Hch 4,23-31
Jn 3,1-8
Un fariseo llamado Nicodemo, hombre importante entre
los judíos, fue de noche a visitar a Jesús. Le dijo: “Maestro, sabemos que has
venido de parte de Dios a enseñarnos, porque nadie puede hacer los milagros que
tú haces si Dios no está con él”. Jesús le dijo: “Te aseguro que el que no nace
de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “Pero ¿cómo
puede nacer un hombre que ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez dentro de
su madre para volver a nacer?”. Jesús le contestó: “Te aseguro que el que no
nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace
de padres humanos es humano; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te
extrañes si te digo: ‘Tenéis que nacer de nuevo.’ El viento sopla donde quiere
y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son todos
los que nacen del Espíritu”.
Preparación:
“El espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere;
nosotros nos entregamos, pero sin pretender ver resultados llamativos”. Así
escribe el Papa Francisco en su exhortación La
alegría del Evangelio, n. 279.
Lectura:
Pedro y Juan habían sido detenidos por el Sanedrín y castigados por
haber curado a un paralítico. En la primera lectura se recoge la oración de los
discípulos tras la liberación de los apóstoles. Al terminar la oración, el
Espíritu Santo los llena a todos de su fuerza para que anuncien con valentía la
palabra de Dios. Durante el tiempo de Pascua vamos a leer generalmente el Evangelio según Juan. El Espíritu
aparece también en el relato evangélico que recoge el dialogo de Jesús con
Nicodemo. “Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede
entrar en el reino de Dios”. Así dice Jesús al fariseo que ha venido a verlo en la noche. Y el
fariseo se pregunta cómo puede un hombre nacer de nuevo.
Meditación:
“Nacer de nuevo”. Esa es la propuesta de Jesús a Nicodemo. Ha llegado
el tiempo de la plenitud y de la libertad. El hombre de la ley ha de nacer del
Espíritu. Pero la propuesta es válida
para todos los tiempos. También para nosotros. Si nos dejamos guiar por el Espíritu
produciremos los frutos del Espíritu. “El viento sopla donde quiere y, aunque
oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son todos los que
nacen del Espíritu”. Quienes se dejan guiar por el Espíritu viven al modo de Jesús. Y pueden transformar su
vida y la de los demás.
Oración:
Padre nuestro, “Tú que por medio de tu Hijo resucitado has derramado
sobre el mundo el Espíritu Santo, enciende nuestros corazones con el fuego de
este mismo Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén”.
Contemplación:
Imaginamos una noche silenciosa. Vemos a Nicodemo caminar en busca de
Jesús. Es un hombre que durante toda su vida ha puesto todo su interés en el
exacto cumplimiento de la ley de Moisés. Contemplamos al Maestro que lo mira
con atención. Descubre en Nicodemo una buena voluntad. Y le propone “nacer de
nuevo”. Ante la perplejidad del fariseo, Jesús le explica que se trata de
dejarse guiar no por la Ley de Moisés, sino por el Espíritu de Dios. De esta
forma se entra a formar parte del “reino de Dios”. Jesús es el mensajero y el mensaje. El modelo
de la evangelización.
Acción:
Hoy nos preguntamos si recordamos la fecha de nuestro bautismo, si agradecemos haber recibido ese sacramento,
si lo consideramos como un nuevo nacimiento a la vida del Espíritu.
José Román Flecha Andrés