lunes, 27 de octubre de 2025

CADA DÍA SU AFÁN - 1 de noviembre de 2025

 

                                                                             Diario de León 1.11.2025

 

DÍA DE DIFUNTOS

 

1. En algunos cementerios romanos se encuentran sepulturas de cristianos junto a las sepulturas de los paganos. Los paganos escribían que el difunto había vivido tantos años, meses y días. Y añadían las letras DM, para indicar que confiaban sus muertos a los Dioses Manes de la familia.

Los cristianos dejaban constancia del día, mes y año en que habían “depositado” allí al difunto. Y añadían las letras DP, que significaban “Depositus in pace”. Es decir, depositaban allí a sus difuntos en la comunión de la Iglesia, en la espera de la resurrección.

 2. Pronto se cumplirán sesenta años de la clausura del Concilio Vaticano II. En su constitución sobre la Iglesia, se dice que nuestra unión con los hermanos que se durmieron en la paz de Cristo no se interrumpe con la muerte, sino que se fortalece con la comunicación de los bienes espirituales.

Nuestros difuntos consolidan a toda la Iglesia en la santidad, ennoblecen el culto que ella ofrece a Dios en la tierra y contribuyen a su edificación. Ya gozan de la presencia del Señor y por él, con él y en él interceden por nosotros ante el Padre celestial. Su fraterna solicitud ayuda mucho a la debilidad de los que aun peregrinan en la tierra (LG 49).

3. Por eso, la Iglesia de los peregrinos conserva con piedad el recuerdo de los difuntos, y ofrece sufragios por ellos. 

Al recordar a quienes han seguido fielmente a Cristo, los cristianos nos sentimos impulsados a buscar la Ciudad futura y aprendemos cuál es el camino seguro que nos conduce a la perfecta unión con Cristo, o sea a la santidad.

Dios nos manifiesta su presencia y su rostro en la vida de los que se han transformado en la imagen de Cristo. Gracias a esos testigos y al testimonio que dan de la verdad del Evangelio nos sentimos atraídos al Reino de Dios (LG 50).

4. Es necesario que amemos a estos amigos y coherederos de Jesucristo, nuestros hermanos y bienhechores. Damos gracias a Dios por ellos y los invocamos humildemente, confiando en sus oraciones, en su ayuda y en sus auxilios.

La fe nos ayuda a vivir en la esperanza del encuentro con el Señor resucitado y con todos los hermanos a los que nos ha unido el amor. Como ha dicho recientemete el papa León XIV, “resucitar no significa convertirse en espíritus evanescentes, sino entrar en una comunión más profunda con Dios y con nuestros hermanos, en una humanidad transfigurada por el amor”.

5. Pues bien, la Celebración en honor de los fieles difuntos es un signo y un testimonio de nuestra esperanza en la vida eterna. Es la profecía de una “esperanza que no defrauda”, como escribió el papa Francisco en la bula de convocación del jubileo del año 2025.

 

José-Román Flecha Andrés