miércoles, 30 de abril de 2014

LECTIO DIVINA- SAN JOSÉ OBRERO


Gn 1,26-2,3
Mt 13,54-58

En aquel tiempo Jesús fue a su propia tierra, donde comenzó a enseñar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía: “¿De dónde ha sacado éste todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer tales milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? Y su madre, ¿no es María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? ¿De dónde ha sacado todo esto?”. Y no quisieron hacerle caso. Por eso, Jesús les dijo: “En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa”. Y no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en él.

Preparación: “Porque fue varón justo le amó el Señor, y dio el ciento por uno su labor”. El himno de laudes resume con esos versos la identidad y la tarea de San José. Esta fiesta fue instituida por el papa Pío XII en 1955, con el fin de subrayar la dignidad del trabajo humano y de reconocer  su valor cristiano.

Lectura: El evangelio recoge la pregunta que las gentes de Nazaret se hacían ante Jesús: “¿No es éste el hijo del carpintero?” Creían conocerlo demasiado bien. Por eso no estaban dispuestos a recibirlo como a un profeta. Jesús se permitió interpretar un texto del libro de Isaías para presentar su misión como una misión universal. Y esa pretensión contradecía el particularismo de sus convecinos. Además hablaba de un Dios diferente: un Dios que extendía su misericordia a todos los pueblos. Jesús proclamaba el año de gracia para todos sin anunciar el castigo para los extranjeros. Y para justificarse, tenía la osadía de compararse a los grandes profetas Elías y Eliseo. Eso ya era demasiado para la gente de su pueblo.

Meditación: El rechazo de las gentes de Nazaret a Jesús es un aviso para todos los que decimos creer en él. Con demasiada frecuencia pensamos que lo conocemos bien. Esa presunta familiaridad nos lleva a cerrarnos a su mensaje. Por otra parte, hoy es importante reflexionar sobre el recuerdo que sus vecinos guardaban de él. Jesús era el artesano. Sabemos que muchas personas tienen dificultades para encontrar un trabajo digno. Y otras que tienen trabajo, lo consideran como una esclavitud. Jesús nos ayuda a descubrir la dignidad del trabajo y del trabajador.

Oración: “Creador de todas las cosas, que nos has encomendado tu obra, concede a los trabajadores disfrutar dignamente del fruto de su trabajo”. Amén.

Contemplación: Contemplamos hoy a Jesús en la sinagoga de Nazaret. Sus vecinos lo conocían como un artesano más. Es importante ese detalle. Nos hubiera gustado contemplarlo en el taller del artesano. El que asumió nuestra naturaleza humana, adopto también el trabajo como medio de vida y como signo del servicio a los demás. El trabajo nos une al Dios creador. Y también al Hijo de Dios que pasó por su pueblo como un trabajador.


Acción: ¿Sabemos qué problemas afectan en este momento a los trabajadores que conocemos, a las personas que no encuentran trabajo y a las que tienen que aceptar condiciones de trabajo impropias de la dignidad humana. ¿Qué podemos hacer para promover la justicia?
                                                                José Román Flecha