacramento. Y prometamos celebrar su aniversario, renovando las promesas de
nuestro bautismo.
José-Román Flecha Andrés