EL RABINO Y EL CARDENAL ANTE EL ABORTO
Apenas elegido papa con
el nombre de Francisco, han aparecido varios libros que recogen escritos del
cardenal Jorge Mario Bergoglio, hasta ahora arzobispo de Buenos Aires.
En uno de ellos entra en
diálogo con su gran amigo el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario
Rabínico Latinoamericano. Mano a mano, opinan sobre numerosos desafíos éticos y
sociales que afectan a nuestra época. Por ejemplo, sobre el aborto.
EL RABINO
El rabino reconoce que uno de los problemas de
nuestra sociedad es haber perdido en gran medida el respeto por la santidad de
la vida. Es importante esa declaración, que sitúa este problema en el marco de
una cultura secularizada que ha perdido la referencia a lo sagrado.
Concretando un poco más, el rabino ofrece una
opinión muy definida sobre el estatuto del embrión humano. En ningún momento se
detiene a anotar discusiones sobre su naturaleza humana. En sus declaraciones
la afirma expresamente. Ante el fruto de la concepción, “por más que sea
una célula, estamos hablando de un ser humano”.
Ahora bien, sus afirmaciones sobre el aborto son
obligadamente ambiguas al referirse al judaísmo, puesto que en él no se
encuentra una autoridad universal. Por eso se ve obligado a admitir que,
si bien el judaísmo condena el aborto en términos generales, lo permite en
algunas situaciones, por ejemplo, cuando la vida de la madre corre un indudable
peligro de muerte.
Sobre otras situaciones posibles, como el
embarazo producido como efecto de una violación, o la aparición de fetos
anencefálicos, reconoce que no hay unanimidad en el juadaísmo. De hecho, se
encuentra un amplio abanico de posturas en el ámbito de la discusión rabínica.
EL CARDENAL
La postura del cardenal no admite fisuras ni en
cuanto a la defensa de la vida humana ni por lo que se refiere a la
calificación del aborto. En pocas palabras se refiere a diversos aspectos que,
con frecuencia, se entremezclan tanto en las conversaciones cuanto en los
debates públicos. Sus afirmaciones podrían dividirse en cuatro bloques
• “El problema moral del
aborto es de naturaleza prerreligiosa, porque en el momento de la concepción
está el código genético de la persona. Ahí ya hay un ser humano. Separo el tema
del aborto de cualquier concepción religiosa. Es un problema científico”.
Es importante esta
aclaración. Con frecuencia se acusa a los católicos de pretender imponer “su
propia moral” a toda la sociedad. Se olvida que los valores morales no son un
privilegio de la fe católica. El robo y la injusticia, la calumnia o la
violación de una persona son males morales con independencia de la profesión
religiosa de quien los lleva a cabo. La raíz del bien y del mal es
anterior a la creencia. Se basa en la dignidad de la persona, sea la que sea la
fe del ofendido y del ofensor. La presencia de la vida es una cuestión
científica.
• “No dejar que se siga
avanzando en el desarrollo de un ser que ya tiene todo el código genético de un
ser humano no es ético”. Como se puede ver, esta afirmación se sitúa en el
plano ético. El mal moral del aborto no obedece a la trasgresión de un
mandamiento positivo. Obedece a la interrupción de una vida humana ya iniciada.
• “El derecho a la vida
es el primero de los derechos humanos”. Del plano ético, se pasa aquí al ámbito
jurídico. Nuestra sociedad ha hecho bien en dotarse de un código de derechos
humanos. Pero ninguno de ellos será posible ni exigible si se ha negado a la
persona el derecho a la vida. Los derechos de unos reclaman los deberes de los
demás.
• “Abortar es matar a quien no puede
defenderse”. Finalmente, se expresa una conclusión lógica de las afirmaciones
anteriores. Si nuestras sociedades modernas han ido descubriendo la trágica
injusticia de la pena de muerte infligida a un culpable, mucho más dramática será
la pena de muerte que se aplica a un inocente. Y nunca seremos más
inocentes que durante los meses que pasamos en el vientre de nuestra madre.
El Papa Francisco ha
sido recibido con una gran esperanza. Su sencillez y cercanía no le impiden ser
firme en las cuestiones relativas al valor de la vida humana.
José-Román
Flecha Andrés
EL RABINO Y EL CARDENAL ANTE EL ABORTO