miércoles, 7 de febrero de 2018

CADA DÍA SU AFÁN 10 de febrero de 2018

                                                        
UN FUTURO COMPARTIDO
“Crear un futuro compartido en un mundo fracturado”. Ese fue el lema del encuentro del Foro Económico Mundial, reunido en Davos, Suiza, los días 23-26 de enero de este año 2018. Invitada la Santa Sede a participar en esa prestigiosa reunión, el papa Francisco envió un mensaje muy interesante.
 En primer lugar, señalaba algo tan evidente como la creciente fragmentación entre los Estados y las instituciones, favorecida por las nuevas tecnologías que han llegado a este “mundo globalizado, condicionado por intereses privados y por la ambición de beneficio a toda costa”.
Entre los nuevos problemas señalaba “el crecimiento del desempleo, el aumento de las diversas formas de pobreza, el aumento de la brecha socioeconómica y las nuevas formas de esclavitud”.
El Papa retomó su discurso al Parlamento Europeo y constató “el predominio de las cuestiones técnicas y económicas en el centro del debate político, en detrimento de una orientación antropológica auténtica”.
¿Una consecuencia de ello? “El ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que, cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo, se la descarta sin tantos reparos”.  
Pero había que mirar también al futuro. Así que el Papa recordó a los participantes en el Foro que “es esencial salvaguardar la dignidad de la persona humana”. Y añadió una referencia a la dignidad y el bienestar de la familia.   
Citando una vez más a Pablo VI, afirmó que “los modelos económicos deben respetar una ética de desarrollo integral y sostenible, basada en valores que pongan en el centro a la persona humana y sus derechos”.
Después, el Papa incluyó un serio aviso que nos afecta a todos: “No podemos permanecer en silencio ante el sufrimiento de millones de personas cuya dignidad está herida, ni podemos seguir avanzando como si la difusión de la pobreza y la injusticia no tuvieran ninguna causa”.
Nadie puede permanecer indiferente ante la cultura del descarte y ante la indiferencia que nos invade. Hay que  aumentar la calidad de la productividad, crear nuevos puestos de trabajo, respetar las leyes laborales, luchar contra la corrupción pública y privada y promover la justicia social, junto con la distribución justa y equitativa de los beneficios.
Si queremos un futuro más próspero y seguro, es necesario orientar  la brújula hacia el “verdadero Norte”, representado por los valores auténticos. “Es este el momento de tomar medidas valientes y audaces para nuestro amado planeta. Es este el momento adecuado para traducir en acción nuestra responsabilidad de contribuir al desarrollo de la humanidad”.
Una aportación tan realista como oportuna a un foro tan importante. Es de desear que estas palabras del papa Francisco no caigan en el vacío.
                                                                                  José-Román Flecha Andrés