PREGUNTAS
QUE INQUIETAN DE VERDAD
Durante
el mes de noviembre de 2012 he pasado una semana en la ciudad de Los Ángeles,
California, invitado por Guadalupe Radio-TV. Así que he tenido la ocasión de
dirigirme a muchísimas personas a través de sus micrófonos y sus cámaras de
televisión. En realidad ha sido como una misión intensiva sobre la fe.
El tema era más que
apropiado para el comienzo de este Año de la Fe que ha convocado el Papa
Benedicto XVI. Como en tantas otras ocasiones, uno descubre que ¨hay más gozo
en dar que en recibir¨, como decía Jesús. A la hora de exponer el mensaje
evangélico, el primer beneficiado es el mismo mensajero.
Como era de esperar las
emisiones en vivo suscitaban llamadas, visitas y consultas. Entre estas, las
más numerosas se referían al matrimonio, a la familia y a la vida que nace en
el hogar. Tres grandes valores que se han convertido en el blanco de muchos
ataques por parte de los poderes de este mundo.
EL MATRIMONIO
El matrimonio, en
efecto, se ha convertido en una especie de terreno abierto que, por ser de
todos, termina siendo de nadie. Las leyes de varios países han decidido ampliar
la definición del matrimonio.
Según esa nueva normativa,
el matrimonio ya no sería exclusivamente la unión de un hombre con una mujer.
Bajo ese paraguas pueden cobijarse dos varones o dos mujeres. Con ello se
pierde la denominación de esposo y esposa.
Pero, de paso se
perderá también la denominación de padre y madre. Bastará con llamarlos
progenitor A y progenitor B. Como se ve, no es sólo cuestión de nombres. No se
pretende sólo cambiar la cultura. Se trata de negar el papel de la naturaleza.
LA FAMILIA
Algo parecido ocurre
con la familia. Ya no se entiende la familia como una comunidad de amor y de
vida. Ya no se entiende el amor como una donación personal, definitiva y
fecunda. La familia puede ser imaginada y proyectada a voluntad.
De nuevo, se pretende
ignorar la realidad de una institución que es cobijo y compañía, sociedad y
proyecto, memoria y esperanza. Se intenta presentar la familia como un
contrato, mucho menos estable que el que
vincula a un usuario con su compañía telefónica.
Nos imaginamos que un
día un niño cualquiera tendrá que preguntar a su maestra qué era eso de la
familia. Y tal vez le responderán que era una institución del pasado inventada
para quitar la libertad a las personas. O algo así.
LA VIDA HUMANA
Evidentemente, el
cambio de comprensión del matrimonio y de la familia habrá de tener una enorme
influencia en la comprensión misma de la vida humana. La vida no es sólo un
fenómeno biológico. La vida es un milagro del amor.
La manipulación de la
generación supondrá un cambio notable en la comprensión de las relaciones de los
niños y niñas con su padre y su madre. Y con sus hermanos y hermanas, si es que
llegan a tener la suerte de tenerlos.
Estas reflexiones no
nacen de un pensamiento teórico. Nacen de la constatación de las leyes que se
van imponiendo en algunos países de nuestro entorno. Y de las preocupaciones de
las personas que se preguntan qué tipo de humanidad y de sociedad estamos
programando.
A la luz de la razón,
hemos de pensar si estas modificaciones sociales, promovidas o apoyadas por las
leyes nos van a hacer más felices. Y a la luz de la fe, tendremos que
preguntarnos si esos cambios responden al proyecto de Dios sobre el ser humano.
José-Román
Flecha Andrés