lunes, 1 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA- MARTES 1ª SEMANA DE ADVIENTO.B



Is 11,1-10: “Sobre él se posará el Espíritu del Señor”
Lc 10,21-24: “La alegría del Espíritu Santo”

DICIEMBRE 2 

En aquel tiempo, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido. Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer”. Volviéndose a los discípulos les dijo aparte: “Dichosos quienes vean lo que estáis viendo vosotros, porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; desearon oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron”.

Preparación: En su exhortación “La alegría del Evangelio”, nos dice el Papa Francisco que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Jesús” (n. 1). El Adviento nos invita a preguntarnos si somos testigos de esa alegría. Y no recuerda que la alegría cristiana no siempre coincide con las satisfacciones inmediatas. Es un don de Dios y uno de los frutos del Espíritu.

Lectura: Según el evangelio de Lucas al llegar a casa de Zacarías e Isabel,  María entona un hermosa canto al Dios de la misericordia. En él reflejaba la dicha de los pobres. Por su primera palabra latina, lo llamamos el “Magnificar”.  Pues bien, el mismo evangelio de Lucas nos presenta hoy otro “Magnificat” de Jesús.  El Maestro se alegra y alaba al Padre celestial porque ha revelado a los más humildes y sencillos la verdad que salva. Con una bienaventuranza Jesús felicita a los que ven y oyen al Salvador. Ver y oír al Señor en medio de la algarabía de nuestro mundo son caminos para alcanzar la felicidad. Ese juego de los sentidos de la vista y el oído nos dice que el evangelio no es una idea abstracta.

Meditación: Los apostoles de Jesús no pertenecían a las clases ni a los grupos dirigentes de Iarael. Y, sin embargo, ellos fueron los elegidos por Jesús. Muchos de nosotros presumimos  de lo que tenemos y de los que sabemos. Pero la verdadera sabiduría sólo es comprendida por los sencillos y humildes de corazón. Ellos nos dan mil lecciones. Al menos, han descubierto la honda verdad del ser humano y aceptan los valores que humanizan a la persona y a la sociedad. Y esto mismo se puede decir de la fe la fe. La fe no es cuestión de mucho saber sino de un buen saborear los proyectos de Dios y su voluntad. 

Oración: Padre de los Cielos, líbranos de la tentación del “pesimismo estéril” y también del orgullo de quien cree saberlo todo. Que tu Espíritu nos conceda el don de la humildad para aceptar a Jesús como nuestro Salvador y la valentía para dar testimonio de su evangelio.

Contemplación: Contemplemos cómo Jesús felicita a sus discípulos por haber recibido la revelación del evangelio. También nosotros tenemos motivos para vivir en la alegría. Hoy es un buen día para gozar de la presencia amorosa de Dios. Y un día para preguntarnos con sinceridad si  nuestra sencillez no podría alegrar también la oración de Jesús.


Acción: Hagamos el propósito de examinar las causas que motivan nuestras frustraciones. E intentamos buscar a nuestro alrededor a las personas a las que podemos comunicar esa alegría verdadera que es siempre don del Espíritu de Dios.
                                                                          José-Román Flecha Andrés