LA MISIÓN COMPARTIDA
“El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha
enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar
a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista;
a poner en
libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor”.
(Lc 4,18-19)
1.
¿Cómo pueden aplicarse a Jesús estas
palabras del libro de Isaías?
2.
¿Puede decirse que también la
Iglesia ha recibido esa misión que fue confiada a su Maestro?
3.
¿Por qué se acusa a la Iglesia de
interferir con esta misión en los planes y proyectos de los gobiernos?
4.
¿Esa misión de proclamar el año de
gracia no tendrá relación con la celebración del año jubilar?
5.
¿Tiene algo que ver esa misión de
Jesús con las declaraciones de los derechos humanos?
6.
¿Por otra parte, la misión confiada
a Jesús no debería ayudarnos a pensar en los deberes morales que nos competen a
las personas y a las instituciones?
7.
¿Y yo soy consciente de que el
Espíritu del Señor está también sobre mí para enviarme a dar testimonio de la
misericordia de Dios?
José-Román Flecha