lunes, 26 de junio de 2023

CADA DÍA SU AFÁN - 1 de julio de 2023

 

SOBRE EL SENTIDO DEL PODER

En tiempo de elecciones políticas, el creyente ha de preguntarse por el sentido de la autoridad y del poder. En la Biblia, el poder de Dios se muestra en la decisión de liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto con mano fuerte y con brazo extendido. De este poder divino participan los jueces de Israel, como Gedeón, los reyes, como David y, siglos más tarde, los hermanos Macabeos.

Pero los relatos bíblicos, mencionan la posibilidad de un poder siniestro que convierte a Caín en un asesino y a Lamec en un vengador. El pecado de Babel es un ejemplo de la búsqueda indebida del poder de los hombres que pretenden ser como Dios.  

Además, el pueblo de Israel hubo de sufrir en Egipto el peso opresor del poder. Aunque los poderosos olvidaron a veces el pasado y aplastaron a los indefensos, en Israel, la autoridad política había de estar al servicio del pueblo.

Al gobernante israelita la “vocación de mando” no le venía por su propia inclinación, sino por una llamada divina que le confiaba esa misión en beneficio del pueblo de Dios. Esa misión consistía fundamentalmente en “salvar” al pueblo. Esa salvación significaba una liberación de los peligros que acechaban al pueblo en cada momento histórico.

Como ha resumido el padre Jesús García Trapiello, la intervención salvadora que se esperaba de la autoridad integraba, al menos, siete actuaciones:

• En primer lugar, había de garantizar la seguridad del pueblo frente a las amenazas exteriores, como hicieron los jueces y el rey David frente a los filisteos y otros enemigos.

• El gobernante había de consolidar la unidad de la comunidad social y política, articulando instituciones que favorecieran el buen funcionamiento del reino.

• En consecuencia, la autoridad política había de promover siempre el bienestar material de su pueblo.

 Para ello, proyectaría las defensas de las ciudades, las obras públicas oportunas, como el canal de agua abierto por Ezequías, y promovería la industria y el comercio.

• Junto a la prosperidad material, el gobernante había de promover los valores del espíritu así como la educación y la tutela de los ideales morales y el comportamiento recto.

• A las autoridades civiles correspondía preservar la identidad religiosa de Israel, construyendo lugares de culto, manteniéndolos con decoro, organizando el servicio sacerdotal y, sobre todo, procurando mantener la fidelidad religiosa a la alianza con Dios.

• Finalmente, el cometido peculiar de la autoridad política en Israel era administrar justicia y defender a las personas socialmente débiles.

Buenas lecciones para un tiempo en el que la autoridad política suscita tantas y tan violentas pasiones, a favor y en contra. La memoria del pasado puede orientar las visiones del futuro.

                                                  José-Román Flecha Andrés