LA PRESENCIA EN EL TEMPLO
“Mis ojos han
visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel”.
(Lc 2,30-32)
1.
¿Qué
puede significar para nosotros, en este momento y en este lugar, el relato
evangélico de la presentación de Jesús en el templo?
2.
¿La
aceptación de la voluntad de Dios hace de nosotros humildes portadores de
Jesús, como lo eran José y María?
3.
¿Cómo
podemos descubrir la presencia silenciosa de Jesucristo en este mundo nuestro,
tan ruidoso y publicitario?
4.
¿Qué
pueden significar con relación a la misión de Jesucristo las palabras del
cántico de Simeón?
5.
¿Podemos
decir como Simeón que nuestros ojos han visto al Salvador y que hemos
descubierto su luz y su gloria?
6.
¿Hasta
qué punto la figura de Ana, la profetisa, puede ser un modelo de la misión de
la Iglesia?
7.
¿Hago
mío, en el rezo de las completas, este cántico de Simeón, dando gracias a Dios
por haberme dado la oportunidad de conocer a su Hijo?
José-Román Flecha