martes, 6 de mayo de 2025

CADA DÍA SU AFÁN - 10 DE MAYO DE 2025

 

DEL DESENCANTO A LA ALEGRÍA

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”. Esta frase encabeza la exhortación apostólica del papa Francisco Evangelii gaudium (EG), es decir, La alegría del Evangelio, firmada el día 24 de noviembre del año 2013, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.  

En esta su primera exhortación el papa Francisco incluía muchas sugerencias para emprender y continuar con esperanza y alegría la tarea de la evangelización encomendada a todos los cristianos. Pero, sobre todo, trazaba un programa de ideales y estrategias con la intención de orientar a la Iglesia a salir a la calle y llegar a las “periferias existenciales” con el anuncio del Evangelio.

Ya desde el primer momento, afirmaba el Papa que “con Jesús siempre nace y renace la alegría” (EG 1). Esta valiente afirmación puede parecer demasiado pretenciosa en una época marcada por el signo de la secularización de la sociedad y aun de la “cristofobia” más radical, según el profesor judío-americano J. H. H. Weiler. 

Muchos dicen haber encontrado la alegría en las mil diversiones que todos los días nos oferta nuestro mundo. Pero el papa Francisco señalaba tres manantiales de los que brota la tristeza de nuestra generación: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada” (EG 2).

Es interesante esa mención del ansia de tener, del anhelo de disfrutar y de la voluntad de prescindir de los demás. En esos deseos se resumen las idolatrías que seducen una y otra vez a toda persona.

Seguramente, hay otros motivos para el desaliento de las personas que todavía no han encontrado o han perdido la fe. Pero la tentación del desencanto no les afecta solo a ellos. También muchos creyentes se ven atrapados en las redes de la tristeza y de la desesperanza. Por eso, según el Papa, “se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida”.

Ahora bien, ese estado de ánimo no responde al proyecto de Dios. “Esa no es la opción de una vida digna y plena, ese no es el deseo de Dios para nosotros, esa no es la vida en el Espíritu, que brota del Corazón de Cristo resucitado” (EG 2).

La exhortación Evangelii gaudium ofrecía como alternativa el reconocimiento de la vocación del hombre a la trascendencia: “Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero” (EG 8). Esa idea había de marcar las ideas y los proyectos del pontificado del papa Francisco.

                                                                                            José-Román Flecha Andrés