JORNADA MISIONAL
El mensaje del papa Francisco para la Jornada
Misional de este año 2024 está centrado sobre la
parábola evangélica del banquete nupcial (cf. Mt 22,1-14). Tras el rechazo de los invitados, el rey dice
a sus siervos: “Salid a los cruces de los caminos e invitad a todos los que
encontréis”. Evocando esa frase, el Papa subraya tres aspectos de la misión: la
invitación, el banquete y la universalidad.
1. La misión es ir
hacia toda la humanidad para invitarla al
encuentro con Dios, que está siempre en salida al encuentro de todo hombre para
llamarlo a la felicidad de su Reino, a pesar de la indiferencia o el rechazo.
Jesús, buen pastor, buscaba a las ovejas
perdidas de Israel y deseaba llegar a las ovejas más lejanas. Y la Iglesia sale
sin cansarse o desanimarse ante las dificultades y los obstáculos, para cumplir
fielmente la misión recibida del Señor.
Por eso, todos los bautizados hemos de salir
en misión, cada uno según su propia condición, y realizar esa tarea “con gozo,
magnanimidad y benevolencia, fruto del Espíritu Santo; sin forzamiento,
coacción o proselitismo; siempre con cercanía, compasión y ternura, aspectos
que reflejan el modo de ser y de actuar de Dios”.
2. En la
parábola, el rey pide a los siervos que lleven la invitación al banquete de
bodas de su hijo. Este banquete es imagen de la salvación final en el Reino de
Dios, realizada desde ahora con la venida de Jesús.
Mientras el mundo propone los “banquetes” del
consumismo y del bienestar, de la acumulación y el individualismo, el Evangelio
llama a todos al banquete divino donde, en la comunión con Dios y con los
demás, reinan el gozo, el compartir, la justicia y la fraternidad.
Esta plenitud de vida se anticipa ya en el
banquete de la Eucaristía que la Iglesia celebra por mandato del Señor y en
memoria de él.
3. La
tercera reflexión se refiere a los destinatarios de la invitación del rey: “todos”.
En un mundo desgarrado por divisiones y conflictos, el Evangelio de Cristo es
la voz que llama a los hombres a encontrarse, a reconocerse hermanos y a gozar
de la armonía.
Los discípulos-misioneros de Cristo llevan en
su corazón la preocupación por todas las personas de cualquier condición social
o incluso moral.
Por esta razón, las colectas de la Jornada
Misional se destinan al Fondo Universal de Solidaridad que la Obra Pontificia
de la Propagación de la Fe distribuye, en nombre del Papa, para las necesidades
de todas las misiones de la Iglesia.
Por último, el papa Francisco nos exhorta a dirigir nuestra mirada a María, que obtuvo de Jesús el primer milagro, en una fiesta de bodas, en Caná de Galilea. Supliquemos su materna intercesión por la misión evangelizadora de los discípulos de Cristo.
José-Román Flecha Andrés