sábado, 12 de abril de 2014

EL HOMBRE Y LA VIDA

         FECUNDIDAD Y EDUCACIÓN
El domingo dia 3 de junio, se cerraba en Milán el VII Encuentro Mundial de las Familias. Como se sabe, tenía como lema “La familia, el trabajo y la fiesta”. Los medios de comunicación nos han trasnmitido el panorama de un millón de personas que participó en la celebración de la eucaristía que presidía Benedicto XVI.
Entre los temas que tocó en  su homilía, el Papa dedicó algunas frases al milagro de la vida, recordando que ha sido confiado por  Dios al matrimonio y a la familia.
No se puede olvidar que en esa unidad de vida y amor, los esposos están dotados de la misma dignidad, pero también de algunas características propias y complementarias. Esta igualdad y complementariedad no se deben a la cultura, sino a la misma naturaleza humana. Ambas cualidades harán que los esposos puedan ser un don el uno para el otro y  que puedan y deban valorarse recíprocamente.

FUENTE DE FECUNDIDAD

Cuando se habla del amor, es importante subrayar la importancia del don. En esa comunidad de vida y amor que es el matrimonio, los esposos no se regalan cualquier cosa ni se comunican cualquier actividad, sino que se dan la vida entera.
Ese es el don integral que comporta y exige las demás oblaciones que la vida les va pidiendo. Esa mutua entrega de los esposos es fuente de fecundidad. Y eso, por muchos motivos.
·       En primer lugar, ha qye recordar que su amor es fecundo para los mismos esposos.  Su vida personal se enriquece al desearse el bien el uno al otro y al experimentar la alegría del dar y el recibir.
·       Además, el amor conyugal se muestra fecundo en la procreación generosa y responsable de los hijos. La paternidad va más allá de la procreación. Tener hijos es más que engendrarlos. La fecundidad matrimonial se continúa y se realiza en el cuidado de los hijos y en su educación metódica y sabia.
·       Y, en tercer lugar, el amor de los esposos es fuente de fecundidad para toda la sociedad. La vida familiar es la primera e insustituible escuela de virtudes sociales. Entre ellas cabe mencionar el respeto a las personas, la gratuidad de la ecistencia, la confianza mutua, la responsabilidad moral y social, la solidaridad y la cooperación entre las personas y entre los grupos sociales.
               VALORES Y METAS

    Despues de subrayar estos aspectos de la fecundidad matrimonial, el Papa animaba a los esposos a cuidar a sus hijos. Parecería un aviso innecesario. Pero  ese cuidado es hoy specialmente urgente no sólo para superar los peligros para su vida, su salud o su integridad físcia. Se necesita un cuidado moral y religioso. En medio de un mundo dominado por la técnica, los padres han de procurar transmitir a sus hijos, con serenidad y confianza, algunos valores importantes, como las razones para vivir y la fuerza de la fe.
    En este mundo, que parece definirse por el ocaso de las utopías, los padres han de intentar proponer a sus hijos la posibilidad de alcanzar metas altas. Y, al mismo tiempo,  han de asumir el trabajo continuo de sostenerles en las debilidades con las que han de contar.
     He ahí un hermoso programa ético y educativo. En él se une el aprecio por la la fecundidad matrimonial a la responsabilidad de una educación humana integral.
                                                                 José-Román Flecha Andrés