LOS JÓVENES Y LA PAZ
El
día 1 de enero de 1978, el papa Pablo VI, celebraba la
XI Jornada Mundial de la
Paz en la Basílica de Santa María la Mayor,
en Roma.
Según
él, con frecuencia, los que llevan a cabo las acciones violentas son personas
olvidadas, marginadas, despreciadas, personas que no son amadas o, al menos, no
se sienten amadas. Se sienten como "hijos pródigos" en esta sociedad
anónima que los ha engendrado y con frecuencia abandonado, sin valores, sin
brújula sin la estrella de Navidad.
El
Papa confiaba a María la causa de la paz en todo el mundo, y en particular en el
Líbano, víctima de las situaciones de la región que no encontraba soluciones justas.
Invitaba
a todos a aportar su contribución práctica, generosa y auténtica a la paz del
mundo, eliminando del corazón toda forma de violencia, todo sentimiento de
avasallamiento del hermano. Pero especialmente dirigía a los jóvenes siete propuestas de paz:
1- “Vosotros
tenéis esa extraordinaria capacidad de apertura y esa gozosa disponibilidad que
por desgracia a veces los adultos han olvidado o perdido.
2. También
vosotros, jóvenes y muchachos, tenéis una palabra que decir y hacer oír a los
mayores, una palabra juvenil, nueva, original.
3. Comunicad
esta palabra de paz, este "no a la violencia" con energía, con
fuerza, con la fuerza de vuestro corazón puro, de vuestros ojos límpidos, de
vuestra alegría de vivir, pero de vivir en un mundo en el que "se darán el
abrazo la justicia y la paz" (Sal 84,11).
4. En
vuestros ideales y en vuestro comportamiento dad siempre la prioridad al amor,
es decir, a la comprensión, a la benevolencia, a la solidaridad con los otros.
5. Reforzad
vuestra convicción de paz en la oración personal y comunitaria: en el diálogo y
la meditación, en los sacramentos y especialmente en el sacramento de la
Eucaristía, en el que el mismo Cristo os da la fe, la esperanza y, ante todo,
la caridad; en fin, reforzadla en la devoción filial a la Virgen María.
6. Si
vuestra convicción es sólida y firme, en todas las manifestaciones de vuestra
juventud seréis testimonios de la paz y el amor de Cristo que está en vosotros.
7. Jóvenes
y muchachos, lleváis en vosotros el porvenir del mundo y de la historia. Este
mundo será mejor, más fraterno, más justo, si ya desde ahora toda vuestra vida
está abierta a la gracia de Cristo, a los ideales de amor y de paz que os
enseña el Evangelio”.
El
papa Pablo VI ponía estos deseos e intenciones bajo la protección de María, a
la que invocó con el título de “Salus populi romani”, aludiendo al icono que se
venera en la Basílica de Santa María la Mayor.
Aquella sería su última Jornada de la Paz, puesto que murió el 6 de agosto del mismo año 1978. Pero aquel mensaje sigue siendo válido para hoy.
José-Román Flecha Andrés