LA FUGA Y EL RETORNO
“Este hijo mío estaba muerto y ha revivido;
estaba perdido y lo hemos encontrado”.
(Lc 15,24)
1.
En
este tiempo muchas personas parecen desconocer o haber olvidado a Dios ¿A qué
puede deberse esa situación?
2.
En
otras ocasiones se admite una referencia a lo sobrenatural. ¿Por qué se rechaza
a un Dios que se presenta como padre?
3.
Aun
los que dicen admitir a Dios como Padre, ¿se reconocen y se respetan siempre
como hermanos?
4.
¿Es
habitual reconocer que si nos alejamos de Dios llevamos una vida mortecina?
5.
¿No
nos preocupa haber abandonado al Padre para terminar sirviendo a unos amos que
no nos prestan atención?
6.
¿Qué
significa en nuestra vida esa contraposición entre la pérdida y el hallazgo?
7.
¿Y
yo estoy dispuesto a decir con verdad que “me levantare e iré donde mi Padre?
José-Román Flecha