FIESTA DE LA LUZ
“Hay
cristianos cuya opción parece ser la de una cuaresma sin Pascua”. Así ha
escrito el Papa Francisco en su exhortación La
Alegría del Evangelio (n.6). La Cuaresma nos ha ido preparando para
aceptar la cruz de Jesucristo y para
seguirle por el camino.
El
tiempo de Pascua nos ha de ayudar a vivir con el Señor una vida resucitada. Así
lo canta el himno: “Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta tú que
duermes, y el Señor te alumbrará”.
Durante
el tiempo de Pascua vamos a meditar el libro de los Hechos de los Apóstoles. El
discurso de Pedro que hoy se lee no es una lección sobre ideas abstractas. Es
un testimonio de vida: “Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó,
y él nos envió a anunciar al pueblo que Dios le ha puesto como Juez de vivos y
muertos”.
EL SEPULCRO VACIO
También
el evangelio nos refiere el testimonio de Pedro y el discípulo amado del Señor.
Aquel primer día de la semana, las mujeres se acercaron hasta el sepulcro de
Jesús, pero lo encontraron vacío. Hasta hablaban de unos ángeles que les
anunciaron que Él estaba vivo.
Alarmados
por estas noticias, los discípulos corrieron hasta el sepulcro. No vieron el
cuerpo de Jesús. La constatación de la ausencia del Señor motiva el crecimiento
en la fe. Si el Señor no está entre los muertos, su vida entera puede ser
releída con ojos de fe.
•
También nosotros contemplamos hoy el sepulcro vacío de Jesús. Nos llama la atención que el evangelio
repita tantas veces que tanto María Magdalena como los dos discípulos “vieron”
el sepulcro vacío y las vendas que habían envuelto el cuerpo de Jesús.
•
También nosotros en este día de Pascua somos invitados a ver con los ojos de la
fe el misterio del Señor Resucitado. Y repetimos con gozo uno de los himnos
pascuales: “La mañana celebra tu resurrección y se alegra con claridad de
Pascua. Se levanta la tierra, como un joven discípulo en tu búsqueda, sabiendo
que el sepulcro está vacío ”.
LAS COSAS DEL CIELO
La
carta a los Colosenses que hoy se lee en la eucaristía contiene una exhortación
a vivir como resucitados:
•
“Hermanos, ya que habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas del
cielo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios”. De hecho, por el
bautismo hemos muerto a un mundo de pecado.
Y hemos resucitado con él, que es nuestra cabeza.
•
“Pensad en las cosas del cielo, no en las de la tierra”. Cristo es ya ahora
nuestra vida. Su vida orienta la dirección de la nuestra. Nuestros pensamientos
e intereses han sido modificados por su vida, por su muerte y por su
resurrección.
•
“Cuando él aparezca, vosotros también apareceréis con él y tendréis parte en su
gloria”. Cristo es ya ahora nuestra vida, el motivo para vivir de otra manera.
Pero es también el fundamento de una esperanza que nos lleva más allá de la
muerte.
- Señor Jesús,
resucitado de entre los muertos, te damos gracias porque con tu
resurrección renuevas en nosotros el don de la fe y nos ayudas a
vivir en la esperanza que es fortalecida por el amor. Amén. Aleluya.
Acción: Releemos con atención el texto del
evangelio que hoy se proclama y también la “secuencia” que precede a su lectura
en la celebración de la Eucaristía.