SOBRE EL SENTIDO DEL PODER
En tiempo de elecciones políticas, el
creyente ha de preguntarse por el
sentido de la autoridad y del poder. En la Biblia, el poder de Dios se muestra en
la decisión de liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto con mano fuerte y
con brazo extendido. De este poder divino participan los jueces de Israel, como
Gedeón, los reyes, como David y, siglos más tarde, los hermanos Macabeos.
Pero los relatos bíblicos, mencionan la
posibilidad de un poder siniestro que convierte a Caín en un asesino y a Lamec
en un vengador. El pecado de Babel es un ejemplo de la búsqueda indebida del
poder de los hombres que pretenden ser como Dios.
Además, el pueblo de Israel hubo de sufrir
en Egipto el peso opresor del poder. Aunque los poderosos olvidaron a veces el
pasado y aplastaron a los indefensos, en Israel, la autoridad política había de
estar al servicio del pueblo.
Al gobernante israelita la “vocación de
mando” no le venía por su propia inclinación, sino por una llamada divina que
le confiaba esa misión en beneficio del pueblo de Dios. Esa misión consistía
fundamentalmente en “salvar” al pueblo. Esa salvación significaba una liberación
de los peligros que acechaban al pueblo en cada momento histórico.
Como ha resumido el padre Jesús García
Trapiello, la intervención salvadora que se esperaba de la autoridad integraba,
al menos, siete actuaciones:
• En primer lugar, había de garantizar
la seguridad del pueblo frente a las amenazas exteriores, como hicieron los jueces
y el rey David frente a los filisteos y otros enemigos.
• El gobernante había de consolidar la
unidad de la comunidad social y política, articulando instituciones que favorecieran
el buen funcionamiento del reino.
• En consecuencia, la autoridad política
había de promover siempre el bienestar material de su pueblo.
• Para ello, proyectaría las defensas de las
ciudades, las obras públicas oportunas, como el canal de agua abierto por
Ezequías, y promovería la industria y el comercio.
• Junto a la prosperidad material, el
gobernante había de promover los valores del espíritu así como la educación y
la tutela de los ideales morales y el comportamiento recto.
• A las autoridades civiles correspondía
preservar la identidad religiosa de Israel, construyendo lugares de culto,
manteniéndolos con decoro, organizando el servicio sacerdotal y, sobre todo,
procurando mantener la fidelidad religiosa a la alianza con Dios.
• Finalmente, el cometido peculiar de la
autoridad política en Israel era administrar justicia y defender a las personas
socialmente débiles.
Buenas lecciones para un tiempo en el que la autoridad política suscita tantas y tan violentas pasiones, a favor y en contra. La memoria del pasado puede orientar las visiones del futuro.
José-Román Flecha Andrés